Fran Mariscal: Como en el salón de casa

El pequeño local del madrileño barrio de Lavapiés estaba lleno de almas dispuestas a disfrutar, durante unas horas, del set acústico de Mariscal - con “c”, no con “k” - en un pequeño y sencillo escenario en el que se encontraban, ya, dos guitarras huérfanas bajo la luz de los focos. Los más avispados podían darse ya cuenta de que el músico se encontraba pululando por el bar, copa en mano, bromeando e improvisando junto a sus amigos. Fue quizás por esto que el concierto empezó más de media hora tarde, detalle que no pareció molestar a los presentes.

El acústico se caracterizó por el desparpajo de Fran, al que le daba por bromear, quitarse la camiseta o reírse de sí mismo haciendo chistes de cuando en cuando. Si bien a mí esto me resultó un tanto chocante, dado lo sentimental de sus canciones, no había asistente en la sala que no disfrutara de su peculiar personalidad o que no se riera de sus chistes. A nivel musical, que a fin de cuentas es lo importante, el acústico sonó bien. Tanto la voz como las guitarras de Fran y de Curro, su infalible y virtuoso hacha, sonaban a un nivel limpio y correcto.

Merece la pena hacer una parada para hablar del increíble talento del guitarrista que acompañaba a Mariscal, quien para mí fue lo mejor de la velada. Sus solos acústicos son bellísimos y su manera de tocar no sólo está depurada, sino que también transmite pasión y sentimiento por los cuatro costados. En cierto momento, Curro (@currouttb) se quedó sólo en el escenario e interpretó varios temas. No sólo fueron terriblemente divertidos, sino que también pudimos disfrutar de su voz en solitario. Fue una pena que algunos de los asistentes aprovecharan aquellos instantes para ir a fumar, porque se perdieron a un músico increíble. Con una humildad insólita y después de un par de canciones, Curro llamó a Fran al escenario, ante lo que el cantante le respondió, desde el fondo del bar, que tocara otra. Y vaya que si lo hizo. Su repertorio incluyó temas como "A Patadas",  "Una Nada Más", "Vuelve", "Por Vivir", "Miénteme", "Vivo", "La Piel" e incluso una cover de "Los Mismos Clavos", original de Marea.

Por otra parte, como ya he dicho, la actuación de Mariscal fue correcta pese a algunos errores puntuales - como olvidarse de la letra de una de sus canciones - que resolvió con un desenfado y desparpajo a los que, aparentemente, sus fans ya están acostumbrados. Su voz y su amor por la música, así como su complicidad con sus fans son innegables. Si bien es cierto que yo me esperaba algo diferente, más solemne quizás, no tengo más remedio que rendirme ante el clamor que este joven andaluz despierta en sus admiradores, que llenaron un oscuro bar de Lavapiés de calor y luz para escuchar y cantar junto al artista.

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