Crónicas

Leyendas del Rock 2018 (sábado 11 de agosto)

«Las hordas de metaleros vuelven a demostrar que el rock y el heavy metal en este país sigue más que vivo»

11 agosto 2018

Polideportivo Municipal de Villena (Alicante)

Texto: Andrés Brotons. Fotos: Hughes Vanhoucke e Iñigo Malvido

Último día en el Leyendas del Rock 2018. Una jornada que puso a Villena en pie ante una combinación de clásicos del heavy metal y bandas jóvenes. Nos despedimos del emblemático festival con un gran sabor de boca.

Arrancaba la tarde con los suecos Nocturnal Rites pisando por primera vez el festival. El grupo ha estado muchísimo tiempo inactivo, hasta que el pasado año volvieron al candelero con un nuevo álbum, ‘Phoenix’. Arrancaron precisamente con “Before We Waste Away”, del mismo. El sonido fue mejorable, no obstante, dieron un concierto bastante bueno, dando un gran repaso a la mayor parte de su discografía. Así, cayeron temas como “Call Out To The World” de su penúltimo álbum, ‘The 8th Sin’, así como otros clásicos imprescindibles como “New World Messiah”, “Afterlife” y “Shadowland”, de sus respectivos álbumes de título homónimo. Toda la banda, y especialmente el vocalista Jonny Lindkvist, demostró que siguen en forma, vacilando éste constantemente con sus compañeros apartándoles el micrófono hacia abajo. Estuvieron muy comunicativos y agradecidos, cerrando su corta pero exitosa actuación con la genial “Fools Never Die”, bromeando Jonny con que era una canción que iba sobre sobre bajistas.

Van Canto. Foto: Hughes Vanhoucke

Van Canto repetía después de tres años, y, en esta ocasión, tocaban en uno de los escenarios principales. Su propuesta es muy original, puesto que todos los instrumentos, salvo la batería, son a capella, cantados por varios vocalistas. Sonaron desde temas originales como “If I Die In Battle”, a sus habituales covers como “The Bard’s Song” de Blind Guardian o “Kings Of Metal” de Manowar. Al menos, contaron con mejor sonido que hace tres años, aunque su propuesta tuvo opiniones dispares entre el público; había quien opinaba que eran una tomadura de pelo y a otros que les encantó por su originalidad. Pienso que con su propuesta funcionan mejor las versiones que los temas originales, pero lo importante es que gustó a sus incondicionales y a los que no, tenían otra opción en el Mark Reale.

Paralelamente, los catalanes Northland, con su vocalista y guitarra Pau Murillo al frente, congregaron a un buen séquito de seguidores en el Mark Reale en el que lucieron su original folk death metalero. Cuentan con un par de discos en el mercado, ‘Northland’ y ‘Downfall And Rebirth’, y comentaron que, aunque ya hacía tiempo de ese segundo álbum, esperan que los promotores empiecen a contar con ellos. El ratito que pude verles me gustó, sonaron compactos, con la particularidad de los elementos folks como la flauta en contraste con su metal más contundente.

Ross The Boss. Foto: Hughes Vanhoucke

Llegaba el turno del mítico ex guitarrista de Manowar, Ross The Boss, que acompañado de Mike Lepond al bajo, el batería Lance Barnewold y Marc Lopes como vocalista, hicieron un entretenido concierto con el repertorio de su antigua banda como base. Porque sí, su concierto fue un poco como ver a una “tribute band” o a unos Manowar Hacendado, efectivo, pero teniendo dos álbumes en el mercado, hubiera preferido escuchar los temas de estos. Aun así, un show que incluya temazos como “Death Tone” o el coreadísimo “Kill With Power” no puede defraudar al fan del “verdadero” metal, y más si encima suenan a la guitarra de uno de sus principales creadores. Sobre su cantante, creo que enfrentarse a los temas que originalmente grabó Eric Adams tiene mucho mérito, y. aunque se quedaba corto algunas veces, en general dio la talla. El periplo final fue lo mejor, con la melódica “Figthing The World”, donde Marc Lopes cogió su teléfono para grabarnos. “¡We are here for the fucking heavy metal!”, nos exclamaba mientras arrancaban con las imprescindibles “Battle Hymns” y un celebradísimo “Hail And King” con una larga improvisación al principio. No arrasaron, pero cumplieron.

Los húngaros Dalriada convencían en el Mark Reale con su folk metal y sus dos voces agresivas, la de Laura Binder y la del  guitarrista András Ficzek, que se acoplan perfectamente. Tienen como particularidad cantar en su lengua nativa, viniendo a presentar su último disco ‘Búsirató’ editado el pasado año y del que cayeron cortes como el tema título o “Komámasszon”. No faltaron otros clásicos de su extensa discografía a pesar del poco tiempo del que dispusieron, como “Hajdútánc”.

Thunder. Foto: Hughes Vanhoucke

La intro enlatada con el “Thunderstruck” de AC/DC nos preparaba para el hard rock de la vieja escuela, representado en este día por los británicos Thunder, que sonaron a gloria y dieron un conciertazo que fue de lo mejor de la jornada. Con una puesta en escena bastante austera (se echó de menos el telón de fondo con su logo), la banda liderada por el cantante Danny Bowes y el guitarrista Luke Morley abrió fuego con el fantástico “Wonder Days”, que titula a su penúltimo álbum, y tras un “Muchas gracias, somos Thunder, ¿cómo estáis?”, enlazaron con el clásico “River Of Pain”. Bowes demostró estar en forma vocalmente, con ese timbre característico herencia de otros grandes como Paul Rodgers o Robert Plant, al tiempo que juguetea con el público con los recurrentes “Yeah…!” para introducir el clásico “Higher Ground” de su ya lejano primer álbum de 1990. El grupo desprende un buen rollo impresionante, mientras en el medio tiempo “Low Life In High Places” vuelve a pedir ayuda en los últimos versos. Tras “The Thing That I Want”, la bailable “I Love You More Than Rock & Roll” y “Backstreet Symphony”, llega el baladón “Love Walked In”, con un Bowes lleno de sentimiento. El cierre fue con la juerguista “Dirty Love” con el público saltando y tarareando el célebre “na, na, na na…” de su estribillo animados por Danny. Atronaron y encandilaron.

Doro. Foto: Hughes Vanhoucke

Era una pasada ver el telón en el que veíamos impreso “Doro Pesch, The Voice of Warlock”, con el mítico logo del combo alemán. Pero, aunque se había anunciado como un concierto de reunión, lo cierto es que sólo el guitarrista Tommy Bolan, que además fue de la tercera formación, ha sido parte de este revival, aunque al menos el repertorio sí se ha basado en uno de sus discos clave y último publicado, ‘Triumph And Agony’ de 1987. No obstante, la diosa del metal nunca defrauda, y más si en el repertorio hay himnos míticos como “I Rule The Ruins”, “Burning The Witches” o “East Meets West”. “¡Buenas noches, España! ¿Cómo estáis?”, nos pregunta la rubia vocalista, que parece ha hecho un pacto con el diablo, pues conserva su belleza intacta. Fue un concierto especial, con temas mucho más complicados de escuchar en su repertorio habitual como “Earthshaker Rock” o “Hellbound”, aunque creo que su etapa en solitario es incluso más amena, con canciones menos lineales y más variadas y melodiosas. No faltó su hímnica balada “Für Immer”, ni la siempre efectiva “Metal Tango”. Con una intro en la que el batería juguetea con el “For Whom The Bells Tolls” de Metallica, se introduce la imprescindible “All We Are”, repetitivo hasta la saciedad aunque siempre efectivo. En los bises, más fresco me sonó el reciente single “All For Metal”, que suena a clásico desde que se editó este año y fue coreado a pleno pulmón por todo el recinto. Su particular versión de Judas Priest, “Breaking The Law”, con esa primera parte más ralentizada y siguiendo con el tempo normal de la canción después, cerró este exitoso concierto. “Nos vemos pronto el próximo año en Madrid, Barcelona y Pamplona”, adelantaba la frontwoman de cabello dorado, al tiempo que sonaba enlatada como despedida la preciosa balada que grabó hace unos años con el desparecido Lemmy, “It Still Hurts”. Siempre triunfante y querida.

Para los que querían tralla, me acerqué también un poco para ver a los blackmetaleros irlandeses Primordial, que lo daban todo en la carpa del tercer escenario, llegando además con nuevo trabajo bajo el brazo, ‘Exile Amongst the Ruins’. Del mismo sonaron cortes “Nail Their Tongues” o “To Hell or the Hangman”, no faltando otros clásicos como “Empire Falls”.

W.A.S.P. Foto: Hughes Vanhoucke

Otros que repetían, en esta ocasión incluso con más tiempo, eran los americanos W.A.S.P, presuntamente el cabeza de cartel de este día. Tres telones negros con su logo apuntaban los 36 años que lleva en activo la banda liderada por el carismático Blackie Lawless, aunque ya no lleva ese micro-moto tan molón de hace unos años. Así, tras una intro de sirenas y arropados por pirotecnia y fuego, un medley con los clásicos “On Your Knees”, “Inside The Electric Circus” y el cover de The Who, “The Real Me”, daban inicio a su descarga. La cosa prometía y estaba candente con temas como la celebradísima “L.O.V.E. Machine”, o la más reciente “Crazy” del disco ‘Babylon’. Sin embargo, tras cambiar el telón central por el del álbum ‘The Crimson Idol’ del que han celebrado recientemente el 25º aniversario, la cosa decayó bastante, pues tocadon demasiados temas lentos seguidos, como el propio “The Idol” de ese álbum, “Take Me Up” de ‘Dominator’ o el baladón “Miss You” del excelente ‘Golgotha’, su último trabajo hasta la fecha. “Arena Of Pleasure” del citado y conmemorado disco anima un poco la cosa, pero volvieron a caer con “Heaven’s Hung In Black” tras el cual se Blackie se retiró, supuestamente mosqueado porque el técnico de batería de Amorphis estaba probando sonido en esos momentos. Tardaron en salir más de la cuenta, e incluso hay rumores (que he contrastado) que dicen que estuvo a punto de no volver a escena, pero finalmente parece que se le convenció y salió para rematar el concierto con “Murders In The Rue Morgue “Chainsaw Charlie” y las melódicas e imprescindibles “Wild Child” y “I Wanna Be Somebody”. Con un “gracias España”, se despidió de manera un poco forzada y protocolaria. La verdad es que el sabor que dejaron fue un poco amargo, porque para noventa minutos que tenían de show, no los supieron aprovechar, dejándose muchísimos clásicos en el candelero: “Blind In Texas”, “Animal (Fuck Like A Beast)” (aunque ésta ya no la toca por sus convicciones religiosas), además de encima no tocar su mejor balada pese a la predominancia de temas lentos, “Sleeping In The Fire”. En fin, que la “avispa” no sacó del todo su aguijón, aun así, le daremos un seis y medio a su actuación.

Gyze. Foto: Íñigo Malvido

Con una mezcla entre power metal melódico y death, me sorprendieron muchísimo los japoneses Gyze, liderados por los hermanos Shinomoto, ya que por un momento pensé que quien estaría en el Mark Reale eran los Gizëh españoles (ex Sphinx). Nada que ver, aunque la propuesta de este combo nipón es bastante interesante y congregaron a bastante público, viniendo a presentar su último lanzamiento "Northern Hell Song”. Sonaban potentísimos.

Otra banda finesa pisaba por primera vez el escenario del Leyendas, Amorphis, que con su estilo de rock gótico progresivo convencieron a los que nunca habían visto su propuesta. Vinieron a presentar su reciente disco, editado este mismo año, ‘Queen Of Time’, del que arrancaron precisamente con dos de sus cortes, “The Bee” y “The Golden Elk”. Voces melódicas y alguna también gutural se entremezclaban con los dos “Tomis”, el vocalista Tomi Joutsen y el guitarrista Tomi Koivusaari.

Amorphis. Foto: Íñigo Malvido

El concierto estuvo bien equilibrado, pues aunque tocaron otros temas nuevos como “Wrong Direction” y “Daughter Of Hate”, hicieron un buen repaso por su discografía con clásicos como “Bad Blood”, “Against Widows” o “The Castaway”. Fue una banda que convenció, su estilo a veces me recordaba al de Paradise Lost, cerrando definitvamente con “Death Of A King”, “House Of Sleep” y “Black Winter Day”. Buen concierto.

Pude ver también un poco de los powermetaleros sinfónicos Opera Magna, que arrasaban en el Mark Reale con temas como “Después de ti” de su tercer álbum, ‘Del amor y otros demonios – Acto I’. Su vocalista José Vicente Broseta tiene un gran torrente de voz en vivo y el grupo sonó milimétricamente compenetrado, al tiempo que navegaban con cortes de toda su discografía.

Llegaba uno de los momentos cumbres del festival, y que rebasó todas las expectativas. Lo que ofrecieron Stravaganzza en este primer concierto que daban en el Leyendas desde su reunión (y creo que en toda su historia) fue absolutamente histórico. Con una puesta en escena sin precedentes, tres bailarinas, apodadas como Stravadanzzers, iniciaban el espectáculo con una coreografía en la que simulaban alas con sus capas, al tiempo que una voz en off introducía a modo de historia a la banda. Detrás de la banda, el “Coro ‘n’ Rock” estaba preparado, ataviados todos de negro y alguno incluso con el maquillaje de la banda. En el escenario ya se encontraban preparados Pepe Herrero a la guitarra, Patricio Babasa al bajo, Miguel Loud (Wormed) como segundo guitarra de apoyo y el batería Carlos Expósito. Completando a la formación de lujo contaban con Sergio Ramírez como violinista, Eloy Terrero al teclado y Beatriz Albert (ex Ebony Ark) como corista. Tras la intro, arrancaban con el clásico “Dios”, y ¡Dios!, como sonaba aquello. El coro ampuloso le daba un toque al tema impresionante.

Stravaganzza. Foto: Íñigo Malvido

El vocalista Leo Jiménez entra con un mono ataviado como un monje del metal, capucha incluida, empezando casi a susurrar el tema. Creo que al principio sonó un poco fuera de tono, pero enseguida se supo acoplar para realizar una versión como jamás pudimos imaginar. “Muy buenas noches”, nos dice Leo, a la vez que enlazan con el potentísimo single “Miedo”, cuyo videoclip, por cierto, llegaron a filmar en un emplazamiento cercano a Villena, concretamente en el mítico pub “Sanctuary” de Yecla. Leo agradece efusiva y sinceramente que la banda pueda estar, por fin, en el festival, “las veces que he soñado con este momento”, nos dice, al tiempo que arrancan con la melodiosa “Pasión”, donde el trío de bailarinas vuelven a tomar el escenario. Antes de “Cuestión de fe”, Pepe Herrero dirige al coro con una intro donde la melodía del estribillo hace presencia, para arrancar ya con el espectacular tema de su cuarto y reeditado disco, “Raíces”. Tras interpretar otra canción de ‘Sentimientos’, “Dolor”, Leo pide aplausos para el “Coro n’ Rock” coro, bromeando con que aparte de que cantan muy bien, son guapos, que habían hecho un casting. Preguntó el frontman al público, que quién se acordaba de su tercer disco, ‘Requiem’, lo que provocó que levantasen la mano cientos de personas y acometieran con el exitoso “Deja de llorar”.

Lo cierto es que sonaron desde el principio de una manera espectacular, posiblemente gracias al buen hacer de su técnico de sonido, Anti Horrillos, algo de lo que tendrían que aprender muchas bandas. Quizás, lo único que se echa en falta es algún telón con el logo de la banda y alguna proyección o dibujos que ilustraran los temas, estilo Luis Royo o D’Inferno Art, pero aun así, tiraron la casa por la ventana para este show. Tras pedir aplausos para la familia Stravaganzza, en “Impotencia 2” los guturales los realiza imponentemente Gorka, ex vocalista del combo de death metal Malnacidos. “Máscara de seducción” se la dedicaron a Nati Barrios, bailarina que no pudo estar presente esa noche por un problema. Llegan “Sin amar”, que Leo califica como uno de los temas más bonitos que ha compuesto Herrero y el clásico que presenta como mundialmente conocido y que han hecho suyo, el esperado “Hijo de la luna” de Mecano. En “El camino” las Stravadanzzers portan sendos espejos donde homenajean a las escritoras británicas Mary Shelley y Emily Brontë. El cierre definitivo es para el cover de Barry Ryan que popularizó Tino Casal, “Eloise”, con todo el coro ya desatado bailando en el escenario, Tanke Ruiz uniéndose vocalmente al momento y confetis dorados ilustrando el momento. Matrícula de honor para Stravaganzza; sin palabras.

Lujura. Foto: Íñigo Malvido

Como ya es habitual desde hace varios años, el siempre carismático Óscar Sancho y sus Lujuria, cerraron con fuerza, humor y reivindicación este espectacular festival. Arrancaron con potencia con temas que ya se han convertido en himnos del festival, como “Carne de cañon” con las habituales y recurrentes discursos de Óscar: “Joder, qué huevos, después de cuatro días y estáis frescos de cojones, hay alguien hasta que se le empalma y todo, ¿a ver esa polla…?” comentaba jocoso ante un pene hinchable que llevaban unos seguidores, para añadir: “Una reproducción en miniatura de mi anaconda, un aplauso, hermanos y hermanas”, ante el descojone del personal. Y es que el cierre de un concierto de Lujuria siempre es una fiesta, con canciones como “Cae la máscara”, “Joda a quien joda” o “Corazón de heavy metal”. Además, como ya es habitual, no faltaron invitados en el escenario, dando la oportunidad a una banda novel a subirse con ellos tras un concurso que convocaron en redes sociales, siendo los elegidos en esta ocasión los madrileños Ignis Anima, que facturan un efectivo powermetal que convenció al personal. También entregaron un premio de “Heraldo de Honor del Leyendas” al gran Manuel Apatrida, de TNT radio.

Ignis Anima Foto: Íñigo Malvido

Lujuria siempre la lían, a pesar de que algunos fans preferirían menos disertaciones y más música, pero lo cierto es que entonces no sería un concierto de Lujuria. Con varios leyenderos en el escenario ondeando las banderas en representación de varios países y el organizador Marcos Rubio sobre el mismo agradeciendo nuevamente la acogida del mismo, se cierra otra edición exitosa del festival. Este año, con cierta incertidumbre de si finalmente se celebrará de nuevo en Villena, o si la ubicación será quizás Benidorm (quizás un gran error, habiéndose asentado con tan buen resultado en Villena). Pero, pase lo que pase, seguro que el año que viene las hordas de metaleros vuelven a demostrar que el rock y el heavy metal en este país sigue más que vivo. ¡Hasta pronto, “Leyendas”…!

Redacción
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