The Steepwater Band en Bilbao: Y la rueda siguió girando

Lo que sucedió con The Steepwater Band en el festival Azkena de hace unos años se asemejó bastante a esto último. Todo el mundo se citó en una carpa para contemplar a un grupo de Chicago por aquel entonces prácticamente desconocido en nuestro país y los comentarios generados por esa histórica actuación fueron de devoción absoluta. No extrañaría que poco después los norteamericanos se embarcaran en una gira por la piel del toro y los fieles comenzaran a crecer de manera exponencial.

En este sentido, dada la desmedida oferta cultural de los últimos meses, pensábamos que al bolo de estos oriundos de Illinois en el Kafe Antzokia bilbaíno acudirían cuatro amigos, pero nada más lejos de la realidad, pues la sala andaba bastante concurrida. Se conoce que los cimientos que habían plantado en nuestro país hace años todavía se mantenían de manera sólida, por lo que sería impensable que ese colosal edificio levantado se viniera abajo. El material de primera a menudo resulta imperecedero.

A The Steepwater Band les pilló la pandemia justo después de editar el disco ‘Turn of the Wheel’, pero no se resignaron a abortar la misión del lanzamiento, lo editaron pese a todo y lo único que suspendieron fue la gira, como la mayoría de grupos en esa época, vaya. Aprovecharon además el tiempo y así estuvieron en condiciones de lanzar en este mismo año un complemento del trabajo antes mencionado llamado ‘Re-Turn of the Wheel’. Una coyuntura perfecta para disfrutar de este aperitivo del BBK Bilbao Music Legends Fest de los próximos 24 y 25 de junio.

Con el personal comiendo de la mano desde el inicio, abrieron la velada apelando a los Led Zeppelin místicos pero no exentos de potencia de “When the Levee Breaks” con la colosal “Remember the Taker”. Todo un golpe en la mesa para captar de inmediato la atención. La homónima “Turn of the Wheel” mantuvo el tipo con su aroma sureño a Lynyrd Skynyrd y “Shake Your Faith” recordó al padre del rock alternativo Neil Young, un legado que tendría más tarde también una influencia capital en el show.

“Salvation in Time” constató que en las partes instrumentales y en los punteos alcanzan tal vez sus momentos álgidos, con épica a borbotones y luciendo una maestría que no es en absoluto onanista, avasalladora o cansina. “Tell the Truth” de Derek & The Dominos demuestra por dónde van sus coordenadas en el campo de la fidelidad musical antes de ese “Broken Spirit Blues” fraguado cuando el mundo se encontraba en suspensión.

Esta banda es un valor seguro, nunca defraudan, no en vano llevan en el negocio ya más de dos décadas y por eso se les nota muy rodados en escena, unos auténticos profesionales en su ámbito. “Shift” se acercó al boogie rock de Humble Pie, no escatimaban en electricidad, eso también lo apreciamos en “High and Humble”, con un rollo emparentado con el “Ramble On” de Led Zeppelin. Lo mejor de este combo es que sus influencias no entienden de fronteras, lo mismo saltan a un lado u otro del Atlántico sin importar la procedencia de los astros en cuestión.

Cortaron un poquito el subidón con un breve solo de batería, pero enseguida recuperaron fuelle con “Come On Down”, una de sus piezas más populares y que cualquiera que estuviera en su mítica actuación en el festival Azkena seguro que recuerda. El fiestón que desencadenaron en el Antzoki fue del mismo modo de proporciones considerables, con la mayoría bailoteando y dando palmas. Había incluso por ahí algunos que parecían esa noche dispuestos a darlo todo.

El halo Zeppelin inundaba casi hasta el último rincón de la sala y se marcaron un in crescendo reseñable con el cantante rasgando la guitarra y punteando como un señor. Vimos por ahí al colega Pato, que reconoció el “Love In Vain” de The Rolling Stones y aprovechó la coyuntura para danzar con una rubia de apariencia guiri.

Regresaron al presente con “Running from the Storm” y nos comentaron que algún bolo de su gira peninsular había superado las dos horas, por lo que cabría esperar cualquier cosa de estos señores. “Make It Right” les sirvió para despedirse momentáneamente destapando de lleno el tarro de las esencias sureñas.

Quedaban balas en la recámara, por lo que no tardaron en regresar con riffs rockeros y dejando un regalo inmenso con la inconmensurable “Cortez the Killer” de Neil Young, que aparte de que en su estilo les pegaba un huevo desató unos cuantos puños levantados en señal de aprobación. Aquello eran palabras mayores, únicamente el solo de guitarra fue de poner pelos de punta y no hablemos ya de las partes dobladas que se marcaron. Inmensos.

Quizás no sean tan populares como Wolfmother, pero nada tienen que envidiar a los marsupiales en su capacidad para desatar la emoción del respetable. El regreso de unos hijos pródigos a los que en este país se les acoge con la dignidad de las verdaderas estrellas. Esperemos que vuelvan a subirse pronto a las tablas de cualquier festival. En su caso, la rueda siguió girando porque en realidad nunca se paró.

• Acerca de
• Últimas entradas

Alfredo Villaescusa

Eclecticismo en vena. No hay nadie que no dispare el viernes por la noche, ni hay quien esquive los disparos.

Últimas entradas de Alfredo Villaescusa (ver todo)

• Crónica de The Godfathers + Las Furias + The Fuzzy For Her en Bilbao: Inapelable rueda vital - 20 noviembre 2024
• Crónica de Viva Belgrado + Bananas en Bilbao: Un cancionero inmenso - 19 noviembre 2024
• Crónica de Bala en Bilbao: Dúo demoledor - 18 noviembre 2024