La Máscara: Recordando una de las historias más misteriosas de nuestro rock
Blog: Mariano Muniesa
7 abril, 2020 10:17 pm 5 ComentariosMás de 20 años antes de que aparecieran fenómenos como los de Slipknot o Ghost, a mediados de los 80, nuestra revista presentó en exclusiva a “La Máscara”, un proyecto de supergrupo con pretensiones de revolucionar toda la escena y el concepto de los conciertos de rock en España en aquella década. Pocas veces se ha investigado en cómo fue la historia de La Máscara más allá de la rumorología sobre la verdadera identidad del guitarrista oculto tras esa máscara, así que Mariano Muniesa, para que conozcáis más y mejor como fue aquella divertida y original aventura, entrevistó al que fue su manager e impulsor del proyecto, Javier García Pelayo y a El Pirata, que sacó a la luz el único tema que se editó del proyecto en uno de los álbumes recopilatorios de su programa de radio.
Tal y como explicó el propio Mariskal Romero en el número de la revista al que hacemos mención, “El Enmascarado”, o “La Máscara”, se presentó en una fiesta en un conocido pub madrileño de aquella época, allá por el verano de 1985 y nuestra Heavy Rock (ahora La Heavy) tuvo la exclusiva de asistir a la presentación de este singular personaje. Este es un extracto de lo que escribió Mariskal.
“A la una de la madrugada hacía su entrada en el local, ante la sorpresa de la parroquia, el legendario Javier García Pelayo con una tía tan maciza como muestran las fotos y un “gorila” tan asustante como se puede ver en la gráfica, trayendo de la mano a “La Máscara”. El “Piri” y yo por poco nos morimos del susto, ajenos a la que nos había preparado el manager sevillano. “La Máscara” no habla, solo toca. Después de casi una hora de preguntar cosas y de intentar descubrir quien podía ser el personaje, nos hundimos en un mar de confusiones. Pelayo solo repite que lo conoció en una fiesta, que el tío puede ser un extraterrestre o el espíritu de algún guitarrista muerto”.
“La Máscara” iba a ser en efecto, el protagonista de un proyecto de grupo muy ambicioso ideado por el manager Javier García Pelayo, que se implicó muchísimo en esta idea, según nos explica el propio Javier en la conversación que mantuvimos con él. “La Máscara” era todo un personaje, que de hecho nunca se quitaba la máscara, tanto que cuando iba a ensayar a los locales de Tablada, muchos de los músicos que empezaban a oír hablar de él entraban en su local con cualquier pretexto, pedir un cigarrillo, o sí les sobraba una púa, lo que fuera, para ver si el tío ensayaba con máscara o no. Y recuerdo que durante algún tiempo la batería que usamos, no me acuerdo ahora porque motivo o que problema surgió, era de “El Muelle”, aquel personaje que se hizo tan famoso como grafitero. Nos la prestó, y Ramiro tocó con ella varias veces”.
La banda se completó con Ramiro Penas, de Leño, en la batería, como guitarrista de acompañamiento estuvo Iván García Pelayo, sobrino de Javier y como cantante la propia mujer del mánager, Rosa Ávila. Mariskal habló en su reportaje de que en el grupo iban a entrar Ángel y Diego Ruiz, los hermanos en torno a los que se formó el legendario grupo pionero del heavy metal en nuestro país, los sevillanos Storm, pero al final no se produjo esa incorporación a ese proyecto. “Es verdad que pensé en ellos en aquel momento, porque en esa época Storm se habían separado y los hermanos Ruiz estaban tocando en orquestas, lo que ocurre es que no era fácil, nosotros estábamos en Madrid, ellos en Sevilla, y ahora que lo pienso, habría sido cojonudo que hubieran estado en el grupo, pero no resultó viable”.
En cualquier caso, Javier García Pelayo, como hemos mencionado al comienzo, tenía planes muy ambiciosos para este proyecto, y cuando hablamos con él, nos transmite el entusiasmo y todos los planes que soñaba con poder llevar a cabo. “Yo quería convertir los shows de La Máscara en el espectáculo más grande que se hubiera hecho en el rock de este país, y se me ocurrieron cosas que si las hubiéramos podido montar, habríamos hecho historia. Fíjate que yo llegué a contactar en Estados Unidos con el último artista circense que había hecho el número del hombre bala, el único que quedaba, que además era hispano y me dijo que por él encantado, que por supuesto que venía con su cañon y me montaba el número dentro del concierto de La Máscara. La idea que yo tenía era, pensando lógicamente en un escenario grande, tipo festival de verano, colocar el cañón al lado de la mesa de sonido, que empezara el concierto a oscuras, disparar el cañón para que el hombre bala cayera sobre el escenario y en ese momento cambiarlo por La Máscara, como si La Máscara fuera el hombre bala apareciendo en escena tras la explosión. Imagínate lo que hubiera sido eso".
"Otra cosa que intenté, pero no conseguí llegar a hablar con él, fue contratar al gran mago David Copperfield, para que repitiera ese tipo de truco tan famoso que hizo alguna vez de hacer desaparecer la Torre Eiffel o la Estatua de la Libertad, en este caso haciendo desaparecer en un momento determinado el escenario, y que la gente siguiera escuchando al grupo tocar, pero sin ver el escenario. Y muchas cosas más, con trapecistas por encima del escenario, algo como lo que es ahora el Circo del Sol, pero a mediados de los 80. Estaba firmemente convencido de que con La Máscara se podían hacer cosas alucinantes. Fíjate hasta qué punto creía en este proyecto que monté en Sevilla un festival que se llamó “Andalucía Abierta” en el que aunque metí a más 20 grupos distintos, lo organicé pensando en que La Máscara se presentara en un festival a lo grande, que hasta me lo iba a grabar y filmar Televisión Española, ya que entonces aún no existía Canal Sur, pero resulta que el director de TVE en Andalucía dimitió poco antes de montar el festival, y entonces el Ayuntamiento de Sevilla me dejó en la estacada porque me dijo que si no había televisión entonces ellos no entraban, en fin, que todo se complicó mucho, y aunque no salió todo lo bien que yo quería, lo conseguí sacar adelante. Hasta estudié con un importante abogado del mundo de las compañías de discos, Miguel Pérez Solís, sacar a “La Máscara” a la bolsa. Sí, como lo oyes, que fuera un valor bursátil en el que la gente pudiera invertir”.
No obstante, a pesar de que Javier García Pelayo puso toda la carne en el asador, el proyecto se quedó en una intentona fallida en gran parte. De hecho, no existieron negociaciones con ninguna compañía discográfica en aquel momento a pesar de lo que narraba Mariskal en su artículo y de hecho lo único que La Máscara grabó fue un ensayo realizado durante una prueba de sonido en un concierto de presentación que se hizo en la mítica sala “En Vivo” de Fuenlabrada, cuya programación llevaba otro grande de los conciertos en Madrid, Ramón del Precinto. Incluso su repertorio se basaba en gran medida, según recordaba García Pelayo, en adaptaciones musicales de textos sacados de la clásica antología ‘Las mil mejores poesías de la lengua castellana’. Las cintas de ese ensayo se perdieron en parte –el propio García- Pelayo asegura que no las conserva- aunque otra parte llegó a manos de El Pirata, que usó como una de las sintonías de su programa durante un tiempo una de esas grabaciones, e incluso llegó a meter un tema de La Máscara, “New York”, en un recopilatorio que él dirigió y coordinó para el sello Desobediencia, ‘Destrozando el olvido’ en 2002.
El Pirata: “Cuando hice el recopilatorio, escuchando el tema en el estudio, recuerdo muy bien que aquello desprendía verdadera magia, había mucha calidad musical ahí. Del concierto de la Sala En Vivo del 87, tengo que decir que a pesar de que no solamente yo, sino todos los medios lo apoyamos mucho, y que el concierto fue muy bueno, la verdad es que fue muy poca gente. Yo creo que a partir de ahí la cosa se fue desinflando y me contó el propio García Pelayo que un día, simplemente le mandó la máscara con un taxi. Y ahí se acabó la película”.
“Sí, así es como pasó. Fue después de un concierto que hicimos en Sevilla que salió muy mal, técnicamente tuvo muchos problemas con su guitarra” –relata Javier García Pelayo- “al terminar tuvimos una bronca de las buenas y entonces cogió un taxi y se fue. Y ya no volvió a aparecer”.
“La verdad es que aquella historia de La Máscara fue muy divertida” – recuerda El Pirata – “sobre todo el día de la famosa presentación en el Bwana que publicásteis en La Heavy, con el mazas aquel y la chica, que era guapísima, nos reimos un huevo esa noche. Y luego, claro, estaba el rollo de lo de Eduardo Bort, que apareció en el Bwana como a la media hora de haberse ido el máscara en plan: “¡Hola! ¿qué haceis por aquí…? ¡Ah! ¿un guitarrista enmascarado? Que curioso, me hubiera gustado verlo”. Y claro, había bastante cachondeo con eso”.
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5 comentarios
Menuda anécdota hacia este personaje y su banda.
No se pero poner una foto de un tío con una máscara de lucha mexicana y presentarlo como algo que iba a revolucionar el panorama musical hace casi 40 años me parece algo parecido a vender crece pelo. Vamos que parece más un diálogo de Estela Reynolds en la que se avecina (Sólo falta la mano negra).
Interesante anécdota del histórico Jim Carrey antes de darse a conocer en la gran pantalla, y gran amante del metal dicho sea de paso.