Entrevistas |Jose Andrëa (Jose Andrëa & Uróboros)
«Me encuentro emocionalmente mejor que nunca, que es lo más importante para la voz»
Por: Jason Cenador
Ha sido, es y será una de las figuras más representativas del heavy metal en castellano, una de las voces más aclamadas de la historia de una escena cuya cumbre vuelve a demandar por méritos propios en ‘Bienvenidos al Medievo’. José Andrëa, en plena forma, charla amenamente con Jason Cenador acerca del tercer álbum de José Andrëa y Uróboros en una conversación en la que su pasado con Mägo de Oz y el futuro lejos de la banda que abandonó hace ocho años no eclipsan un presente ante el que se muestra más entusiasmado que nunca.
El cariz contestatario de las letras de este disco es más que palpable en muchas canciones. ¿La coyuntura social es tu principal fuente de inspiración a la hora de escribir?
“Sí, es sencillamente un estado de rabia que nos está invadiendo a todos los ciudadanos, seas de donde seas. Te das cuenta de que nos están tomando el pelo por todos lados. Te ponen bombas de humo para distraer tu atención y que no pienses en los problemas reales de la gente, en que no puedes formar una familia, no puedes tener una compaginación de tu vida laboral con tu vida familiar, estamos en una dictadura encubierta, todo tiene que estar completamente cogido por lo políticamente correcto… Yo me acuerdo de que en los años ochenta era todo mucho más libre, desenfadado y natural; ahora no puedes decir una palabra sin que nadie se sienta ofendido. Me parece que estamos en un retroceso brutal en el que nos coartan nuestra forma de pensar. Nos están diciendo por activa y por pasiva cómo tenemos que pensar, cómo tenemos que comportarnos y, por supuesto, nos toman el pelo mientras ellos se lo llevan muerto y dicen que se preocupan por nuestro bienestar mientras no lo hacen para nada. No te puedes salir del camino que te marcan los medios de comunicación durante las 24 horas del día; si te sales de ahí, o eres esto o eres lo otro. Además, ahora para manifestarte parece que tienes que ir con traje y corbata. ¿Dónde se ha visto que puedan detenerte sin mediar palabra, sin que hayas hecho nada? Dicen que estamos en un Estado de derecho y libertad… ¡los cojones treinta y tres!”
En estos días se está celebrando un juicio contra los presos catalanes en el que los derechos civiles y políticos de la ciudadanía parecen en riesgo.
“Eso es otra cortina de humo para que no pienses en que, en realidad, lo que te están quitando es educación, sanidad, investigación… Luego nos tendrán con esta patraña de juicio un año y mientras tanto, nos estarán quitando por otro lado lo que realmente nos importa, que es nuestro pan. Después no pasará nada, los condenarán, los indultarán… y estos seguirán en el poder robando el tres por ciento y los otros, robando lo que quieran por otro lado”.
Inaugura el disco “Matar al rey”, una canción un tanto arriesgada teniendo en cuenta cómo está el patio. ¿Se te ha pasado por la cabeza que te pudiera causar problemas legales?
“Pues mira, aquí estoy si vienen a por mí. Es increíble. Yo me acuerdo una letra de Albert Plá que decía: “Me cago en las patrias putas, en las monarquías y en la sangre azul”. Eso lo sacó a finales de los ochenta y no pasó absolutamente nada. Ahora, si a mí me dicen algo por la letra de “Matar al rey” es que me voy de este país, porque ya es de risa”.
¿Se puede considerar el tema un guiño al “Kill the King” de Rainbow?
“Sí, por supuesto. En un principio teníamos el estribillo, en el que encajaba muy bien lo de “matar al rey”. Ya de coña, dijimos: “Joder, tío, vamos a hacerles un guiño a Rainbow con “Kill the King””, y José Rubio hizo el arreglo en el riff. Es un pequeño tributo a una de las bandas más grandes que ha habido para mí, que ha sido Rainbow con Dio”.
El hard rock más elaborado de grupos como los propios Rainbow o Deep Purple sigue siendo el espejo en el que parecéis miraros con frecuencia. ¿Cómo lo actualizáis?
“No es una cosa deliberada, vas componiendo y te van saliendo las cosas. Ten en cuenta que la época que más le marca a una persona es la que va desde los 15 hasta los 25 o 30 años. Es cuando más mama, aprende y se enriquece, y ya se queda ahí para toda la vida. “Malaestrella”, por ejemplo, me recuerda a Survivor, Foreigner o Rainbow con Joe Lynn Turner. Cada uno da su aporte personal a la hora de componer, aunque cada canción tenga su carácter. Chino es de un rock más fusionado incluso con estilos de jazz, Kiskilla es una coctelera de absolutamente todo, Peri está más en la onda Dream Theater, es más cañero progresivo; Rubio es un heavy hardrockero, un Malmsteen; yo también tengo una amalgama de todos esos estilos… Todo eso se plasma en nuestra coctelera y nos salen las canciones que salen gracias a nuestras influencias. Veo nuestra música como la de todas las bandas que hemos nombrado ahora si hiciesen música hoy en día. Las técnicas de producción han cambiado muchísimo, desde el analógico al digital hubo un salto brutal”
¿Tenéis una parcela en vuestra creación artística reservada a una innovación, ya sea deliberada o natural?
“No es algo que puedas hacer deliberadamente. Cuando estamos componiendo, las canciones nos van recordando a unos u otros, y podemos decidir llevarlas por ahí. Siempre estás tirando de referentes que has oído. No puedo imaginarme algo que no se haya inventado”.
Pero el primero que hizo una canción de hard rock, nunca antes lo había escuchado.
“Eso tiene que ser a posteriori, no te lo puedes plantear antes de hacerlo. Una vez que lo has hecho, si puedes decir: “¡Coño, pues aquí hice algo nuevo!””.
¿Has hecho cosas nuevas en este disco?
“Por ejemplo, en “Alba” hemos cogido el aria de la ópera de Kiskilla, “Senza Capelli”. Yo hacía 22 años que no cantaba ópera, y él estaba componiendo esa ópera desde un punto de vista muy contemporáneo, muy del siglo XX. Yo propuse hacerla más verista, de la época del siglo XIX, al estilo de la ópera que todo el mundo ha oído. ¿Quién no ha escuchado la ópera de Verdi o “Rigoletto”, que están más abiertas al público? No es que sea algo nuevo, porque yo canté ópera hace muchos años, pero sí es la primera vez que lo grabamos”.
¡Hay que ver cómo te has reivindicado en esa canción!
“Tampoco está hecho con esa intención. Se trata, sencillamente, de darle el carácter que merece un aria de ópera, que la gente vea cómo suena”.
En general, tu voz en este disco es incontestable, todo un ejercicio de reivindicación.
“Pero tampoco busco algo en plan: “Mira, eh, por lo que dijiste”. La canción es la que te dice cómo tienes que cantarla y si tienes que subir en un determinado momento o no”.
¿Te encuentras mejor que nunca de voz?
“Sí, sobre todo me encuentro emocionalmente mejor que nunca, que eso es lo más importante para la voz. El físico es fácil, entre comillas, de cuidar: alimentación y ejercicio. Pero estar emocionalmente bien y sin estrés es algo que le debo a Gema, mi novia, que es quien me ha dado esa estabilidad emocional. Y una vez que estás estable, que todo fluye, la voz vuelve”.
Estamos ante un álbum, sobre todo en su segunda mitad, en el que el peso del folk es mucho mayor, acercándoos más a vuestra etapa con Mägo de Oz. ¿Por qué decidisteis implementar esa tendencia?
“Realmente, folk para mí hay dos temas: “El último jincho”, que es una versión de la canción irlandesa “Follow Me Up to Carrow”, y la última balada, “Pequeña balada de folk”. Hay más peso de violines y flautas; fue una cosa que cuando estábamos en Bolivia haciendo el DVD de la paz, Santiago y Fernando venían de invitados porque el promotor quiso, porque quería que hiciéramos las versiones de Mägo de Oz con flauta y con violín. Durante los ensayos, ellos se metían a tocar en canciones en las que no iban a hacerlo, y molaba un huevo, así que decidimos incorporarlos. En este disco, las canciones ya estaban, no dijimos: “Vamos a hacer una canción con violín y con flauta”. Fue más una de: “Tomad la canción, Fernando y Santiago, y a ver qué se os ocurre”. En “Allá donde estés tú” o “El último jincho” sí hay un arreglo de violín y de flauta hecho con banda; en cambio, “Una fábula de mí y yo”, “Agua y fuego”, “Malaestrella” o “Luna negra” son temas de rock con violín y con flauta. No es que hiciéramos música para la flauta y el violín, sino al revés. Esa es la diferencia que nos está gustando mucho, poder calibrarlo como si fuesen unos instrumentos más dentro de la canción, no que sean los protagonistas y que lleven su peso”.
¿Cuál es la mayor sorpresa que se llevarán vuestros seguidores que hayan trillado el anterior álbum de estudio?
“Que es más homogéneo, no es tan picaflor como los otros discos. El primero estuvo dentro de una rama muy hard-bluesera, y ‘Resurrección’ tiene más palos de ciego, no es una obra tan grupal. En cambio, en este, desde los tintes del sonido en sí, que es homogéneo en todo el disco, sí que se van a dar cuenta de que ya no es un proyecto de alguien, que ya es un proyecto de una banda. No sé por qué, la música a mí me viene en colores, lo cual no tiene que ver con el matiz de la obra, sino con como yo la veo. El primer disco para mí es gris plateado, el siguiente es más azul eléctrico y este yo lo veo negro metálico en su concepto, en el sonido, en la oscuridad, en los matices. No sé cómo ha conseguido el Chino que el violín y la flauta se adapten a esta manera de sonar más oscura. Fíjate que “El último jincho” puede ser un tema súper alegre, pero aun así yo lo veo dentro de esa dinámica. Con oscuro no quiero decir que tenga tintes góticos ni diabólicos, sino que hablo del carácter que yo le veo a esa uniformidad, a esa homogeneidad que tiene todo el disco. Yo echo la vista atrás y considero que ahora, por fin, el proyecto tiene una base sobre la que ya somos un grupo. Ya no es mi proyecto ni mi proyecto con unos amigos y una banda: ahora ya es el proyecto”.
El “Malaestrella” tienes frases como “la gloria se la lleva el viento” y un estribillo que invita a volver a empezar sin dar un paso atrás, “pues no hay hogar donde regresar”. Esto último será interpretado por muchos como el descarte de la posibilidad de retornar a Mägo de Oz.
“Reivindica la resiliencia, la capacidad de reinventarse, de salir de la adversidad. Por mucho que todo se ponga en tu contra, tienes que jugar y que apostar. ¿Que pierdes? Mala suerte. ¿Que ganas? De puta madre. A lo largo de la vida he tenido grandes partidas, grandes cagadas, grandes jugadas, jugadas arriesgadas que han salido mal… Ante eso, lo único que te queda es seguir tu camino y seguir adelante. Y no echar la vista atrás. Anclarte en el pasado, añorar o decir que cualquier tiempo pasado fue mejor es absurdo. Así no vas a vivir, así te vas a quedar siempre estancado. Lo pasado, pasado está, y tu hogar está delante. Donde cuelgas el sombrero en ese momento es tu casa. No puedes buscar dónde está la casa en la que vivías”.
¿Cuáles son los grandes momentos y las grandes cagadas a las que haces alusión?
“Una de las grandes cagadas ha sido poner por delante tantos años en la música y no haber disfrutado de la infancia de mis hijos, por ejemplo. Obviamente, no puedes estar reprochándotelo toda la vida, porque lo pasado, pasado está. Disfruté algunas cosas, pero me perdí otras. Son decisiones que tienes que tomar en ese momento, no puedes tenerlo todo. En un momento dado eliges una cosa y luego ves que te has equivocado, y en otras ocasiones consideras que la decisión fue acertada. Todas las personas estamos en la dicotomía de: “¿Y si no hubiese hecho esto?” Ya, pero si no lo hubieras hecho, a lo mejor no habrías tenido otras cosas. No puedes estar pensando en “si hubiese”; a lo hecho, pecho”.
“No merece la pena aferrarse a un pasado que ya no va a volver. Yo ya no pinto nada ni con Mägo de Oz y no volveré nunca”
Lo de “no hay hogar donde regresar”, insisto, muchos lo van a interpretar como una alusión directa a Mägo de Oz. ¿Se refiere exactamente a eso?
“Sí, completamente. También se refiere un poquito a que no merece la pena aferrarse a un pasado que ya no va a volver. No tienes nada que buscar en el pasado ni te va a aportar nada nuevo: tienes siempre que buscar tu casa en un sitio nuevo. No hay hogar al que regresar y, obviamente, yo ya no pinto nada ni con Mägo de Oz ni con nada parecido, y no volveré nunca”.
Dices algo parecido a lo que dijeron Guns N’ Roses: “Not in this lifetime”. Cuidado, que han hecho una gira con esa frase como título.
“No, ya te digo que no volveré nunca a Mägo. No sé, si a lo mejor dentro de quince años por lo que sea hay un concierto por, yo que sé, el 50º aniversario… Pero vamos, no, lo veo inviable, no creo”.
Sería bonito que algo así tuviera lugar, recordarías una etapa muy importante en tu carrera como músico.
“Sería bonito y yo tendría que tener ganas, que hoy por hoy, para nada (risas)”.
Hablando de Mägo de Oz, habéis vuelto a grabar una canción que se publicó en su día bajo su autoría, “La canción de los deseos”. ¿Por qué lo decidisteis no siendo una canción tan emblemática como otras?
“Porque el Chino es un cabrón (risas). Cuando hicimos el primer disco, en el que yo sí que tenía ganas de hacer esa canción, él la adaptó como un medio tiempo o balada. Pero lo que no me dijo es que ya tenía otra adaptación, porque Chino es muy rockero, también le gustan muchos grupos como Marea o Reincidentes. De hecho, estuvo en Sínkope. A mí me daba a escuchar la canción y yo no sabía ni que era “La canción de los deseos”. Me decía que la escuchase y yo le decía: “Sí, sí, Chino, ya haré algo”. Y al final me dijo: “¡Pero, tío, es “La canción de los deseos”!” (risas). Pensé que molaba mucho y entonces la intentamos hacer en una honda a lo Porretas. Lo que pasa es que al final no quedó así, ha quedado más AOR. No tenemos ese punto. Yo la tengo en mente para abrir los bises”.
¿Irá reduciéndose el porcentaje de temas de Mägo en vuestros repertorios ahora que hay una nueva obra de temas propios o seguiréis manteniendo la proporción actual?
“Sí. De este disco quiero hacer todas las canciones, aunque seguramente se queden dos fuera. Una es “Alba”, porque va a ser muy difícil poder hacerla con orquestación y me parece absurdo salir a cantarla yo solo con un playback de música orquestal. Si el público lo reclama muy mucho, pues igual, pero en directo va a ser difícil hacerla. La segunda es “Pequeña balada folk”, la última, que la veo para otro contexto. Como prácticamente haremos todo el disco, hay que recortar por otro lado. Ahora estamos ya en ese momento en el que una banda ya tiene repertorio y no sabe cuáles quitar. Eso te lo van diciendo los shows, lo que va reclamando la gente… De Mägo veníamos haciendo “El que quiera entender que entienda”, “Gaia” y el midley. No sé si dejaremos a lo mejor el midley solo. Tengo más o menos el setlist hecho, pero hasta que no ruedas y no tienes cinco o seis conciertos a tus espaldas, es pronto para decidir cuál metes y cuál quitas. Igual meto “Una fábula de mí y yo”, el público se queda quieto y tengo que introducir una de Mägo”.
Yo te he visto últimamente en concierto y me he rendido a tu actual estado de forma, que creo que es impresionante al igual que el de la banda. Os estáis reivindicando.
“Llega un momento en el que también mola dar un golpe en la mesa. Después de toda la saña que ha habido, porque ha habido saña, con Uróboros y conmigo… Siempre digo que no es premeditado, pero hay algunas veces en las que tu propio ego dice: “Basta ya”. Ahora yo sé que la banda está de puta madre y que yo estoy bien, y es el momento de decir: “¡Pum, que voy!””.
¿Y por qué esa saña?
“Pues, chico, no me lo explico, no lo sé. Entre los mismos fans se liaron, me fui de Mägo y ya era el apestado. Son cosas que pasan que tampoco te las explicas. ¡Chico, si yo no he matado a nadie! ¡Yo no he matado a Manolete!”
“Girar por España es una de las asignaturas pendientes”
¿Concebís ‘Bienvenidos al Medievo’ como el álbum que consagrará definitivamente a José Andrëa y Uróboros y volverá a poneros en la posición de repercusión que merecéis?
“En cuanto a merecer, la última palabra siempre la va a tener el público. Igual yo mismo pienso que me merezco una cosa u otra y estoy equivocado. El objetivo es volver a disfrutar el rock and roll, y como artista, a cuanta más gente llegues, mejor. A mí me encantaría llenar un estadio de fútbol, pero si tengo que tocar en el Hebe – que bueno, ya no está abierto –, pues lo hago sin ningún problema. Cuando eres más joven sí que tienes esas ansias; ahora que ya estamos de vuelta, se van viendo las cosas desde una perspectiva distinta. Pero obviamente, siempre pensamos en ir a más, en abarcar cuanto más, mejor; en llegar al máximo público posible. Girar por España es una de las asignaturas pendientes que hemos tenido estos últimos años, porque hemos hecho muy pocos conciertos en España. Creo que este es el año de ver a Uróboros en España”.
¿Es, por tanto, ‘Bienvenidos al Medievo’ vuestro disco definitivo?
“De momento, sí. Ten en cuenta que cuando estás haciendo un disco o cuando lo acabas de sacar siempre estás súper ilusionado y piensas que es lo definitivo. Y de repente, vuelves a seguir trabajando y a hacer cosas, y la cosa cambia. Es triste, pero es así, es muy efímera la euforia que tienes con un disco. Luego, con el paso del tiempo, ya le coges a cada uno el verdadero cariño que le corresponde. Con este disco me han pasado cosas que no me han pasado desde ‘La leyenda de La Mancha’, como escucharlo una y otra vez antes de sacarlo. El primero que hice con Uróboros ya lo tenía más que machacado, ‘Resurrección’ era, siendo un disco genial, era una encrucijada tras la que no sabía por dónde iba a tirar… En este disco, sin embargo, me ha pasado que no paro de escucharlo, y yo para escucharme a mí mismo soy muy reacio. Lo he sido excepto con ‘La leyenda de La Mancha’ y con este disco, ¡fíjate! He recuperado sensaciones que no tengo desde hace treinta años. Tiene un color especial, lo pones desde el principio hasta el final y fluye. Soy consciente de que dejamos el listón muy alto para el siguiente”.
Ahora que el proyecto ya es completamente sólido, hasta el punto que tal vez dejéis su nombre en simplemente Uróboros, ¿será a muy largo plazo?
“Sí. Yo creo que para el próximo disco ya podremos quitar el nombre de José Andrëa. Pero claro, también esperemos que no se haya quedado como una marca José Andrëa y Uróboros. Es una cosa que no nos preocupa. En este momento de mi vida, la única preocupación que tengo es que todo el mundo pueda seguir en la banda, que no pase nada y que la banda pueda estar junta. Que sigamos pudiendo trabajar como ahora, que no haya ningún tipo de escisión por razones familiares, de trabajo o vete a saber. Madrecita, madrecita, que me quede como estoy. Estamos en el momento en que la banda ya se conoce, en que todos sabemos qué queremos cada uno del otro, en que en directo ya sabemos por donde vamos… Ese punto que es el más difícil de alcanzar en una banda porque tiene que pasar tiempo y durante ese tiempo la gente tiene que comer y vivir, es el que ahora hemos conseguido. Ahora toca recoger”.
En el nuevo número de La Heavy, el 411, con Marea en portada, podrás encontrar la crítica del nuevo álbum de Jose Andrëa & Uróboros, 'Bienvenidos al Medievo', y más detalles del álbum y de los planes de la banda también de boca del propio Jose.
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4 comentarios
Sin duda alguna se nota un nuevo aire y energia en este disco de uroboros con todos aportando su manera de ver la musica y haciendo recordar y mejorando a lo logrado por jose en mago pero salvando las diferencias en el tipo de musica y contexto en el ahora se maneja, desde el titulo del disco ya te da una idea de lo q va formar este gran trabajo y te ilusiona verlos tocando cada tema en directo, espero q vengan de gira a Ecuador para poder verlos en vivo
Excelente Nota, espeamos verlo pronto por el este y cantar junto a ustedes , saludos desde Peru.
Muy buena entrevista me lei todo, saludos a jose andrea desde su tierra natal bolivia aqui lo seguimos que no se sienta olvidado.
Bien dicho, gran amigo José. Es hora de que las viudas acepten tu decisión de no volver a poner un pie en Mägo, porque sería algo incómodo para ambos grupos.
Para los que no estén de acuerdo conmigo, tened en cuenta que Mägo ya tiene una era para recordar con Zeta y sus dos grandes obras: Ilussia e Ira Dei. Y José tiene su opus magnum en Bienvenidos al Medievo. O ¿qué vería un verdadero fan en su vuelta? ¿Más peleas de las que ya hubo? A mí, no.