Crónicas

Rulo y La Contrabanda: Arañazos y caricias

«Tras “La última bala”, el cuarteto despachó su set más vigoroso con la clásica “Pa´quí Pa'llá”, “La cabecita loca” y el desmelene definitivo de “32 escaleras” ante una audiencia que quería más»

6 junio 2021

Teatro Victoria Eugenia, Donostia

Texto: Aitor Zubizarreta.  Fotos: Iñigo Malvido

Recién arrancada su gira “Basado en hechos reales”, Rulo y La Contrabanda hizo parada en Donostia, emocionando a los fans con su aplaudido y vitoreado rock para todos los públicos.

Qué nos perdonen las salas al uso, pero en esta época pandémica que nos ha tocado vivir y sufrir no hay color entre asistir a un concierto en una sala a medio rellenar de sillas plegables y hacerlo en un teatro, donde en unos pocos minutos uno ya no se acuerda de geles, distancias, ni casi de la incómoda mascarilla. Comprendemos el “adaptarse o morir” de salas y clubs, faltaría más, pero con la obligatoriedad de las normas actuales, el patio de butacas de un teatro es ahora mismo, en mi opinión, y mientras llegan tiempos mejores esperemos que no muy lejanos, la mejor opción para ver un concierto, más si cabe si el artista se amolda sobre todo al pop rock, lejos de estridencias sonoras.

En ese sentido, Rulo y La Contrabanda, por sonido, letras y estilo, encaja como guante de seda a las características de un teatro.

De eso ya sabíamos un rato en Donostia, donde años atrás le habíamos disfrutado un par de veces en el Teatro Principal, por sólo una digamos normal, con el público de pie, en su concierto en Sagüés, en las fiestas de Semana Grande de 2017. También abrió para Bon Jovi en el Estadio de Anoeta, pero definitivamente, aquello de normal tuvo poco al ir de teloneros.

En esta ocasión, el de Reinosa actuó el domingo en el elegante Teatro Victoria Eugenia (“emocionado de tocar aquí”, confesó durante el show), con aforo completo, 400 localidades de las algo más de 900 de las que dispone en circunstancias normales el emblemático teatro donostiarra. Público plural en edad y mayoría femenina para recibir a Rulo.

La Contrabanda son en esta gira, Fito al bajo, Karlos Aranzegi a los tambores y Dani Baraldés, guitarras, aunque el solvente trío acompañante tuvo que esperar entrada ya la segunda canción para incorporarse a escena, porqué Rulo arrancó íntimo con “Mi cenicienta” en solitario y al piano.

Después hubo alternancia de guitarreo contenido en volumen y pegada con medios tiempos, canciones del último CD (“Todavía”, “Mal de altura”, “Verano del 95”), más antiguas (“Me gusta”, “Buscando el mar”, “La flor”), dedicatorias a Boni y un road manager de su época en La Fuga (“Heridas de R&R”) o una primera despedida con el público entregado (“Te quiero Rulo, te quiero” vociferó un exaltado fan justo delante nuestro, lo que el de Reinosa aceptó con humildad y modestia) y recuerdo a su ex banda con la coreada “Por verte sonreír”.

El bis arrancó como el principio del concierto, de nuevo con el jefe de filas en solitario, esta vez a la guitarra y bajo un cañón de luz. Algún seguidor exclamó un sonoro: “¡Queremos rock and roll, qué pareces Bustamante!”, que sonó quizá a broma, pero que Rulo aceptó con normalidad a medias, porqué respondió con una canción más de las previstas en solitario. Toma taza y media, con personalidad.

Tras “La última bala”, el cuarteto despachó su set más vigoroso con la clásica “Pa´quí Pa'llá”, “La cabecita loca” y el desmelene definitivo de “32 escaleras” ante una audiencia que quería más. Con todo, no hubo reproches y el público abandonó el teatro con la sonrisa puesta. Además, con los horarios actuales tan tempraneros y el solazo que lucía todavía, dio tiempo a disfrutar de un atardecer alucinante en la cercana playa de La Concha. Una feliz tarde/noche de domingo.

Redacción
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Esta entrada fue escrita por Redacción

1 comentario

  • Juandie dice:

    Buen concierto semi acústico por parte de RULO y sus buenos músicos bajo el apelativo de LA CONTRABANDA en la bonita San Sebastian que tanto con temas propios junto con algún que otro de sus dias en LA FUGA lo bordaron.

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