Crónicas

La Polla Records + El Drogas: La mejor banda de punk del mundo

«Ni una sola de las canciones que diluviaron sobre nuestros oídos se resistían a ser coreadas a grito pelado»

12 octubre 2019

Wizink Center, Madrid

Texto: Jason Cenador. Fotos: Hughes Vanhoucke

No es pretencioso, ni aventurado, ni pasarse de la raya decir que la histórica banda liderada por Evaristo Páramos es la mejor banda de punk rock de la historia. No deja de ser subjetivo; habrá quien se eche las manos a la cabeza, y algún británico – o americano – tal vez reaccionaría entre la carcajada y la condescendencia, pero sin saber de qué y de quién hablamos. El qué es un recorrido impecable de un cuarto de siglo ilustrado por innumerables canciones, a cada cual más auténtica, acertada y – en muchos casos desgraciadamente – vigente, con un carácter propio, intransferible y arrollador. El quién, un buque insignia del punk no solamente por lo que representa, sino por lo que es, una autenticidad y una astucia únicas.

Dicen las malas lenguas que La Polla Records se ha vendido al capitalismo por tocar ante grandes recintos como el Wizink Center, lleno por completo por un público que alcanzó el delirio colectivo este sábado tras otro baño de masas el viernes. Pero no nos llevemos a engaño: todo esto no responde más que a una demanda que ha roto todos los moldes a los que cualquier banda de punk estatal – con la combatividad que ello implica, lejos del hedonismo de otras escenas – podría aspirar. Solo la banda de punk rock, del de verdad, del que no se calla ni por Dios, más grande de siempre es capaz de aglutinar a tantos de los que portamos en nuestro interior la subversión y el inconformismo volcados en música. Eso sí, con sarcasmo, con ironía, con chispa. Eso jamás falta en nada que tenga que ver con La Polla Records. Y claro, no estuvo ausente de los comentarios que el siempre entregado y espontáneo Evaristo realizó a lo largo de todo el show.

Evaristo Páramos (La Polla Records)

Pero casi medio centenar de canciones, 44 para ser más exactos, en dos horas, por expeditivas que estas sean, no dejan demasiado hueco a la cháchara. Por eso fueron muchos los tramos en los que se sucedieron los temas prácticamente sin descanso ni paz, como proclama el título de la compilación con la que volvieron a la carga y el tema que le presta su nombre, el cual, por cierto, también sonó rodeada de grandes clásicos de ayer y anteayer. Porque La Polla Records no sacó disco malo, y tanta eficacia para agitar a las masas que involuntariamente pero con todo el mérito del mundo congregan tiene la inaugural "Salve", cruz en llamas incluida, en esta ocasión en la pantalla mientras sonaban cantos gregorianos a modo de intro; como la jocosa "Hoy vamos a explicar la palabra feo" o la agresiva "Punkyfer", de aquel 'El último (el) de La Polla' que supuso un epitafio a su carrera en 2003 y que no tuvo gira de presentación. Bendita resurrección para aquellos que, por cuestiones netamente generacionales, pensamos que jamás disfrutaríamos de esto en vivo.

No estaba Fernandito, el batería que falleció súbitamente en 2002, pero sí el resto de sus compañeros tal y como a él le hubiera gustado ver tantos años después. Y ojo, que no estaban tocando en Madrid un día cualquiera, sino el mismísimo Día de la Hispanidad, con toda la parafernalia patriotera y militar desplegada horas antes a escasas manzanas de donde temas como "Cara al culo" retumban a todo volumen en las antípodas ideológicas. Muchos de los que asistieron al dichoso desfile entran en el perfil de lo descrito en piezas míticas, rabiosas y elocuentes como "Lucky Man for You" – en la que "hacer el vasco" sustituyó a "hacer el indio" –,  "Delincuencia", "Odio a los partidos" o "Ellos dicen mierda", sin duda de las más coreadas, hasta el punto de tapar un sonido que, salvo en los primeros temas en los que una guitarra estuvo casi ausente, fue realmente límpido. Por no hablar de la exaltación antimilitar de himnos como "Johnny".

Es curioso cómo alegría musical y acidez letrística se dan la mano en "Chica Yeye", alegato feminista desde una ironía mordaz en una letra que encarna la evolución del maltratador frustrado por la vida, o "Los 7 enanitos", que evoca la fábula de Blancanieves hablándonos de unos enanitos cuyo patrón no sale nada bien parado.

Resultó imposible salir con un solo hilo de voz del antiguo Palacio de los Deportes, pues ni una sola de las canciones que diluviaron sobre nuestros oídos como una tormenta perfecta de alto voltaje y reivindicación sonora se resistían a ser coreadas a grito pelado. "Come mierda" fue una delicia, qué paradoja, y "Maigenerasión" o "El avestruz" casi incitaron a bailar, si bien el cupo de pogos se cubría cada instante en las zonas centrales de la pista.

Manolo García 'Sumé' (La Polla Records)

Uno se pregunta por el coeficiente intelectual de alguien que es capaz de escribir, desde la más completa irreverencia, temas como "Que turututu, ay que tururu", que pese a su título tiene frases dignas de un maldito genio, con esa retranca que casi nos lleva a pensar en que el origen gallego de Evaristo, fan acérrimo del Celta de Vigo como se encargó de recordar testimonialmente en algún tramo del show (hasta le lanzaron una camiseta del club vigués), quedó de alguna manera implementada en el hemisferio izquierdo de su cerebro. Y eso que vivió prácticamente toda la vida en Euskal Herria. De entre los temas con letras más ingeniosas se quedó esta vez fuera "Ya no quiero ser yo", una de las pocas grandes ausencias de un repertorio extensísimo. Por cierto, seguramente como elección nada azarosa, el cantante salió vistiendo una camiseta de la selección portuguesa de fútbol, gracioso en un día como el 12 de octubre.

A lo largo de todo el show, canciones coreadas por los que más profundizamos durante años en la prolífica discografía de La Polla, como "Eutanasia", "El congreso de los ratones" o "Ciervos, corzos y gacelas" se entrelazaban con temas celebrados por absolutamente todo el mundo, tales como aquel "Gol en el campo" en el que el fútbol se convertía en un formidable tablero para establecer una analogía con la política de hoy, la mítica "Txus", "Porno en acción" o "No somos nada". ¡Qué himno esta última, qué emoción!

En una de las pocas ocasiones en las que Evaristo fue más prolífico en palabras, tras ejecutar "Toda la puta vida igual", llamó la atención su sorna hacia la distorsión que en ocasiones sufre el concepto del lenguaje inclusivo, puesto que se dirigió al público diciendo: "Sois los mejoros, sois las mejoras. ¡Sois lis mijiris! ¡Ahora vamos a hablar con la i!". Ya antes, tras las primeras ráfagas de canciones, manifestó que estaban muy contentos de estar aquí y, sin perder de vista esa guasa intransferible, se hizo pasar por uno de los que cortan el bacalao comentando que "los que mandamos nos ocuparemos de vuestro bienestar", queriendo decir, claro, precisamente lo contrario. También señaló en otro momento que en realidad se llama Juan pero que se había puesto Evaristo de mote porque es más sencillo.

Desde la corrosiva intensidad de "Memoria de muerte", "Radio crimen", "Socios a fuerza" o "Carne para la picadora", hasta la pegada coreable de la pegadiza "Mundo cabrón", la cuasi soviética – con la inherente ironía – "Iván" o la muy musical "La solución final", cuya letra uno se pregunta si habría pasado el absurdo filtro de la intolerable censura de hoy en día, el concierto gozó de un dinamismo tremendo. De alguna manera, la distribución de las canciones fue muy acertada. Casi al final, la guasa pseudohippie de "La llorona" sirvió para que los más activos en los pogos, que desde la grada resultaban entretenidos de ver, se tomasen un respiro, puesto que el ritmo fue trepidante, para sudar la camiseta en la traca final configurada por la mentada "Odio a los partidos", una de las que ya venían sonando en los shows de Gatillazo, y "Así casca la basca". La despedida fue con un escueto y natural "venga, agur". Nunca fue muy diferente, aunque quizá en otra época sí que pudo haber algo más de movimiento sobre las tablas. Gestos y cachondeo, eso sí, permanecieron fieles a la cita.

El Drogas

La velada la abrió un concierto genial de El Drogas, que a pocas semanas de acometer una kilométrica gira que estará centrada en su reciente quíntuple disco, 'Solo quiero brujas en esta noche sin compañía', se dio un homenaje repleto de canciones de Barricada, para gustazo de los cada vez más numerosos acólitos del rock urbano y combativo de latitudes septentrionales de la vieja Iberia.

Su concierto fue inaugurado, tras un afable saludo, con la insigne "Ocupación", en la que ya advertimos un sonido formidable en el que la voz de Enrique Villarreal, incólume, grave y potente, gozaba de tanta presencia como el propio artista bajo los focos. ¡Qué manera de gobernar el escenario! Clásicos de su vieja banda, cuyo regreso no está para nada descartado, tales como "La silla eléctrica", "Bahía de Pasaia", "Barrio conflictivo", en la que el vocalista se bajó a cantar al foso de fotógrafos, o "No hay tregua" hicieron de aquello una verdadera olla a presión, furor que tampoco decreció con alguna que otra de Txarrena ("Empujo pa'ki”) o de su carrera en solitario, como "Come elefantes" o "Peineta y mantilla". Hasta cayó la imperecedera "Frío", versión de Alarma.

En varios tramos del concierto, el emblemático vocalista bromeó con el ya famoso incidente del paracaidista que al descender en el desfile del Día de la Hispanidad con la bandera se quedó enredado en una farola. "Hacen falta más farolas", comentó con guasa antes de confesar que le "jode no ser el puto rey" y dar paso a "Carnaval" diciendo que es una canción "compuesta hace mucho tiempo para un día como hoy".

La recta final del show, salpicada de míticos temas como "Oveja negra", "Todos mirando" o "Blanco y negro",  fue de lo más emocionante, el preludio ideal para lo que vendría a continuación. La banda es un bloque granítico erguido sobre la pegada de la batería del también cantante y guitarrista de Koma, Brigi Duque, que vestía una camiseta con el lema "Altsasukoak aske", en alusión a los jóvenes de Altsasu encerrados en prisión y condenados a altas penas.

Cuando todo acabó y el Palacio de los Deportes era desalojado por un público que albergaba la sensación unánime de haber vivido una noche histórica, muchos cantaban sin parar el insigne coro de "Txus" por las escaleras y fuera del recinto, síntoma inequívoco del entusiasmo de haber disfrutado, más de quince años después de su separación, de un concierto de la que para muchos es la mejor banda de punk que ha habido y habrá. La Polla Records es eterna.

Setlist: Salve, Memoria de muerte, Así es la vida, Lucky Man for You, Nuestra alegre  juventud, El suicida, Chica Yeye, Los 7 enanitos, Delincuencia, Come mierda, Ni descanso, ni paz!, Maigenerasion, Igual para todos, Que turututu, ay que tururu, Vuestra maldición, balada inculta, Gol en el campo, Hoy vamos a explicar la palabra feo, Tú alucinas, Eutanasia, El congreso de ratones, Txus, Europa, Mundo cabrón, Ciervos, corzos y Gacelas, El avestruz, A tu lado, Radio crimen, Punkyfer, Los monos, Porno en acción, Ellos dicen mierda, No somos nada, Socios a la fuerza, La solución final,  Carne para la picadora, Iván, Cara al culo, Toda la puta vida igual, La justicia, Johnny, La llorona, Odio a los partidos, Así casca la basca

Jason Cenador
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Esta entrada fue escrita por Jason Cenador

11 comentarios

  • Anónimo dice:

    Si te hubieran dado esa brutal paliza a ti o tu novia no dirías semejante barbaridad.

  • juan dice:

    buena cronica jason totalmentede acuerdo

  • joandie dice:

    Se ve que al imbécil de El Drogas le hizo mucha gracia lo que le pasó al paracaidista... qué personaje más patético.

  • Miguel dice:

    Tanto la polla como el drogas ¡geniales!

  • Juandie dice:

    Con este pedazo de setlist solo puede salir un gran concierto de los históricos LA POLLA RECORDS y con todo vendido en uno de los mejores recinto de Madrid. A ver si nos lo traen por Andalucia.

  • Raul dice:

    Ese concierto hubiera estado mejor en las ventas,por ejemplo..

    A los del paracaidista: Que el tío se quede colgado ahí como un jamón le ha hecho gracia a media España.Otra cosa hubiera sido que se hubiera hecho algo...

  • Ska1976 dice:

    A mi el concierto me parecio una estafa (y he sido seguidor de la Polla Records durante casi toda mi vida), pague 30,50 euros por una butaca (no pille pista porque no llegue a tiempo ya estaban agotadas) que estaba en un sitio de mierda en la segunda planta lo que provoco mi mosqueo, el merchandising carisimo a precios prohibitivos (25 euros una camiseta solo por poner el nombre del grupo y nada mas y 18 euros una visera me da risa que a esos precios les llamen alternativos) sinceramente yo tan solo los he podido ver 2 veces en directo (una en Canciller y otra en la Sala la Corte) ppr motivo de pasta o de curro y los preferia como eran entonces a como son ahora el Wizink tampoco me impacto a decir verdad.

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