Roadrunner
7/10
Los canadienses sacaron a la luz su cuarto álbum de estudio repitiendo con el productor Howard Benson (Papa Roach, Seether, Hoobastank), con quien ya grabaron ‘Gasoline’ en 2005 y ‘Scars & Souvenirs’ en 2008.
El primer single de este último trabajo lo podemos encontrar nada más apretar el play. “Lowlife” posee un comienzo muy “musero”, tintado con el rock característico de sus predecesores trabajos y con un estribillo efectivo. Tras él, la animada y pegadiza “Bitch Came Back” convertirá el segundo corte del disco en un himno de la banda sin lugar a dudas.
Una de esas típicas canciones con gancho desde el comienzo es la que da nombre al álbum. Un estribillo más que coreable la convierten de inmediato en candidata para próximo single. En la misma dirección está “Head Above Water”, igual de contagiosa, acercándose a grupos como Saving Abel.
Quizás sufran la losa de ser una copia de Nickelback, pero les está yendo bien con su rock comercial, siempre generando buen rollo, así que... ¿para qué van a cambiar?
Musicalmente hablando, las líneas generales del disco va por el mismo sendero a excepción de “Drag Me To Hell”, la más cañera, con un riff poderoso de guitarra y batería a lo Queen Of The Stone Age.
“Out Of My Head” y “What Was I Thinking” mantienen una base acústica al principio junto a la voz rasgada de Tyler Connolly, que va evolucionando hasta el rock radiofónico que tan bien saben hacer.
La edición especial contiene dos temas acústicos y algún bonus track con Robin Diaz (“Villain”, “Does It Really Matters” y “Better Of Worse”) a la batería, quien ha colaborado, entre otros, con Three Doors Down o el propio Chad Kroeger de Nickelback.
Creo que estamos ante el mejor trabajo que han editado hasta la fecha. Si no los has escuchado y te gustan grupos del palo de Hinder, Three Days Grace o Seether, no te defraudarán.
Alejandro Rico
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