Effe

Tras la tormenta

Rock Estatal Records (2017)

Por: Manu Gamarra

8

A veces uno se llena de rabia e indignación cuando comprueba que ciertos estilos “musicales” triunfan en su país dejando en la cuneta a los verdaderos currantes de este oficio. Ojalá se haga una excepción con discos como este ‘Tras la tormenta’ de Effe.

Lo mismo debió pensar el tridente navarro formado por Kolibrí y Kutxi Romero, ambos componentes de Marea, y El Drogas, y por ello se han prestado a la causa de intentar sacar adelante el proyecto de Fabián Navarrete, cuyas letras están a la altura de muchos de los grandes de nuestra escena. De los verdaderos grandes. Los currantes. El primero de ellos, como productor del disco y ayudando en las guitarras. Los otros dos aportando sus más que reconocidas voces (comienzan a ser innumerables las colaboraciones de Kutxi con otros grupos de nuestra escena).

El segundo larga duración de la banda turolense, cuatro años después de su ya lejano debut con ‘Cuentos de invierno’, te engancha desde el primer momento con una muy pegadiza “Resurrección”, de esas canciones que te impiden dejar quieto el pie mientras suena la música. La cosa no decae con el segundo tema, “Me muero”, ni mucho menos con los dos siguientes, “Por hacerle reír” y “Era el mar”, mi favorita de todo el disco. Una auténtica letraza, de esas que parecen llevar una historia detrás y cuya autoría podría cualquiera adjudicar, por poner un ejemplo, al gran Vito de Sínkope o al mismo Kutxi. Casi nada.

El propio líder de Marea es quién cede su voz en “A la sombra de una encina”, quizás la canción que más está catapultando ‘Tras la tormenta’. Una intro tranquilita de minuto y medio que acaba rompiendo con la voz de Kutxi Romero al más puro estilo “Corazón de mimbre” (ejem), nuevamente con letraza y estribillo altamente pegadizo. Canción en la que, al contrario que en la mayoría de colaboraciones en las que se suelen unir las voces en los estribillos, cantan primero cada uno por separado su respectiva parte para unirse más tarde en la tercera y cuarta repetición del estribillo, que cierra la canción. Con “Eterna tranquila y formal” se meten en un rollo muy rockabilly para dejar claro que la música se antepone a cualquier otra cosa en sus vidas y así llegar al ecuador del disco.

A partir de este momento el álbum pierde, a mi juicio, algo de fuelle en comparación con su primera mitad, si bien cabe destacar los dos últimos temas: la crítica “Cabe ya”, por la colaboración de nada más y nada menos que El Drogas, y “Cachorro”, una acústica que arranca tras dos minutos de silencio y en la que la voz de Fabián se escucha en su formato más puro.

Con apenas unos meses de vida y de la mano de Rock Estatal, el nombre de Effe cada está en boca de más gente. Rock urbano a su manera y letras muy profundas para comenzar a posicionarse como candidato serio a ser parte del relevo generacional de nuestro rock.

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