Crónicas

La Polla Records: Aquelarre antiestatal

«Si se hubieran tirado otra hora más, a nadie le habría importado, pues muchos permanecieron un tiempo considerable en frente del escenario, como si no pudieran creerse que la velada había acabado de verdad»

BEC, Barakaldo, Bilbao (Bizkaia)

Texto: Alfredo Villaescusa. Fotos: Iñigo Malvido

Después de acudir al festival punk Rebellion de Blackpool (Reino Unido) uno entiende perfectamente de qué iba aquel transgresor movimiento del 77. Basta pasearse por el descomunal recinto de ínfulas victorianas para comprobar cómo la educación supera con creces a la de la mayoría de paisanos peninsulares y entender que las pintas jamás pueden utilizarse de base para juzgar a una persona. Es algo muy básico, de primero de urbanidad por lo menos, pero nunca está de más repetirlo ante tanto troglodita suelto sin bozal, que sigue utilizando tan trasnochado baremo. Terroristas y ladrones ahora también visten de traje.

Y si en Gran Bretaña creció toda una generación subversiva y descontenta gracias a las políticas antisociales de Margaret Thatcher, en la piel del toro los años del arrase socialista en las urnas crearon un caldo de cultivo idóneo para los discrepantes con ese cambio que en realidad no era político sino más bien de chaquetas. En este contexto, las letras de La Polla Records se convirtieron en proféticas totales en esa España del pelotazo, el amiguismo y esas juergas de putas y cocaína en nombre de la izquierda que conoceríamos a posteriori. Un verdadero fresco de la idiosincrasia patria que, al parecer, no avergonzaba a nadie cuando tocaba sacar a pasear banderas.

Estaba cantado que el concierto de Evaristo y compañía en el BEC se transformaría en un acto de rechazo al Estado, al autoritarismo y a todas esas medidas miopes que han posibilitado que Cataluña se convierta en una especie de campo de batalla. Electoral, por supuesto. La misma gente que te podrías encontrar viendo a Fito o Berri Txarrak ahí estaba el viernes luciendo cresta imaginaria, un evento que era más que nada un acontecimiento social.

Pero ahí había que estar para contarlo. Y vivirlo, que no fue poco. Con entradas agotadas con bastante antelación en esta primera cita en el pabellón barakaldés, la peña seguía incorporándose a cuentagotas mientras oficiaba El Drogas, que estuvo colosal a nivel de voz, sonido, esa pedazo banda que lleva en la actualidad, y la consabida ristra de himnos impepinables para poner a cualquiera firme. Hablamos de “Animal caliente”, “Todos mirando”, “Balas blancas” y demás clásicos absolutos de Barricada, algo que ya por sí solo vale para ganarse a la concurrencia más reticente.

Y por si esto fuera poco, lo sazonó con las versiones de Alarma (“Frío”) y la sorprendente “Enemigo público” de Cicatriz, que elevó los ánimos hasta la estratosfera y más allá. Y bueno, el mítico “No hay tregua” montó asimismo un jolgorio de proporciones inmensas, os podéis imaginar lo que se gritó en el estribillo, una costumbre que ya se antoja ancestral, y más por estas latitudes. Un karaoke colectivo que superó el concepto tradicional de telonero. Superior.

Una cruz en llamas por las pantallas en la que se intuía una silueta de Papa sirvió de preludio a una descarga imparable de letras viscerales y actitud apabullante sin mácula alguna. El momento soñado para muchos de ver a La Polla Records en directo había llegado, y el primer canto de consagración, “Salve”, era toda una piedra angular en el aquelarre antiestatal que se iba a montar aquella noche.

“Memoria de muerte” y “Así es la vida” siguieron cimentando la demolición del buenrollismo antes del despiporre de “Lucky Man For You”, con pogos salvajes de verdad y no las caricias recatadas que se observan en otros sitios. “Nuestra alegre juventud” cayó como la mayoría de temas, en un visto y no visto, mientras Evaristo se recorría de punta a punta el escenario y demostraba un prodigioso estado de forma, que dejaría en la lona a la mayoría de los de su generación. Dicen que ahora hace mucho monte y largos en la piscina. Las ventajas de la vida sana.

No se entiende andar con susceptibilidades en un concierto de La Polla, por eso el carismático voceras no se cortó en hacer el gesto de simular una felación al gritar aquello de “¡Qué bonito es el amor!” de “Chica YeYe”. Y sin descanso enlazaron con “Los 7 enanitos”, otra de las imprescindibles, al igual que “Delincuencia”, donde amagó con quitarse de la boca “una mierda de chorizo”, irreverencia total.

El festival de himnos anduvo a pleno rendimiento con “Come mierda”, la novedad que ya parece un clásico, “Ni descanso ni paz”, “Gol en el campo” o “Hoy vamos a explicar la palabra feo”. Desde luego pocos grupos pueden ofrecer en la actualidad ristra semejante de temazos sin apenas despeinarse, sin palmas ni demás garruladas, una delicia. Hasta tuvimos varios momentos cómicos cuando en “Tú alucinas” Evaristo se desgañitaba gritando “¿Dónde está la razón?” y luego se rebuscaba entre sus partes pudendas diciendo “Por aquí estará”. Genio y figura.

Rabiosa actualidad destilaba “El congreso de los ratones” y apoteósica resultó “Txus”, probablemente su pieza más nihilista. Tras un breve parón en el que sonó por altavoces un desconcertante “Stupid Cupid” de Connie Francis, si no me equivoco, enfilamos el segundo tramo de la actuación con un “Europa” en el que Evaristo se coronó rey colocándose un katxi en la cabeza. Quizás el inicio de este tramo fuera lo único medianamente flojo que sufrimos aquella noche, aunque no tardaron en incrementar la intensidad gracias a “A tu lado”, “Radio krimen” o un “Punkyfer” a modo de guiño a los seguidores más acérrimos.

El vulgo se sumaría luego con la fundamental “Porno en acción” o ese “Ellos dicen mierda” que no dudaron en incorporar al proyecto colectivo de canción populista Fundación Robo, pura banda sonora del 15-M. Pelos de punta se le debieron poner a cualquier asistente al escuchar a miles de voces entonar de principio a fin “No somos nada”. Y los ánimos no disminuyeron con “Socios a la fuerza” o ese “La solución final” que ya sugería alternativas para evitar las repeticiones electorales.

Los cánticos de apoyo a los jóvenes de Alsasua coparon el intervalo previo a la traca final, que se inició de alto copete con “Ya no quiero ser yo”, una pieza con frases todavía supurantes a día de hoy como aquella de “voy a ser el psiquiatra de la virgen cuando tuvo que contarle lo del niño a San José”. Y echaron más leña al fuego con “Carne pa’ la picadora”, la soviética “Iván” o ese “Cara al culo” más vigente que nunca en una época donde vuelven los juramentos con crucifijos “por España” y los homenajes impunes al terrorismo de Estado. Pusieron el colofón con “Toda la puta vida igual”, a mil revoluciones y dejando todavía ganas de que no acabara nunca aquella noche legendaria.

Volvieron las consignas políticas antes del segundo bis, que comenzó precisamente con “La justicia”, esa que en lo esencial todavía parece dirigida desde el Valle de los Caídos. Y “Johnny” proporcionó la munición necesaria para continuar derrochando bilis, previamente al cierre inevitable con “La llorona” y los pogos monumentales con “Odio a los partidos”. Si se hubieran tirado otra hora más, a nadie le habría importado, pues muchos permanecieron un tiempo considerable en frente del escenario, como si no pudieran creerse que la velada había acabado de verdad.

Un bolazo de sentar cátedra desde cualquier prisma posible. Nos quedó la duda que esbozaba en un reciente artículo Víctor Lenore de si los recitales de La Polla son un simple aquelarre antiestatal o más bien un intento de esbozar la realidad de un país carcomido hasta la médula. Tal vez se trate de una mezcla de ambas cosas y sean necesarias las celebraciones de este tipo y a la vez intentar poner un poco de lógica entre tanto comportamiento perturbado. Muchos todavía tienen un problema.

 

Alfredo Villaescusa
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Esta entrada fue escrita por Alfredo Villaescusa

10 comentarios

  • Juandie dice:

    Otro gran concierto de los históricos LA POLLA RECORDS a través de tanto clásico de la movida Punk Rock y en el mejor marco de la ciudad de Barakaldo la cual siempre ha destilado Punk en cualquier esquina. Ojala nos duren por muchos años.

  • Santikas dice:

    Apoteosiko Bolo con el Drogas & L. P. R.
    GRAN NOCHE en el BEC Baraka

  • Metal Krines dice:

    Lástima que el sonido no estuvo a la altuta del evento. A Evaristo apenas se le entendía entre canción y canción, y durante éstas su voz quedaba muy desdibujada. Por contra El Drogas sonó de pm. Así lo viví yo en el concierto del viernes.

  • Anónimo dice:

    Totalmente de acuerdo. La Polla no sonó bien. Estaba muy saturado por exceso de volumen.

  • Rocío dice:

    Brutal!!!!,Un chute de energía en toda regla,mil gracias,nosotros lo vimposible desde arriba en la grada de en frente y todo de 10,es verdad que a nivel cálidade de sonido sonó mejor el Drogas,pero el punk uno lo oye pasado de sonido siempre!!!!gracias !!!!

  • Jesus dice:

    Comida de polla records es lo que es esta review. Un sonido lamentable (Almenos en el Sant Jordi), i un grupo que fue ahi a soltar los temas sin puta empatia por el público. Recojemos la pasta y pa casa. Anda y a cascarla!!

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