Crónicas

La Fuga: “La luna brilla con más fuerza que nunca”

«La relación entre Madrid y La Fuga sigue viviendo tiempos de vino y rosas, y eso, mientras brille la luna, siempre será buena señal para nuestro rock»

24 noviembre 2018

Joy Eslava, Madrid

Texto y fotos: Jorge Bobadilla

Iba a empezar con un “noche para el recuerdo” o algo similar, pero ¿cuántas van ya? El imparable ascenso que ha vivido, a pico y pala, la banda de Reinosa (y Pamplona) lo hemos ido viendo paso a paso hasta alcanzar una primera cumbre con la noche de La Riviera en la que se celebró el 20 aniversario que se recogió en el DVD ‘Mientras brille la luna’ que acompañó el lanzamiento de ‘Humo y Cristales’, cuya gira llegaba ahora a Madrid para reventar la Joy Eslava. Una cima más.

Cuando Nando visitó la redacción, una semana antes, nos comentó que quedaban muy pocas entradas por venderse y a pocas horas del concierto se confirmaba el sold out que hizo que las puertas del local tuvieran que abrirse antes de lo anunciado. La acumulación de gente a las puertas y la situación de la sala en el centro de una abarrotada ciudad estos días propiciaron que no tardara en coger color la siempre resultona sala. Nos esperaban más de dos horas de concierto, de la rockera intensidad que luce La Fuga en su tercera década de existencia.

El primer aspecto llamativo llega antes de que suene una sola nota sobre el escenario. Miro a mi alrededor y me sorprende “la mirada familiar de las caras nuevas”, que cantaría posteriormente Pedro en “Camarote”, la gran cantidad de gente muy joven que ha vuelto a ser capaz de convocar La Fuga con sus trabajos más recientes. Gente que corea tan fuerte “Humo y cristales” como “En vela” o que se agita tanto con ese “Camarote” como con “Pedazo de morón”… bueno, igual eso es imposible, pero ya me entendéis.

Con una explosión de luz y distorsión, poniendo en mayúsculas lo que entendemos por rock, “Los molinos” dieron comienzo a la descarga de los dos cántabros y los dos navarros que ahora defienden la luna y la pica-estrella que ya luce también en el fondo del escenario como un símbolo más de la banda, además de hacerlo en las muñecas de los músicos. No tardan ni un segundo en meterse al público en el bolsillo. Personalidad, carisma y canciones son los tres ingredientes infalibles que han conseguido mezclar ya a la perfección.

A esto hay que sumar la camaradería que crean con el público los cuatro miembros de la banda, hasta Edu te hace sentir parte del show desde su inexpugnable plataforma con un simple gesto o cada vez que se levanta, mientras que Nando no para de recorrer el escenario haciendo cómplices en cada mirada y admiradores con cada solo. Alex (Sanz, voz y guitarra en Sonic Toys) muestra el acierto de su elección para cubrir el puesto de las frecuencias graves sin escatimar una gota de sudor, en su cara podíamos leer la ilusión a cada paso del concierto. Y Pedro… es una estrella del rock y las estrellas de rock saltan en cada estallido, se adelantan hasta casi zambullirse en las primeras filas a cada oportunidad, te agarran las tripas, se besan… y si se les deja te lanzan un speach como los que nos dejó Pedro esta noche. Especialmente largo, con las inevitables sonrisas de sus compañeros, fue el que, resumiendo mucho, nos instó a que no nos dejáramos engañar en lo que a la presunta hostilidad territorial actual se refiere. El rock no entiende de fronteras, eso es así. En otro nos aseguró que no debemos creer que haya mal rollo entre ellos y los que dejaron la banda hace unos años (“nos deseamos lo mejor”, dijo). Pero también tuvo momentos para recordar a dos de las mejores voces que hemos tenido el placer de disfrutar y que no están actualmente pasando un buen momento: Boni y Aurora Beltrán se llevaron sonoras ovaciones por parte de un público que los añora y que ahora los recordaba cantando las canciones en las que la guitarra acústica sustituye a la Explorer en las manos del vocalista. “La marea” y especialmente “La balada del despertador”, a la que en su día puso voz Aurora, son puntos de emoción muy altos en este torrente de intensidad que dibuja La Fuga minuto a minuto.

Decía que se besan porque a Nando se le ocurrió la feliz idea de plantarle un beso en los morros a su vocalista en uno de los momentos que este hablaba con el público, cuando presentaba a la banda si no recuerdo mal (que puede ser), y la audiencia de la noche, que fue muy participativa, no dudó en reclamar que esto se repitiera más adelante... y se repitió. "Ni ha sido el primero ni será el último", comentaba Pedro mientras el guitarrista (y los demás) se partía de risa.

Como en las mejores noches, cada vez va quedando menos ropa y hay más sudor. Temas más recientes como “Cuestión de prioridades” muestran su fuerza, y sus fogonazos en escena, con los que ya son también clásicos recientes del repertorio, véase “Lunes de olvido” o “Maldita”. También destacaron de las nuevas “Será” y “Banderas” más adelante, como uno de los primeros himnos que no podían faltar al inicio, “Majareta”. Más momentos destacados llegaron con “Nunca Mais”, que Pedro empezó en galego, o, cómo no, “Sueños de papel”, tan vigente hoy como el día en que se escribió.

El tramo final iba a ser el que se nos grabaría a fuego (nunca mejor dicho), con la sala ya volcada como el grupo en esta orgía de distorsión por la que la banda brinda con nosotros un par de veces. Pedro lo ve claro desde ahí arriba, “que nada de lo que nazca hoy sea un “Amor de contenedor”…”, tema que precedió a cumbres de la actuación como son “No solo respirar”, que en la parte más cañera nos planta en la cara las dos guitarras y el bajo en una parte instrumental arrolladora en la que se cuela el homenaje a Queen con el solo de (espero no equivocarme) “I Want It All”, mezclado donde solían colar solo el “Afraid To Shoot Strangers” (Iron Maiden) en otros conciertos que no coincidían con el aniversario de la muerte del tan de actualidad Freddie Mercury. Lo de Nando echando chispas por su guitarra nunca fue tan literal, si Kiss puede ¿por qué no va a poder La Fuga? Y por supuesto, “Por verte sonreír”, que nos dejaron cantar un rato en esa comunión perfecta con la banda.

Íbamos a por la traca final, con el merecido pequeño descanso de por medio. “Heroína” es de las favoritas del público y como tal se disfruta, pero la banda nos sorprende con otra versión que a algunos nos hizo rejuvenecer un par de décadas, el “Txus” de La Polla (que sonó de la ídem) poniendo aquello patas arriba, antes de rematar con “Buscando en la basura” camino del cierre clásico.

“Pa’ aquí pa’ allá” hizo del millar reunido una sola voz, un estallido final, y un último brindis con “Hells Bells” sonando de fondo. La relación entre Madrid y La Fuga sigue viviendo tiempos de vino y rosas, y eso, mientras brille la luna, siempre será buena señal para nuestro rock.

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Esta entrada fue escrita por Redacción

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