Crónica de Alter Bridge + Living Colour: Himnos buenrollistas

7 noviembre, 2016 4:23 pm Publicado por  2 Comentarios

Santana 27, Bilbao.

De un tiempo a esta parte hay una constante demonización en redes sociales de los llamados “haters” o “trolls”, esos tipos que parece que supuran bilis en cada comentario y suponen una intolerable amenaza al orden establecido y políticamente correcto. Debería matizarse, no obstante, este concepto, pues no es lo mismo los descerebrados sin otro propósito que joder al personal que aquellos conscientes de este comportamiento subversivo que únicamente buscan levantar ampollas en una sociedad hipócrita que se escandaliza de cualquier cosa excepto de lo verdaderamente importante.

Y a veces en la vida se hace necesario escoger bandos, quedarse con los timoratos de la eterna sonrisa o abrazar el pozo sin fondo de los descontentos con espíritu crítico, no tan cómodo ni agradable como la primera opción.

Es evidente que los norteamericanos Alter Bridge entrarían de cabeza en la categoría de los felices encantados de haberse conocido con su post grunge vitalista de buenos sentimientos y mensajes positivos que satisfarían hasta a una abuelita. Unos yernos perfectos con los que a cualquier familia decente se le caería la baba y no tardarían en soltar aquello de “A ver si los traes más a menudo”.

Quizás por ello la sala Santana 27 rebosó hasta los topes y colgó el cartel de entradas agotadas como si hubiera asistido una nutrida parentela a una boda, con muchas chicas y “demasiada gente normal”, según nos dijo una conocida. Pocas veces recordamos un ambiente tan agobiante en el que para gozar de una mínima distancia de seguridad había que situarse casi al lado del baño. Qué diferencia con el panorama desolador que se encontraron en el mismo recinto los suecos Pain hace escasos días.

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Living Colour

Por motivos laborales, no alcanzamos a llegar para los neozelandeses Like A Storm, pero las caras del paisanaje no parecían muy halagüeñas y, por lo que nos comentaron, algunos no entendían muy bien su presencia en el cartel. Bastante más fuste tuvieron los míticos Living Colour, con una trayectoria más que constatada y cuyos méritos propios valdrían incluso para encabezar la noche, pero ya sabemos que siempre prima el punto de vista comercial en este aspecto. Lo cual no impidió para que legaran un recital mayúsculo de hard rock con toques funk, con su coloso vocalista Corey Glover sobresaliendo al abarcar insólitos registros desde estridentes falsetes hasta guturales sin despeinarse, rodeado además por la competencia instrumental apabullante de sus compis. Toda una lección magistral de esas de tomar apuntes que acabó con su emblema “Cult Of Personality”.

Hacía tiempo que Alter Bridge no se dejaban caer por estos lares y eso se notó en una afición con un grado de entusiasmo sumo que se sabía muchas de las canciones de principio a fin. Los ánimos se desbordaron bien temprano con “Show Me A Leader”, cuyos “ohhh ohhh” del estribillo atronaron con una nitidez sobrecogedora. Pocas veces hemos visto ese nivel de entrega que rozaba la divinidad.

Lo cierto es que Myles Kennedy y compañía se lo curran mucho en las distancias cortas, de hecho, muchos por esta zona todavía se acuerdan del paso del vocalista estadounidense por el festival Azkena acompañando a Slash hará unos añitos. La teoría de la hormiguita ha funcionado desde luego con este combo, han logrado amasar una considerable cantidad de seguidores a lo largo de su reciente carrera, pues no recordamos semejante afluencia de humanidad en su anterior visita.

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Alter Bridge

Bascularon de manera adecuada el repertorio, sin cebarse en exceso con su último lanzamiento ‘The Last Hero’ y reservando espacio para temas ya clásicos del calibre de “Before Tomorrow Comes” o “Ghost of Days Gone By”. Ofrecieron primicias en directo, caso de “The Other Side” o “Crows On A Wire”, que a buen seguro en un futuro ocuparán un lugar fijo en sus shows, aunque al final lo que tocaran daba igual, el entusiasmo no disminuía un ápice.

Lo malo que tenían es que a veces su excesivo buenrollismo se tornaba un tanto insoportable, la antaño melancolía del sonido Seattle, al que remitieron en varias piezas, se había transformado en una suerte de sonido amable y comercial que encantaría lo mismo al cuñado que le gusta el rock que al metalero que tiene sus momentos moñas y saca a la parienta a pasear en conciertos como este, muy de agarrarse y susurrar al oído: “Esta sí que es bonita, cariño”.

Al margen de fobias personales, apenas mácula se le puede achacar al bolo de los de Florida, ni siquiera hubo momentos ombliguistas para despotricar e incluso moló cuando el guitarrista Mark Tremonti tomó el micro en “Waters Rising” con un más que aceptable resultado. Y Myles contó también con su instante de gloria absoluta al colgarse la acústica e interpretar en solitario un “Watch Over You” en el que las gargantas se elevaron hasta el infinito. Impresionante, casi ni se le oía a Kennedy.

“Blackbird” y “Metalingus” sirvieron para que se retiraran con el pabellón por las nubes, seguramente alucinando por la espectacular recepción que se encontraron por tierras vascas. Las voces exigiendo su regreso no tardaron en hacerse notar y complacieron a la peña al retornar añadiendo riffs contundentes al popular y verbenero “oe oe” antes de su positivista “Rise Today”, con la muchedumbre desgañitándose en ese pegadizo estribillo a lo Pearl Jam. ¿Grunge alegre? ¿En qué clase de mundo vivimos?

Finiquitaron su impecable sesión con “Isolation”, una de las pocas representantes de ‘AB III’, su mejor disco en nuestra opinión. Definitivamente enganchaban más cuando cedían a sus impulsos oscuros y no escatimaban en garra. Y como en las cenas familiares, Myles no se despidió sin acercarse a dar la mano y hablar un poco con el personal. Qué chico más majo, diría nuestra madre.

En definitiva, fue un festín de himnos buenrollistas de esos de ponerse a leer la Biblia y agradecer a Dios por estar vivo. No discutimos en absoluto su tremenda solvencia a las tablas ni su sobresaliente capacidad para conectar con ese amplio espectro que va desde el hard rock al metal, pero nosotros estamos en el bando de los tristes, el de The Cure y The Smiths.

Texto: Alfredo Villaescusa
Fotos: Marina Rouan

Redacción
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2 comentarios

  • Carlos “Karl” Alcázar dice:

    "Saca a la parienta a pasear en conciertos como este", olé y olé, quien haya escrito esto, se ha lucido... Creo que la riqueza de la música es disfrutar de Alter Bridge, Amaral, Saratoga o Venom por (casi) igual. Mientras no se derriben esas barreras, seguiremos con los mismos debates.

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