Crónicas
The Aristocrats: Sonido en múltiples escalas de otra dimensión
«Una velada sólo para eruditos amantes de la música cargada de peripecias»
12 febrero 2020
Sala Apolo, Barcelona
Texto y fotos: Markcerock
Con precisión de relojería, la intro en off de “Mule Train” de Frankie Laine, famoso cantante de los cuarentas, es la señal que The Aristocrats entran en escena a dar lecciones de virtuosismo.
Alineado este poderoso trío con Guthrie Govan a la guitarra, Marco Minnemann en la batería y Bryan Beller con el bajo, uno a uno fue presentado para camuflar “Blues Fucker”, la primera diana de la noche. La ausencia de cantante es la excusa para los largos comentarios de los músicos de cada tema, que pierde el hilo conductor de una actuación en vivo. El siguiente dardo fue una “D- Grade Fuck Movie Jam” con aires de Hendrix , groove funk y comparaciones a Steve Vai o el padrino de las cuerdas; Joe Satriani. Siete minutos llenos de lujos y solos afinados a la perfección.
El estricto control sobre filmar o sacar fotos fue guardado con mucho celo por los roadies y músicos al punto de decirme el bajista que esta era la ultima canción para fotografiar, a lo que asentí con la frase “la misma canción de siempre, tres canciones sin flash”, por supuesto en la lengua de Shakespeare. Los sonidos de guitarra flamenca no se hacen esperar en “Spanish Eddie”, medio tiempo de jazz para volver al sonido hispánico. Este es un claro homenaje a la tierra de la que formamos parte y que culturalmente es muy diversa. Minnemann bromeó al llamarla “Catalán Eddie” para no caer en polémicas territoriales. “When We All Come Together”, otra pieza de su último disco ‘You Know What?’, compuesta por su batería en clave country del viejo oeste con solos progresivos.
Siguiente turno para la introspectiva “The Ballad of Bonnie And Clyde”, delicadeza en los primeros acordes para ir in crescendo, estallando en excelencia instrumental propia de su bajista Bryan Beller, quien firma la canción en el disco. Después del monólogo correspondiente más una master class que un concierto, nos obsequian con “Get it Like That”, de su primera producción. Jam de palmas, gallos y cerdos de goma haciendo corcheas, replicando notas en los instrumentos y finalizando con la intro de XYZ, un claro homenaje al recientemente fallecido Neil Peart, de la icónica banda canadiense Rush.
El club de la comedia continúa con “Last Orders” y cede el testigo a la acrobática “The Kentucky Meat Shower”, previo monólogo de Guthrie Govan. El stand comedy continua con otra historia a cargo de Marco Minnemann, que se marca una intro de batería de otro planeta y una poseída guitarra con escalas pentatónicas imposibles y estilo avant garde de unos King Crimson. “Flatlands”, presentada por su bajista, es la bomba final según el riguroso setlist para el amague final del bis con la Tarantinesca “Smuggler´s Corridor”, apoyada sorpresivamente por la audiencia coreando el riff principal ,acabando así una velada sólo para eruditos amantes de la música cargada de peripecias. Palabras más, palabras menos, no quitan mérito a este transnacional power trío dueños del sonido en múltiples escalas de otra dimensión.
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