Crónicas

The Professionals: Sin acomodarse en el sofá

«Ellos pasan de revolcarse en el fango del pasado y eso es muy respetable»

Sala Azkena, Bilbao

Texto y fotos: Alfredo Villaescusa

Vivir de las rentas es el camino fácil. Arrastrarse hasta la extenuación e ir dando pena por las esquinas, quizás la única manera de supervivencia posible en una época de gilipollas consumados con presencia institucional. Frente a los jetas que no tienen reparo alguno a la hora de obtener provecho del esfuerzo ajeno, existen otros tipos con dignidad que prefieren sacarse ellos mismos las castañas del fuego y observan el pasado solo con vehemencia o respeto, como ese jarrón chino u objeto extravagante que lleva varias décadas sobre la misma repisa. Qué bien queda ahí, pero no lo toquemos mucho, no sea que se vaya a romper.

Con una actitud de displicencia total probablemente observen The Professionals el legado de Sex Pistols, representado en la figura del batería Paul Cook, o aquellos inciertos inicios a finales de los setenta con Steve Jones todavía en la banda en los que los problemas legales que sufrieron ya daban a entender que su trayectoria tampoco iba a ser mucho más larga que la de los creadores de “Anarchy In The UK”. Quién iba a decir que entrado el presente milenio surgiría una nueva encarnación del combo, con Tom Spencer a la voz, deseosa de seguir escribiendo letras de oro en la historia de la música. Nada de viejas rivalidades entre lo antiguo o lo reciente. Que las plantas crezcan y se desarrollen sin complejo ninguno.

Tal vez fuera porque ya estuvieron en la península el pasado agosto o por motivos extraños que escapan a nuestra comprensión, pero lo cierto es que no puede calificarse de triunfal el paso de estos veteranos por la capital vizcaína. El ambiente era desolador en un inicio, aunque al final llegó a alcanzarse una afluencia en torno al medio centenar, algo raquítico para un grupo con tanta solera y calidad. Pero ya se sabe que este mundo está plagado de injusticias por doquier y la sinceridad no se suele estilar demasiado. Esperemos que este leve batacazo no influya a la hora de que los promotores sigan apostando por propuestas que se salgan de lo habitual. Ser un cruzado de la cultura tampoco fue nunca tarea fácil.

Si algo demostraron The Professionals en su última visita por estos lares es que de tablas andan sobrados. Eso quedó patente desde que arrancaran de forma enérgica con su pieza homónima “Join The Professionals”. Un pistoletazo de salida con la potencia suficiente para movilizar a los fieles. Y como no poseen complejos en lo que a mezclar épocas se refiere, no se cortaron al pasar sin transición alguna al último material editado con “Good Man Down”, corte con el que se inicia precisamente el largo en cuestión ‘What In the World’.

Quizás deberían haber aguantado un poco más, pero no tardaron en soltar “Silly Thing”, de las pocas bombas de los Sex Pistols que se atreven a incluir en su repertorio, por aquello de no encasillarse en el pasado y demás. Y si solo contemplar a Paul Cook aporreando la batera con saña ya es un espectáculo en sí mismo, no digamos cuando se atreve a tomar la voz cantante. Pura historia viva de la música ante nosotros, a escasos metros.

Las comparaciones suelen ser odiosas, pero lo peor de ellas es que consiguen que no se valoren las cosas en su justa medida. Eso sucede con “Rewind”, otro corte reciente que nada tiene que envidiar al glorioso legado pretérito de los diferentes miembros. Y la incorporación de “Extremadura” al directo, la anterior vez me suena que no la tocaron, se antoja más dudosa, aunque siempre es de agradecer que se cambie de repertorio con motivo de una gira. Fuera los funcionarios que llevan décadas interpretando lo mismo y casi en el mismo orden.

Daba la casualidad de que a poca distancia del escenario había una pared repleta de portadas de discos imprescindibles en la historia del rock, entre esos estaba por supuesto el ‘Never Mind The Bollocks’ de Sex Pistols y la banda no pudo evitar llamar la atención sobre este hecho, no todos los días se tenía en el garito a uno de los protagonistas. Una solera similar gasta asimismo “Just Another Dream” de 1980, el primer single publicado por The Professionals antes de que las disputas legales con su bajista terminaran con el que iba a ser su álbum debut guardado en el cajón.

Hubo espacio también para primicias como “Kingdom Come”, un corte que todavía no ha sido registrado en estudio y que vale de sobra para no perder el interés ni por asomo. “Quizás se convierta en un hit single y luego podáis decir que estuvisteis allí”, ironizó su simpático voceras antes de acometer el estreno de la noche.

Pero uno de los momentos álgidos en sus bolos es “Lonely Boy”, parte fundamental de la BSO de ‘The Great Rock N’ Roll Swindle’ y con un inmortal vídeo en el que Steve Jones aparece retozándose con una prostituta y legando hasta algún bailecito memorable. Imposible no acordarse del guitarrista de los Pistols en un corte tan vinculado a su figura, esperemos que algún día se anime a cruzar de nuevo el charco, pues desde hace años vive en Los Ángeles, donde conduce un programa de radio, entre otras actividades.

“Bad Baby” fue otro de los trallazos que animó la parte final del concierto y que demostró una vez más que el combo andaba muy rodado, especialmente en los coros. Y la atmósfera festiva de “Hats Off” puso en movimiento a varios veteranos del lugar, un ímpetu que no desaprovecharon en “Kick Down The Doors” o en “Let Go”, puro macarrismo en la onda Backyard Babies. Alcanzado el cénit, nada mejor que despedirse con punteos rock n’ roll a la vieja usanza en “1 2 3”.

No había muchedumbres, pero los que acudieron a la llamada esa noche andaban muy motivados, por lo que no costó demasiado conseguir que el súpergrupo regresara a las tablas. “Crescendo” parecía más que una buena elección por sus visos de clásico absoluto, del mismo modo que “Payola”, una joya cercana al power pop que sirve para mantener el estandarte en alto. Otra de Sex Pistols ya se habría agradecido en este punto, pero, como hemos dicho anteriormente, ellos pasan de revolcarse en el fango del pasado. Y eso es muy respetable.

Es una pena que un grupo de tanta envergadura coseche una asistencia tan pobre, pero ya se sabe que en una ciencia tan inexacta a veces los astros no coinciden sin que se pueda extraer una causa concreta. Fue de subrayar, eso sí, que el repertorio no estuviera calcado al milímetro al de hace unos meses, lo cual hubiera sido un tanto descorazonador. Lo de acomodarse en el sofá nunca fue con ellos.

Alfredo Villaescusa
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