Crónica de Paradise Lost: Por militancia
10 noviembre, 2015 10:52 am 2 ComentariosHay veces en la vida en las que conviene tirar de principios. Esos momentos en los que la razón no sirve para solucionar nada y casi es mejor acercarse al borde del precipicio y dejar que el corazón te arrastre hasta las profundidades sin remisión. Entregarse al frenesí y permitir que la locura vaya invadiendo terreno hasta dominar lo más completo del ser.
Algo similar sucede con grupos como Sisters of Mercy o Paradise Lost, que jamás destacaron por sus epatantes directos ni por una comunión descomunal con su público pero sin embargo siguen haciendo giras y el personal acude en masa a cada recital. La única explicación posible es que su trayectoria pesa mucho, quizás demasiado, y la mayoría apuesta todas sus cartas a su leyenda, a lo que han sido.
En el caso de Nick Holmes y compañía, su evolución desde el death doom de sus inicios al synth pop a lo Depeche Mode de su etapa intermedia, sin olvidar su faceta revisionista actual, valdría para escribir libros enteros. Su disco ‘Draconian Times’ es considerado una piedra angular absoluta del gothic metal y además sirvió de entrada para muchos hacia el gothic rock, post punk y otros lúgubres estilos. Todo un proceso de desenterramiento de algo que siempre estuvo ahí.
Después de ver a los de Halifax en miles de circunstancias, sabíamos de sobra que el sonido nunca ha sido su fuerte y que tampoco son de contar chistes en escena. Son sobrios en un grado extremo y en ocasiones uno se pregunta si en realidad corre sangre por sus venas o si no los dirige desde arriba un ente superior como si fueran muñecos. Es su naturaleza inmutable, los tipos serios también merecen vivir.
En un plano completamente diferente se encontraban los teloneros Lucifer, combo ocultista de ínfulas setenteras como tantos otros que pululan en el panorama, véase Orchid o los tan en boga Ghost. Pero, al igual que nos sucede especialmente con los últimos, su rollito esotérico nos parece poco menos que una pantomima, una simple excusa para hacerse los interesantes y que no los encuadren en el maremágnum del heavy rock ramplón.
Y eso que tocaban bien, estaba cuidada su puesta en escena, con una vocalista con túnica que bebía vino y bailaba como en un aquelarre, riffs a lo Black Sabbath o Cathedral, y cierto misticismo en la estela del primer Ozzy Osbourne. Sus composiciones empero tampoco nos cambiaron la vida, menos todavía su apelación final a “vernos en el otro lado”. En materia de procesiones, ritos y demás, nos tomamos más en serio a gente del calibre de Mercyful Fate o Fields Of The Nephilim.
Ante un recinto rebosante hasta la bandera, Paradise Lost dejaron claro desde el comienzo que no eran la alegría de la huerta, y eso que aquella noche el voceras Nick Holmes andaba simpático, bromeaba con la peña y hasta en algunos momentos se le podía escuchar nítidamente sin perderse en la maraña instrumental, algo inaudito en sus shows.
Siguiendo el guión preestablecido de la gira iniciaron la descarga con “No Hope In Sight”, primera muestra del exhaustivo repaso al que sometieron a su último largo ‘The Plague Within’ con hasta siete temas, una cifra exagerada a todas luces por muy decente que sea su nuevo material. No tardaron en echar la obligada vista atrás en “Widow”, del ‘Icon’, y “The Painless”, del ‘Gothic’, con coros pregrabados que no desentonaban en su actual tendencia revisionista. Es muy de agradecer que se acuerden de épocas pretéritas, aunque eso de limitar la memoria a una única pieza de cada álbum no sé si verdaderamente sacia el ansia o, por el contrario, lo que se acaba fomentando es el calentón injustificado. Que cada cual controle su libido.
Lo primero que verdaderamente nos puso como una moto fue el recuerdo a su etapa electrónica con “Erased”, un auténtico llenapistas en ambientes góticos y metaleros. Y la melancolía pesarosa de “Praise Lamented Shade” tampoco nos desagradó en absoluto, con un Nick Holmes muy inspirado en el aspecto vocal, tanto que hasta parecía que se encontraba en una constelación aparte, un ensimismamiento que solo rompía entre canción y canción para soltar algún chascarrillo como preguntar quién estaba bebiendo y asegurar después que eso era “un buen comienzo”.
Muy profética nos resultó “Victim of the Past” para definir los problemas de los ingleses para configurar un repertorio justo, sensato y que contente al máximo de seguidores posible, tarea titánica donde las haya. Con esa cartilla de razonamiento impuesta a cada uno de sus discos antiguos, de su laureado ‘Draconian Times’ únicamente se acordaron de “Enchantment”, el corte que lo abría y que pareció despertar de inmediato de su letargo a los fieles.
Anunciaron entonces que tocarían “la más rápida y la más lenta” del último álbum y Holmes dijo que si a alguien le apetecía “hacer mosh” que no se cortara. Pero no caería esa breva, el respetable de abajo se antojaba tan estático como los músicos de arriba, que hicieron gala de su frialdad habitual con idéntico entusiasmo al que mostrarían ensayando en el salón de su casa.
El clásico “As I Die” fue otra de las puntas de lanza de un repertorio bastante discutible con excesiva preponderancia de su material reciente. No nos libramos de esta peculiar plaga ni siquiera en los bises con “Return To The Sun” y “An Eternity Of Lies”, aunque tuvieron la decencia de acordarse de “Faith Divide Us - Death Unite Us”, todo un temazo de su época contemporánea, y “Say Just Words”, un guiño aislado a aquel controvertido ‘One Second’ que a día de hoy todavía provoca sarpullidos.
Otro aspecto para criticar es que cobren casi 30 pavos y no alcancen siquiera la hora y media sobre las tablas, aunque la verdad es que nunca lo han hecho. Y respecto al hecho de que se muevan menos que el portero de un futbolín, a un servidor tampoco le molesta mucho, es otra constante de sus recitales, una pose antisistema necesaria en una sociedad que exige saludar siempre a todo el mundo o ser simpáticos las 24 horas del día. Ahí es donde conviene sacar a relucir la militancia, pese a que en su caso su repertorio sea como las opiniones y los culos. Cada cual tendría el suyo propio.
Texto: Alfredo Villaescusa
Fotos: Marina Rouan
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2 comentarios
Quizás cobren de entrada 30 talegos y no lleguen a la hora y media pero PARADISE LOST siempre da el callo en escena con esos temazos del mejor rock gótico. También LUCIFER a su manera dieron un gran recital según he leído!!!
Después de seguirles desde su primer disco hasta el último, pasando por casi todas las etapas de mi vida, por unas cosas o por otras no había podido verles en directo, y el viernes pasado estuve en primera fila viéndoles en Madrid. No me decepcionaron para nada. Son unos tíos serios que tocan temas serios, hasta Nick se define como tipo normal tirando a aburrido. Que hayan pasado por etapas más death o más Depeche Mode a mí personalmente me encanta, experimentan sin miedo y si siguen llenando salas después de tantos años por algo será 😉