Sonata Arctica + Eleine: Aventuras desenchufadas

Sonata Arctica

Y por fin llegó el esperado momento de ver a los finlandeses defendiendo en directo -tras la postergación del concierto hace aproximadamente un año- la publicación de sendos álbumes “desenchufados”: 'Acoustic Adventures Volume One' y 'Acoustic Adventures Volume Two'. Y para ello, qué mejor manera que venir acompañados de los suecos Eleine, quienes, del mismo modo, presentaban ante la audiencia su flamante nuevo disco también acústico, titulado 'Acoustic In Hell'.

La noche prometía y cumplió con creces, pues siempre es de agradecer salirse de los cánones establecidos y ofrecer algo diferente. Con tal premisa, tanto Sonata Arctica como Eleine han decidido embarcarse en una extensa gira europea ofreciendo directos en acústico olvidándose por un momento de la habitual distorsión.

Con puntualidad nórdico-escandinava aparecían sobre el escenario Eleine bajo la capitanía de su excepcional vocalista, Madeleine Liljestam. Sinceramente, he de confesar que desconocía la existencia de los suecos, por lo que me sorprendió el cálido y efusivo recibimiento por parte del respetable madrileño hacia la banda, y ellos mismos gratamente se asombraron del gesto y así nos lo hicieron saber con continuas muestras de cariño y simpatía.

Eleine

Obviando el taburete, y a diferencia de los siguientes en subirse al escenario, la banda se mantuvo en pie, activa y dinámica a excepción de su percusionista, Jesper Sunnhagen, quien, por exigencia de su instrumento, el cajón, se mantuvo anclado al mismo durante toda la actuación.

“Whisper My Child” fue la primera en caer, seguida de “Enemies” y “Memoriam”. Sonido excepcional y una capacidad vocal por parte de Madeleine que es de otra galaxia. “Ava Of Death”, “All Shall Burn” y “Death Incarnate” nos dirigían al final de un concierto que demostró todo el potencial que la banda atesora de cara a futuro. Sobre todo hay que alabar a la gran frontwoman que es Madeleine, derrochando carisma y simpatía a partes iguales, y un Rikard Ekberg (guitarra y voz gutural) haciendo gala de un fantástico sentido del humor.

“Hell Moon (We Shall Never Die)” cerró definitivamente un concierto que dio un total y absoluto repaso a su disco acústico de reciente edición y que, sin duda, resultó realmente corto para el excesivo intervalo de tiempo hasta que los finlandeses aparecieron sobre el escenario.

Sonata Arctica

Tras, como digo, un enorme parón temporal que hizo enfriar el ambiente general, tomaron posiciones plácidamente los cinco miembros de Sonata Arctica con un Tony Kakko al medio y frente del escenario para iniciar con un fantástico “The Rest of the Sun Belongs To Me”, que abre el primero de los dos volúmenes acústicos que venían a presentar. Sin mayor demora, y deliciosamente revisitada, “I Have a Right” dejó patente que la actual gira de Sonata Arctica es más que un mero trámite consecuencia del impulso por hacer algo diferente, todo lo contrario, quedó manifiesto que lo acontecido en la sala Copérnico lleva preparándose con cuidado mimo y enorme esmero desde hace mucho tiempo.

La bonita guitarra acústica de Elias Viljanen junto con la excelsa voz de Kakko hicieron de “Tonight I Dance Alone” uno de los mejores momentos de la noche junto con la inconmensurable dupla siguiente, compuesta por “Letter To Dana” y un más que celebrado “Tallulah”. Impresionante.

Sonata Arctica

Es de rigor señalar la capacidad instrumental de todos y cada uno de los miembros de la banda, así como la idónea modificación de las piezas para la ocasión. Así fue el caso de la siguiente, “As If the World Wasn't Ending”, con Henrik Klingenberg a las teclas absolutamente sublime. Preciosismo sin igual para enlazar con la belleza desprendida por medio de “A Little Less Understanding” y “For the Sake of Revenge”. Digno también es de mención el correcto manejo de banjo por parte del bueno de Elias, quien, con una buena dosis de humor, nos explicó que durante la pandemia su guitarra se convirtió en banjo de cara a preparar sendos álbumes acústicos.

El momento más desenfado vino de la mano de la dinámica y también guasona “Half a Marathon Man”, con un soberbio Kakko en el control vocal. La emoción retornó intensa gracias a “On the Faultline (Closure to an Animal)”, maravillosa, y una más folkie “Victoria's Secret”, para arremeter definitivamente por medio de los clásicos “FullMoon” y “Wolf & Raven”.

Respiro bien merecido para la banda previo al encore iniciado por un cuidado y bonito “Shamandalie” que cerraba aquel ya lejano álbum titulado 'Reckoning Niight' de 2004. Del mismo disco, “Don’t Say a Word” y “Flag In the Ground”, perteneciente a 'The Days of Grays' (2009) cerraron un concierto no sin antes despedirse por medio de un movido, intrépido y divertido “Vodka”.

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