Crónicas

Lamb of God + Une Misère + Antropomorphia: Exquisita demolición  

«Cada noche es una celebración, una experiencia que exprimir y una oportunidad para dejarse la piel que los norteamericanos no dejan pasar. Cuando transgredan esa filosofía de dar el cien por cien, dad por hecho que lo dejarán.»

18 junio 2019

Poppodium 013, Tilburg (Países Bajos)

Texto: Jason Cenador. Fotos: Hughes Vanhoucke

En pleno periplo europeo con motivo de los grandes festivales de verano y a pocas semanas de recalar en el Resurrection Fest de Viveiro (Lugo), la corrosiva banda oriunda Richmond, Virginia (EE.UU.) efectuó una parada estratégica en uno de los locales más prestigiosos del continente, el 013 de Tilburgo, Holanda.

Lamb of God

Aprovechando nuestra presencia por la zona con motivo del Graspop Metal Meeting belga, cuya crónica más completa y detallada podrás leer en el inminente número especial de verano de La Heavy, nos desplazamos a la sexta ciudad holandesa en términos de población para un calentamiento previo al festival que terminó siendo una apoteosis por adelantado. Un show de Lamb of God nunca se queda a medio camino y no entiende de titubeos ni medias tintas. Juegan en la primera división del metal internacional desde hace años  y la inusitada energía que desprenden cada vez que se cuelgan los instrumentos fulmina cualquier posibilidad de disfrutar el concierto contemplativamente. Con ellos hay que ir a fuego, y por eso ardió – en sentido figurado – la tan afamada sala neerlandesa.

No le viene la fama gratuitamente al 013, por donde en los últimos años ha desfilado la flor y nata del rock y el metal internacional dando lugar a innumerables noches de gloria. El acondicionamiento, la acústica, la comodidad y los servicios del lugar ya los querríamos en nuestras ciudades quienes, en muchas ocasiones, nos tenemos que conformar con discotecas o locales multiusos para poder cobijar a conciertos de mediano aforo, cuando las salas de medio millar de personas se quedan pequeñas y los pabellones, grandes.

Antropomorphia

Abrían la lata los locales Antropomorphia, una curtida banda de death metal fundada en 1989 que sigue fiel a sus principios y acaba de publicar nuevo disco, ‘Merciless Savagery’. Con severidad y  grandes dosis de crudeza, despacharon su concierto sin apenas comunicarse con sus conciudadanos y sin ofrecer demasiada novedad, más allá que un pretexto acústico ideal para desahogarse y dejarse llevar por los vientos de su brutalidad.

Mucho más interesantes y llamativos resultaron los segundos en liza, que pese a tener el nombre en francés Une Misère, proceden de la remota Islandia, sin duda uno de los países con más bandas fascinantes per cápita del mundo. Parece un requisito fundamental incurrir en cierta experimentación para exportar música de la isla, y este sexteto no iba a ser menos.  Cimentada en el metalcore y el posthardcore, su música abraza un tremendo dinamismo que nos hizo mantener nuestros cinco sentidos puestos en los que discurría en escena. Sus componentes tienen trecho andado en otras formaciones, y esa experiencia bien se refleja en una presencia imponente y una calidad fuera de lo común.

Une Misère

Con pasajes huracanados defendidos por un derroche de energía absoluto, momentos más cadenciosos y envolventes, partes atmosféricas y opresivas, y cambios de tercio inesperados, los temas de su primer larga duración, que saldrá a la venta próximamente a través de Nuclear Blast, se antojaron una soberbia inyección de frescura en una escena que, aunque a veces parece sobrecargada, sigue siendo permeable a proyectos sorprendentes.  Mención especial merece la insoslayable dedicación de su vocalista Jón Már Ásbjörnsson y el poderío de su batería, Benjamín Bent Árnason, una bestia parda. Hasta la fecha, tienen en la calle un EP publicado hace un par de años bajo el título de ‘010717’ que no dejó indiferente a los afines a los sonidos más agresivos y contemporáneos.

Lamb of God

Por fin llegó el momento más esperado por la nutrida afluencia, que dotaba a la sala de un aspecto magnífico pese a tratarse de un martes, y es que por estos lares, hay quien se coge el coche después de trabajar y se recorre más de cien kilómetros si hace falta para disfrutar a sus bandas favoritas, aunque el día siguiente toquen a diana. Lamb of God aparecía en escena como una exhalación, con un Randy Blythe que es pura entrega y abnegación desde el primer segundo que pisa un escenario y un grupo que a estas alturas de la película es una maquinaria de destrucción engrasada a la perfección, un tren que jamás descarrila en su irrefrenable avance por sembrar un irresistible caos ordenado en forma de descomunal groove metal.

Reyes indiscutibles de su categoría, no dejaron títere con cabeza – o lo que es lo mismo, asistente sin afecciones en el cuello – en un concierto demoledor y exquisito a partes iguales que arrancó con “Omerta”, sucedida por la salvaje “Ruin”, tras la que Blythe se dirigió por primera vez a la audiencia con cercanía, simpatía y el énfasis de quien vive lo acontecido con la misma intensidad que quien los ve por primera vez, pese a estar inmiscuidos en una gira con un buen puñado de fechas bastante seguidas entre sí. Cada noche es una celebración, una experiencia que exprimir y una oportunidad para dejarse la piel que los norteamericanos no dejan pasar. Cuando transgredan esa filosofía de dar el cien por cien, dad por hecho que lo dejarán.

Lamb of God

La tercera pieza en el repertorio, “Walk with Me in Hell” es, sin duda, una de las más aclamadas e impactantes, una bomba de relojería pletórica de absorbentes melodías  en los punteos de guitarra y un torrente de encarnizado alto voltaje que sembró un delirio que ya no cesaría a lo largo de una gala sin altibajos que valgan. Constantes y sin resquicios para tregua alguna, prosiguieron dinamitando el sosiego con toda una avalancha de virulencia metalera en la que cada tema era una piedra de varias toneladas que caía sobre cualquier posibilidad de indiferencia.  "Now You've Got Something to Die For", "As the Places Burn", "512", "Still Echoes", "Engage the Fear Machine", Blacken the Cursed Sun"... La temperatura no decrecía ni un solo instante y solo nos salvaba de la incineración colectiva el fantástico sistema de acondicionamiento del bendito 013. Por cierto que el frontman tuvo palabras de amabilidad y elogio hacia las dos bandas que le precedían, demostrando una vez más que milita en este movimiento cultural con el entusiasmo de cualquier aficionado.

Para el final dejaron una retahíla de grandes y arrolladoras composiciones de la talla de “Desdending”, “Hourglass” y “Laid to Rest”, que precedieron a la que, por supuesto, nos llevó en volandas hasta el culmen del show, la catarsis absoluta, el reventón completo que supone un hit como “Redneck”. ¡Qué mejor manera de dar carpetazo a una gran velada de puro y duro, muy duro metal!

Jason Cenador
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Esta entrada fue escrita por Jason Cenador

1 comentario

  • Juandie dice:

    Brutal como nos tienen acostumbrados en directo la banda LAMB OF GOD y que esa noche al igual que las otras dos bandas teloneras todas ellas estuvieron muy a la altura. A ver si nos lo traen pronto por España en esta gira conjunta.

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