Crónica de Nacho Vegas: Levantar el puño o cortarse las venas

26 enero, 2016 3:31 pm Publicado por  Deja tus comentarios

La Rivera, Madrid

Hay veces en las que es necesario tomar partido. Dejarse de medias tintas y expresar la opinión sin ambages ni intermediarios de ningún tipo. Lanzar un ladrillo a la cabeza, zas, y no esconder la mano sino plantarse orgulloso en un pedestal a modo de ejemplo. Aquí estoy yo y mi circunstancia, que diría Ortega y Gasset.

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Algo parecido a eso hizo el cantautor asturiano Nacho Vegas hace pocos días en su actuación en el Palau de la Música de Barcelona cuando le “sugirieron” eliminar de su espectáculo un vídeo en el que se criticaba a los bancos. Daba la casualidad de que se encontraba en un festival patrocinado por una popular entidad bancaria, por lo que hubo tira y afloja entre gerifaltes y el propio artista, que se negaba a tocar ante tan escandaloso intento de censura. Al final algún directivo razonable cedió y no llegó la sangre al río. O quizás sí. Porque Nacho terminó mostrando en escena las principales reivindicaciones de la Plataforma Anti Desahucios y levantando el puño en alto al grito de “Sí se puede”. Una troleada épica.

Con tan glorioso incidente en la memoria, se presentó el bardo de Gijón en la capital del Estado inmerso en su lado más comprometido, aparcando por un momento el malditismo de antaño y cediendo el protagonismo a su reciente EP ‘Canciones Populistas’ y otras piezas en una línea similar en las que “se le ve el plumero”, como gritó alguien con cierta sorna desde el respetable.

Al igual que en Barna hace un par de días, comenzó acordándose de los que pueden perder su casa en cualquier momento con “Canción para la PAH” y su Coro Nacional Antifascista que realzaba la pieza hasta alcanzar proporciones de himno del calibre de “La Internacional”. Retumbó con la solemnidad de un mitin comunista aquello de “Y gritarles a los poderosos mientras haya un desahucio más”.

Lo cierto es que el moderneo no ha digerido demasiado bien su reconversión política iniciada con su álbum ‘Resituación’ y muchos le acusan de haber bajado el nivel compositivo, pese a que su faceta actual nada tenga que ver con la decadencia pasada. Un hecho que se reflejó en la composición del propio respetable, con gente que te podrías encontrar en un concierto de Extremoduro conviviendo sin aspavientos con el gafapastismo habitual de sus saraos.

Debido a esos horarios intempestivos madrileños, nos perdimos muy a nuestro pesar a la cantautora alemana apadrinada por el protagonista de la velada Fee Reega, por lo que, para cuando llegamos, Nacho Vegas tenía ya a punto de caramelo a una sala abarrotada que había colgado el cartel de entradas agotadas, para no perder la tradición en la capital en los últimos tiempos. Su indiscutible tirón queda fuera de toda duda.

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Al igual que en Barna hace un par de días, comenzó acordándose de los que pueden perder su casa en cualquier momento con “Canción para la PAH” y su Coro Nacional Antifascista que realzaba la pieza hasta alcanzar proporciones de himno del calibre de “La Internacional”. Retumbó con la solemnidad de un mitin comunista aquello de “Y gritarles a los poderosos mientras haya un desahucio más”.

¡Puxa Asturies!”, se escuchó desde la multitud, a lo que el aludido respondió: “¡Puxa Asturies libertaria y socialista!”. El entusiasmo del personal siguió in crescendo con “Ciudad Vampira”, donde el estribillo fue coreado por la muchedumbre.

Fue un concierto más de coleta que de melena.

Censuró entonces el papel de los medios de comunicación que se preocupan más por los “pactos de Pedro Sánchez con las Tortugas Ninja” y dedicó “Runrún” a los “compañeros” detenidos del edificio okupado Patio Maravillas, a la par que alertó del drama de los refugiados “por culpa de fronteras que protegen privilegios”. En ese contexto reivindicativo encajó como un guante el ácido sarcasmo de “Ámenme, soy un liberal”, adaptación al castellano del viejo tema de Phil Ochs “Love Me, I’m A Liberal”. No puedo dejar de mencionar al respecto impagables estrofas como “Al menos no estamos en Cuba, aquí hay libertad de elección, yo puedo elegir libremente la carcasa de mi flamante Smartphone”.

Y recordó melodías tradicionales de su tierra, en concreto de la zona de Llanes, en ese lamento deudor de Leonard Cohen llamado “Taberneros”. Sorprendió que rescatase “Déjame vivir con alegría” del dúo Vainica Doble, quizás debido a que una de sus componentes falleció hace no demasiados meses, y en “Mi novio es bobo” volvió a salir, como era de esperar, su compi Fee Reega, ataviada con vestido brillante de fiesta para rememorar las entrañables escenas del vídeo oficial. A la alemana al principio se le olvidó parte de la letra y Nacho le tuvo que echar un capote antes de fundirse en un abrazo y constatar ese buen rollo existente entre ellos.

Las pullas a la clase política no disminuyeron y en un descanso el bajista amagó con la melodía del PP, que fue abucheada al instante por la audiencia antes de que Nacho bromeara acerca de ello al decir “Maravillosa melodía, me entran ganas de hacer un volquete de putas”, en relación a los gustos modestos de los imputados por la Trama Púnica en la Comunidad de Madrid.

Sin esconder la ideología, “La vida manca” sirvió para que se explayara a la guitarra Joseba Irazoki, uno de los grandes nombres de esa espectacular banda de acompañamiento en la que también se encuentran Abraham Boba y Luis Rodríguez de León Benavente. Por fin se acordó de la pretérita faceta trágica de su repertorio con el vodevil siniestro a lo Nick Cave “Gang-Bang” y “Nuevos planes, idénticas estrategias”, en la que abandonó su habitual posición estática para erigirse en crooner maldito en la estela de Corcobado elevando la voz y señalando a la luna del exterior. Magistral.

Las pullas a la clase política no disminuyeron y en un descanso el bajista amagó con la melodía del PP, que fue abucheada al instante por la audiencia antes de que Nacho bromeara acerca de ello al decir “Maravillosa melodía, me entran ganas de hacer un volquete de putas”, en relación a los gustos modestos de los imputados por la Trama Púnica en la Comunidad de Madrid.

La cloaca socialista tampoco se libró con esas impagables camisetas “anti progres” que se vendían en el merchandising.

Con un cancionero tan militante no desentonó “Cómo hacer crac”, quizás el corte que inauguró esa senda apegada a la actualidad y que en su actuación en el Teatro Lara hace unos años definió como “un himno de las radios libres”. Siguiendo una de sus costumbres, reservó para despedirse “La gran broma final”, tan amarga y desgarradora como siempre.

Y para los bises recurrió a la nostálgica “Luz de agosto en Gijón” antes del aire de canción protesta de “Vinu, Cantares y Amor”, que levantó un mar de puños en alto. Menos mal que no cayó en el olvido el manifiesto de malditismo “El hombre que casi conoció a Michi Panero”, con la letra entonada por el personal de principio a fin. Un colofón canalla a una encendida arenga.

En resumen, fue un concierto más de coleta que de melena, basculando en ocasiones entre levantar el puño o cortarse las venas. El orden de prioridades ha cambiado, como deja bien claro en las iniciales estrofas de “Canción Para la PAH”. Se acabó hablar de amaneceres, ocasos, amores arrebatadores y demás mandangas. “¿Qué importancia tiene todo eso mientras haya un desahucio más?”.

Texto y fotos: Alfredo Villaescusa

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Esta entrada fue escrita por Redacción

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