Crónicas

Toundra: Odisea sonora

«Recorren el escenario de un lado a otro para mostrar su talento cultivado en días de experimentación de ensayos, de sudor y notas musicales llenas de texturas»

2 septiembre 2020

Parc del Fòrum, Barcelona

Texto: Markcerock. Fotos: Irene Serrano.

La temporada estival tiene los días contados y los conciertos están en extinción. Toundra son la inmunidad en formato instrumental con cepas de post rock del siglo XXI a bordo de un viaje de casi tres lustros. Los madrileños desembarcaron su protocolo musical en las noches covidianas del Fórum.

La primera mordida fue “Cobra”, del disco ‘Vortex’ (2018). Una audiencia atornillada a las mesas con mascarillas, el “Prêt-à-porter” de temporada, paralizada ante la tormenta sónica de “Tuareg” del mismo disco facturado hace dos años atrás.

“Bizancio /Byzantium” sin visuales ni adornos extras, solo luces en el cielo. Se deja ver de telón de fondo, una misteriosa luna llena entre nubes azules aullando a las guitarras de Esteban Girón y David López “Macón” con los golpes certeros de Álex Pérez en batería y Alberto Tocados en bajo. Las campanadas de “Kitsune”, del álbum ‘IV’, nos transportan a otra dimensión de confort y música para volar junto al Mediterráneo. El salón de emociones continúa con el potente bajo de “Cielo negro”, del capítulo ‘III’ de su dilatada discografía.

Recorren el escenario de un lado a otro para mostrar su talento cultivado en días de experimentación de ensayos, de sudor y notas musicales llenas de texturas. La enlazan magistralmente con “Magreb”, de su segunda producción, bajo un manto azul y rojo de luces sin neón. Los melancólicos acordes de “Kingston Falls” rompen en un estallido musical de guitarras celestiales con potentes golpes de caja y goliath y rides afilados que terminan en seco sin previo aviso.

“Mojave” cae sin mediar palabras, nos siguen presentando las más recientes creaciones instrumentales del cuarteto madrileño. Idas y venidas del esterilizado y limitado público a las barras a por el precioso oro líquido en vasos desechables de cerveza, para ahogar las penas del restrictivo año en que vivimos en peligro como raza inhumana. La odisea termina con otra joya, “Cruce Oeste”, que nos indica el final del camino  inspirado en la desolación del desierto en cualquier lugar del mundo cada vez más aislado en el año en que vivimos con la amenaza fantasma de un virus selectivo.

Redacción
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1 comentario

  • Juandie dice:

    Un placer haber leído esta pequeña crónica del concierto que dieron una de nuestras mejores bandas como son TOUNDRA ante un numeroso publico cumpliendo las medidas de seguridad.

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