Crónicas
Tsunami Xixón 2018
«El Tsunami avanza a grandes pasos y va camino de convertirse en un referente dentro del panorama festivalero nacional. »
3 y 4 de agosto de 2018
Laboral Ciudad de la Cultura, Gijón
Texto: Isa GH. Fotos: Hughes Vanhoucke
El pasado fin de semana tuvo lugar en Gijón, Asturias, la segunda edición del Tsunami Xixón, un festival joven y de lo más prometedor que, por segundo año consecutivo, ha vuelto a colgar el cartel de entradas agotadas.
La localización del evento es sencillamente excepcional. El recinto del festival se encuentra en el edificio más grande de España, situado en el campus universitario de la Universidad Laboral de Gijón. Aunque uno podría pensar de primeras que un campus universitario no es lo ideal para un festival, en el caso del Tsunami se trata del mejor lugar que podrían haber elegido. A parte de las maravillosas características arquitectónicas del edificio, el hecho de poder utilizar baños limpios en todo momento es, sin duda, algo a lo que nos podríamos acostumbrar.
A unos diez minutos de la zona de conciertos se encontraba el camping habilitado para los asistentes. Cabe mencionar que el precio de la acampada no estaba incluido en la entrada. El camping abría sus puertas a las 12:00h de la mañana del viernes, sin embargo, los primeros campistas no pudieron acceder hasta media hora después por retrasos de la organización. Por suerte, los autobuses que llevaban al centro de Gijón pasaban con bastante frecuencia, por lo que pudimos llegar sin problemas al Skatepark, un escenario improvisado en pleno centro de la ciudad y con unas vistas excepcionales en el que The Black Panthys Party se encargarían de abrir el festival con una buena dosis de punk canalla. Los asturianos contaron con una gran asistencia y supieron animar el ambiente para la jornada que quedaba por delante. The Attack of The Brain Eaters serían los siguientes en subirse al escenario con una propuesta de hard rock bastante interesante.
La Laboral abrió sus puertas a las 17:00h. Los ánimos del público estaban por las nubes. La mayoría, con su katxi en la mano, estaba ya situándose en las primeras filas para poder ver de cerca a Marky Ramone, quien a sus casi 70 años demostró una vez más que los míticos temas de Ramones son atemporales. Se trata del último batería de los norteamericanos y ha sabido rodearse de músicos excelentes para continuar reventando escenarios allá donde va, conservando ese sonido neoyorquino. ¿Los músicos? Iñaki Urbizu a las voces, Martín Blitz al bajo y Greg Heston (Bad Religion) a la guitarra.
Comenzaron con “Rockaway Beach” y se marcaron un buen repaso a la discografía de Ramones con canciones como “Sheena Is A Punk Rocker”, “Habana Affair”, “Beat On The Brat” o “Rock N Roll Highschool” durante la primera parte. Continuaron después con cortes como “The KKK Took My Baby Away”, “Pet Cementery” “I Wanna Be Sedated” o “Do You Remember Rock N Roll Radio?”. Cerraron, como no podría ser de otra manera, con “Blietzkrieg Bop”.
Sin embargo, entre los casi treinta temas que tocaron, hubo tiempo también para echarse unas risas bailando “The Bird Is The Word” y ponerse románticos con “I Love Her So”, “I Wanna Be Your Boyfriend” o “I Believe In Miracles”.
Llegaba después el momento de comprobar si el segundo escenario, el Jägermusic, sonaba tan bien como lo había hecho el principal escuchando a los catalanes CRIM.
Saliendo de la plaza principal de la Laboral llegamos a la segunda zona del festival, en la que se podía encontrar una gran variedad de puestos de comida, actividades, puestos de merchan y, por supuesto, más barras para paliar el calor. Sí, el calor que estaba haciendo pese a estar en Asturias.
Ya de vuelta en el escenario principal pudimos ver el que fue, para mí, uno de los mejores conciertos del día. Los suecos Royal Republic darían todo un recital de rock ‘n’ roll sin despeinarse el tupé y vestidos con sus mejores galas.
El cuarteto formado por Adam Grahn, Hannes Irengard, Jonas Almén y Per Andreasson es especialista en ofrecer un buen espectáculo, pensado para divertir a sus asistentes. Su música bebe de estilos como el punk, el pop, el hard rock e incluso el metal, como pudimos comprobar con su sorprendente cover de “Battery” de Metallica.
A lo largo de su concierto pudimos escuchar composiciones como “Make Love Not War”, “Week-end Man” o “Walk!” aunque hubo tiempo también para sacar el lado acústico de la banda con “Addictive”. Sin duda, se trata de un grupo al que seguiremos la pista.
Minor Empires serían los siguientes en actuar en el escenario Jägermusic, ofreciendo un concierto solido con un setlist elegido a la perfección. Los madrileños no dudaron en agradecer tanto al público como a la organización el poder tocar allí.
Otro de los platos gordos del día nos esperaba en el escenario principal. Gogol Bordello, la banda de punk balcánico integrada por músicos de distintas nacionalidades con base en Estados Unidos, logró congregar al mayor número de personas de la noche.
El combo liderado por Eugene Hütz lo dio todo sobre las tablas desde el primer minuto y el público no paró de bailar y saltar al ritmo de melodías como la de “Wonderlust King”. Aunque, sin duda, lo mejor de la banda fue el mensaje claro y nítido sobre la importancia de mantenerse unidos para luchar por los derechos de los inmigrantes.
Llevan dando caña desde hace casi veinte años, por lo que saben sacarle el mejor sonido posible a sus directos. Su puesta en escena teatral acompaña a la perfección a su música. Con un setlist de lo más acertado, sonaron cortes como “Start Wearing Purple”, “Not A Crime” o “Inmigraniada (We’re Coming Rougher)”. Conciertazo recomendable al 100%.
Llegaba después el turno de Dead Bronco. Sin lugar a dudas, deberían haber tocado en el escenario principal, ya que congregaron a muchísimas personas. Matt Horan y su nueva formación aprovechaban la ocasión para presentar su nuevo trabajo ‘Driven By Frustration’.
Con la calidad en el sonido a la que nos tienen acostumbrados y su humor macarra dejan ver en directo una faceta mucho más canalla de lo que se podría intuir por sus discos. Siempre es un placer escuchar en directo temas como “I Hate You”, “Take Me Home” o “False Hearted Lover’s Blues”.
Los británicos The Prodigy serían los encargados de cerrar la noche. Su sonido no estuvo a la altura del que habíamos disfrutado en el resto de bandas, de hecho, comenzaron a tocar con media hora de retraso. Esperábamos más de una agrupación con una trayectoria tan amplia. De hecho, su puesta en escena fue un sinsentido de luces y, su actuación, bastante plana. Eso no quitó que la gente disfrutara al ritmo de “Smack My Bitch Up”, aunque de haber sido el concierto a otra hora, los ánimos del público probablemente hubieran sido distintos.
El sábado arrancaba en la Plaza del Ayuntamiento, donde tocaban Bobkat’65 y Bala, dúo femenino que mezcla rock, stoner, punk y metal. Se generaron ciertas críticas ante el traslado de escenario que tuvo lugar unos días antes del comienzo del festival, ya que la agrupación originalmente iba a tocar dentro del recinto de la Laboral. Sin duda, si una cosa se echó en falta a lo largo del festival (al igual que ocurre, por desgracia, en la mayoría de eventos musicales del género), fue contar con más bandas femeninas dentro del cartel. A lo largo de todo el recinto se podían ver pegatinas con el slogan de “Aquí faltan mujeres”. Va siendo hora de modernizarnos, ¿no?
Una vez de vuelta en el recinto principal, Origen arrancaba la tarde en el segundo escenario, mientras comenzaban a llegar los asistentes. Mientras, en el escenario principal estaba todo listo para acoger a The Vintage Caravan. La banda liderada por el carismático Óskar Logi Ágústsson denota tener una gran complicidad entre sus miembros en directo (Alexander Örn Númason al bajo y Atefán Ari Stefánsson a la batería). El trio hace que cualquier escenario se les quede pequeño con la gran energía que transmiten desde el primer momento. Prueba de ello es que, nada más arrancar con “Crazy Horses”, el cantante ya había roto una cuerda en su guitarra. Continuaron con temas como “Craving”, “Midnight Meditation” y “Set Your Sights”.
La banda se toma muy en serio su sonido en directo y no dudaron en volver a empezar su canción “Innverse”, al darse cuenta de estar uno de los instrumentos desafinados. Con “Babylon” llegamos al punto más animado del concierto con todos los asistentes dando brincos y coreando. Tuvimos tiempo también de escuchar en directo canciones de su último álbum como “Reflections”, durante el cual se vivió uno de los mejores momentos del show, cuando todo el recinto le canto el cumpleaños feliz a Alexander, cuyo cumpleaños había sido el día anterior. Cerraron su actuación con otro corte de lo más potente (solo de batería incluido), “Expand Your Mind”.
Apenas eran las 18:00h y ya podía notarse que la asistencia de público era considerablemente mayor de lo que había sido el día anterior. El recinto estaba prácticamente al completo para recibir a Millencolin y rememorar su época de punk rock adolescente.
Los suecos Nikola, Mathias, Erik y Fredrik hicieron un buen repaso por su discografía, aunque se dejaron unos cuantos temas de sus primeros álbumes en el tintero, que sin duda más de uno echó en falta. Pudimos escuchar canciones como “Penguins & Polar Bears”, “Fox” o “Mr. Clean”. Cerraron el concierto con “No Cigar”, monopatín de Tony Hawk incluido. Si bien el sonido no fue el mejor, se notan las tablas de una banda que mantiene la actitud y la buena forma sobre el escenario, como si el tiempo no hubiera pasado por ellos.
A continuación, Viva Belgrado daba caña en el escenario Jägermusic, momentos antes de enterarnos de que se habían agotado definitivamente todas las entradas.
Los horarios habían sido modificados por motivos logísticos ante el retraso de Lagwagon, quienes habían perdido su vuelo desde San Francisco y acabaron convirtiéndose en la banda que cerraría esta segunda edición. Por otro lado, The Hives y Bad Religion adelantaron sus conciertos. Los que sin duda salieron más beneficiados con los cambios efectuados por la organización fueron Niña Coyote Eta Chico Tornado, que pasaron a tocar en el escenario principal para disfrute de muchos de los presentes. Los vascos demuestran entenderse a la perfección sobre las tablas: son ya muchos años de trayectoria y es siempre un placer verlos en directo. Mencionar que su particular cover de “Killing In The Name” de Rise Against The Machine fue tan inesperado como aclamado por parte del público.
Poco después llegaba The Hives, quienes pusieron a todo el público en pie al grito de “Come On”, tema con el que arrancaron un show lleno de pausas para charlar, cosa que no gustó a todo el mundo. Sin embargo, desde mi punto de vista, ver a Pelle Almqvist, líder de la banda, haciendo un esfuerzo por hablar en español, es algo que no tiene precio. Si que es cierto aun así, que quizás ese tipo de pausas para comentar anécdotas y charlar sean más propias de una gira que de un concierto en un festival, pero sin duda se agradece que los músicos interactúen con el público para mantener altos los ánimos y no dejar que decaiga la fiesta.
Sonaron cortes como “Walk Idiot Walk”, “Paint a Picture” o “Hate To Say I Told You So”, con los que llegábamos a la primera mitad de su concierto. Uno de los temas más bailados y coreados fue su conocido “Go Right Ahead” al que siguieron cortes como “Stick Up” o “Abra Cadaver”. El punto final lo pondrían con “Return The Favour”.
Siguiendo la corriente de gente llegamos de nuevo al segundo escenario donde Los Coronas y su rock surfero causaban sensación. Los madrileños llevan dando caña desde los 90’s y debemos decir que el escenario se les quedaba pequeño para tanto talento junto. Sonaron temas como “Big Wave Riders” o “Baila lola”, con los que resultaba inevitable no bailar.
Ya pasada la media noche llegaba el momento más esperado de todo el festival: los enormes Bad Religion se marcaron uno de los mejores conciertos de todo el festival. Con su prominente logo ondeando en el escenario, la escena resultaba de lo más pintoresca, teniendo una iglesia justo detrás.
Arrancaron con “Generator”, seguida de “Stranger Than Fiction” y “Supersonic”. La plaza de la Laboral se encontraba a rebosar de gente, no cabía ni un alfiler y es que no es de extrañar que nadie quisiera perderse a la mítica banda de punk rock de California.
Continuaron con temas como “Los Angeles is Burning” y “21st Century”, con la que el público se desmelenó y no paró de saltar. Sonarían también canciones como “No Control”, “Wrong Way Kids” o por supuesto su aclamado “American Jesus”.
A continuación, pudimos escuchar cortes como “Infected”, “Sinister Rouge” y “Fuck Armagedon... This Is Hell” pero aún quedaba una sorpresa más. Los californianos tocaron en su totalidad su tercer álbum, ‘Suffer’ el cual, aún a día de hoy, sigue siendo considerado como uno de los mejores discos de punk de los 80’s. El álbum supuso el reencuentro de los componentes originales de la banda tras su ruptura y fue un antes y un después en su carrera musical. ‘Suffer’ es el origen del hardcore melódico que caracteriza a la banda y fue una experiencia única poder escucharlo en su totalidad en directo.
Los recién aterrizados Lagwagon serían los últimos en subirse al escenario principal de esta segunda edición del Tsunami Fest. Lo cierto es que la banda no dio el mejor concierto de su trayectoria, pero teniendo en cuenta lo alto que había quedado el listón después de Bad Religión y la paliza que llevaban sus componentes después de tantas horas de viaje, podría decirse que su actuación fue más que respetable.
Comenzaron con “Burden Of Proof”, seguida de “Reign”, “Island Of Shame” y “Violins” para dar paso después a tocar al completo uno de sus discos más aclamados, ‘Lets Talk About Feelings’ (1998). A modo de bis tocaron “The Cog In The Machine” y “Razor Burn” cerrando así una edición más de este festival que sin duda parece tener mucho que ofrecer en los próximos años.
Aunque por supuesto hay cosas que mejorar, los también organizadores del Resurrection Fest pueden estar orgullosos. El Tsunami avanza a grandes pasos y va camino de convertirse en un referente dentro del panorama festivalero nacional. Recomendable al cien por cien para todo tipo de aficionados a la buena música, la buena sidra y la buena comida que ofrece la ciudad de Gijón.
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