Marc "Groo" Grewe, Silenoz y Shane Embury. Fotos: Ernst Kramer.

Insidious Disease acaba de poner en la calle ‘After Death’, segundo trabajo de la banda conformada por miembros de Dimmu Borgir, Napalm Death y Suspiria. A razón de este recién publicado trabajo, del que puedes leer nuestra crítica, Jason Cenador ha hablado con el guitarrista y cantante de los primeros, Sven Atle Kopperud, más conocido como Silenoz, miembro clave de Dimmu Borgir.

¿Quién os iba a decir que el nombre de la banda acabaría describiendo a estos tiempos que vivimos de manera tan precisa?

“Bueno, es un término que se usa en la medicina, y si uno tiene una mirada negativa hacia la humanidad, pronto se dará cuenta de que la gente es precisamente como una enfermedad insidiosa porque le encanta revolcarse en su propia mierda. La verdad es que buscábamos un nombre simple, de una palabra, pero al final elegimos este”.

De todos modos, el nombre encaja con vuestro estilo...

“Claro. Además hay un juego de palabras en inglés con ‘dis-ease’ (ndr: incomodidad)”.

Con este combo, tienes una actitud más directa, más de rock’n’roll, al contrario que con Dimmu Borgir.

“Definitivamente tengo una actitud más relajada y no quiero comerme mucho la cabeza cuando compongo. En general, no hay ninguna pauta que seguir y simplemente nos dejamos llevar. Quizás lo único que tenemos en cuenta son las dinámicas: queremos que haya algo de variedad en el disco con temas más acelerados y otros un tanto más de medio tiempo”.

Justo iba a resaltar esto ahora: se trata de un disco con cambios de intensidad con temas como “Divine Fire” que roza al death melódico. Háblanos de este tema…

“Sí, es verdad que suena así. Fue de los primeros temas que completamos para este disco, y de hecho ya tiene casi ocho años. Al inicio y al final del tema incluimos las voces tanto del hijo de Marc como la del mío. Es una de las muestras de nuestra necesidad de no sonar solamente brutales por el mero hecho de serlo sino, además, de incluir más musicalidad en nuestras composiciones”.

Como aquel anuncio de neumáticos (Pirelli) que rezaba “el poder sin control, no es nada”, ¿verdad?”

“La verdad es que hay muchas bandas más veteranas que hacen temas acelerados mejor que nosotros, y por eso preferimos añadir más variedad”.

Aún así, esta banda es vuestra manera de liberaros, en cierto modo, de los parámetros musicales de vuestras otras bandas…

“Claro. Aunque hay tres compositores en Dimmu Borgir, después de casi tres décadas en la brecha ya hay ciertos parámetros que seguir, uno sabe lo que funciona mejor y lo que no, mientras que aquí nos tiramos a la piscina, digamos, sin pensar demasiado en las cosas”.

Supongo que también contribuye el hecho que no hay unas expectativas sonoras concretas por parte del público a la hora de escuchar esta banda.

“Correcto. Además, tampoco nosotros mismos tenemos alguna expectativa. Tal como dice el comunicado de prensa, no estamos en esto para reinventar la ruedan sino por el puro placer de tocar música juntos. No es física nuclear sino dejar que la música fluya”.

Según el título del disco, ¿qué tipo de vida se espera después de la muerte?

“Bueno, nadie puede saberlo mientras siga vivo, aunque, personalmente, creo que la muerte es una fase de transición a otra dimensión. Nuestro cuerpo físico desaparece, pero la fuente de nuestro ser, el alma, va en algún otro lugar”.

Desde luego, tu visión resulta ser espiritual y muy distante del nihilismo tan imperante en la escena musical extrema y de la visión de la muerte puramente materialista y física que muchos de nosotros mantenemos.

“La verdad es que nunca he sido muy entusiasta con toda esta negatividad que encontramos en la escena como, por ejemplo, el suicidal black metal y demás subgéneros de esta índole. Para mí, tanto el death como el black metal siempre significaron una forma de empoderamiento, una manera de deshacerse de toda la negatividad que puede llevar uno dentro, y una manera de limpiar el alma, así que, para mí, el metal extremo es algo positivo. Quizás mi visión sea más cercana al budismo, que no es precisamente una religión, ya que no impone por la fuerza una serie de pautas que hay que seguir sí o sí”.

Hablando de budismo, ¿en qué o quién te gustaría reencarnarte en tu próxima vida?

“En una versión mejorada de mi mismo (risas)”.

Volviendo al disco, me llamó la atención la inclusión de elementos thrash en temas como “Invisible War”. Es el thrash vuestra segunda mayor influencia después del black/death?

“Sí, diría que sí. Todos en la banda crecimos con los clásicos de la vieja escuela del thrash, tanto la americana como la alemana, antes de meternos en el metal más extremo”.

Incluso la producción, muy orgánica en mi opinión, me recuerda a bandas como Dissection, una banda que me consta es muy popular en la escena extrema noruega…

“Me lo tomaré como un gran cumplido, ya que soy muy fan de esta banda. La razón porque Dissection es una banda tan venerada por los metaleros noruegos es porque Jon (Nödtveidt) fue por su parte fan de bandas noruegas como Thorns, aparte del hecho que era mitad sueco, mitad noruego. Tal como dijiste, queríamos obtener un sonido lo más orgánico posible, y es por eso por lo que trabajamos mucho con la batería para conseguir ese sonido seco y con la guitarra, que la grabamos en mi propio estudio, usando solamente un micrófono SM 57 y un amplificador Marshall JCM 800”.

La escena metalera noruega extrema siempre ha sido adalid de este sonido orgánico, a contracorriente de la tendencia actual de sobreproducirlo todo.

“Aquí hay que decir que cuando una banda graba en un estudio moderno, los de estudio no quieren que salga de ahí un disco con los estándares más bajos que los del propio estudio, aunque fuese a propósito en pos de un sonido a la vieja escuela, porque sería perjudicial para su reputación profesional. Nos guste o no, vivimos en la era digital, pero por lo menos aún estamos en posición de poder elegir cómo queremos sonar. Tal como dijiste, muchas bandas actuales hacen uso de las tecnologías modernas que están en su disposición, pero acaban sonando muy pulidas y, consecuentemente, parecidas. Nosotros lo grabamos todo nosotros mismos y contratamos a Russ Russell (Dimmu Borgir, Napalm Death, At The Gates) para que hiciera la mezcla final. Estamos muy contentos con su trabajo, ya que entiende perfectamente cómo queremos sonar, que, si todo sale bien, volveremos a contar con él para el próximo disco en 2021”.

¿Entonces vamos a ver un disco nuevo el año que viene?

“La verdad es que he empezado a trabajar con temas nuevos tanto para Insidious Disease como para Dimmu Borgir. Vamos a aprovechar la situación actual, así que ya que no podemos salir de gira, nos concentraremos en el proceso creativo. La intención inicial es grabar el próximo disco de Insidious Disease en verano del 2021 y tener por lo menos los temas de Dimmu Borgir listos para grabar en verano también”.

¿Y qué me puedes adelantar acerca de estos dos nuevos discos?

“Aunque aún es demasiado pronto para decir algo en concreto, creo que lo nuevo de Dimmu Borgir será menos sinfónico, menos enrevesado, mientras que con respecto a Insidious Disease creo que los temas tendrán más groove y quizás no haya tantos temas acelerados. También creo que incluiremos unos diez temas en el disco, como máximo, y con una duración total de 45 minutos. No vemos sentido a sacar un disco con una duración más extensa porque queremos que el oyente tenga ganas de volver a escuchar el disco cuando se acabe, ya que se trata de todo un ataque sonoro a los oídos”.

¿Crees que esta vuelta de Dimmu Borgir a un sonido más directo, tal como dijiste, se debe precisamente a la influencia de Insidious Disease?

“No, porque, tal como te dije, con Dimmu llevamos casi tres décadas y tenemos una manera casi fija de trabajar por medio de poder contar con tres miembros compositores mientras que en Insidious, el compositor principal soy yo, aunque espero que el resto de la banda participe más en el proceso creativo”.

¿Crees que volveréis a gustar a los puristas del black metal?

“Nunca se puede convencer a todo el mundo aunque también los hay que en público proclaman a los cuatro vientos que odian a Dimmu Borgir mientras que en privado les encanta (risas). Siempre que estemos contentos con cada disco que sacamos, para nosotros es un éxito”.

Dimmu es un “placer culpable” para muchos, ¿verdad?

“Claro. La gente dice que somos demasiado sinfónicos o lo que sea, pero tienen toda nuestra discografía en casa” (risas).

Personalmente, nunca entendí este término. Si te gusta algo, pues disfruta de ello sin sentirte culpable, sin complejos…

“Yo tampoco, porque no escucho a algo que no me guste. Puedo recibir el mismo grado de gusto sea escuchando a jazz o a grindcore. Siempre y cuando me aporte algo o que me enganche, me da igual el género”

¿Con cuál de las dos bandas crees que volverás a los escenarios, una vez acabada esta situación?

“Con Insidious Disease teníamos tres bolos cerrados este otoño, pero dos de ellos ya han sido cancelados. Sin embargo, a mediados de noviembre tomará lugar en Berlín un pequeño festival en una sala, y creo que se llevará adelante. Este tipo de música es para tocarla en directo, así que tenemos muchas ganas de volver a pisar un escenario. Con respecto a Dimmu Borgir, de momento tenemos unas cinco fechas confirmadas en festivales para 2021”.

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Jason Cenador

Periodista y redactor en Mariskalrock

Periodista musical por vocación y Licenciado en Periodismo. Apasionado del rock y el metal en toda su riqueza. Locutor de La Hora Argonauta en MariskalRock Radio, de lunes a jueves a las 19:00 CET.

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