Poncho K: Regreso desde las entrañas

Si el pasado 7 de octubre Poncho K nos presentaba el disco en formato físico, ya que en digital pudimos disfrutarlo desde abril, por fin ha vuelto a los conciertos en directo, tras su interrumpida gira presentación de "Un resplandor diferente" de 2019, y lo ha hecho con más fuerza y ganas, como bien dice en "Inmortal": "Vuelvo de las entrañas / Del alma rota y de la voz / Rompo las telarañas / Que me tuvieron en esta prisión". Y es que el artista va a por todas con una agenda cada vez más amplia para poder disfrutar de él en directo.

Este era el segundo concierto en eléctrico de Poncho K, donde da sin duda lo mejor de sí mismo, demostrando las ganas que tenía de volver a los escenarios, y se encontró con una sala con aforo completo y deseosa de disfrutar.

Puntual, la sala quedó en silencio cuando, en la voz de Poncho, empezó a sonar un poema creado en exclusiva, que sólo podréis escuchar en los directos de esta nueva gira, titulado "Suerte", y creedme, es una puta pasada (me permito usar esta expresión porque el artista se expresa desde dentro y es justo corresponder con expresiones que nacen del alma).

Así comenzó la velada de dos horas sin parar a excepción del tema "Duerme", donde Poncho nos dejó  unos minutos en compañía de José (guitarra), Edu (bajo) y Enrique (batería), para volver a la carga con "Ring ring". Dos horas donde el artista nos fue paseando por toda su discografía, y en las que el público desde que el frotman salió al escenario no paró de bailar y corear todos y cada uno de los temas: "Arrebatos de primavera", "Inmortal", "La niña de los caracoles", "Punky gitano", "El bicho", "No me sale del coño", "Manolito caramierda"( tema en que Poncho perdió protagonismo adquiriendo toda la atención el público, que dejó boquiabierto al cantante al ver cómo bailaban en circulo y cantaban al unísono), "Al loro" o "Manta y ron" entre otros tantos, que según sonaban iban levantando a un público cada vez más animado, hasta poner punto final con "Corrientes demolientes".

Me nace de dentro felicitar a la Sala Óxido y sus propietarios, los hermanos Dani y Laura Pérez, una sala joven que las ha pasado putas (perdón por la expresión) durante la pandemia, y pese a todo han hecho lo imposible porque la música haya seguido sonando, arriesgando por la música en directo y apoyando a artistas tanto ya consolidados como futuras promesas. Teniendo en cuenta la amenaza que se cierne de nuevo, e intentando romper una lanza, vuelvo a coger palabras del maestro Dylan: "La música es la única cosa que está en el aire, que llega a todos con todo lo que pasa. No son las salas de conciertos lo que debe desaparecer, porque son los museos del alma".

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