Crónicas
Opeth + Voivod: Cátedra musical postapocalíptica
«Al volar con aerolíneas Opeth siempre quedarán clientes conformes y otros no, pero las dos horas y quince minutos nos dieron una cátedra de música que a más de uno hizo soñar»
23 noviembre 2022
Razzmatazz 1, Barcelona
Texto: Markceröck. Fotos: Sami Auvinen
Opeth
Opeth nos ofrecieron una evolución postapocalíptica dividida en trece actos, mientras un puñado de canciones de los canadienses Voivod se encargaron de demostrar que eran los más indicados para abrir el telón progresivo nocturno. El listado de canciones no fue un grandes éxitos, ya que lo centraron básicamente en su más reciente publicación, el álbum 'Synchro Anarchy'.
La actuación de Voivod comenzaba con un viaje a finales de los ochenta en "Experiment", un merecido homenaje a Piggy, su icónico guitarrista fundador. "The Unknown Knows" nos hizo disfrutar de otro rescate desde su glorioso pasado de cuatro décadas en su interminable legado, pero también nos sorprenden en pleno siglo XXI con creaciones nuevas como la propia "Synchro Anarchy" y "Holographic Thinking", elevadas del thrash a lo progresivo.
Bastante distendido se mostró Denis "Snake" Bęlanger, invitando a viajar y comer planetas por la vía láctea en "Planet Eatears". El viaje termina con la versión de "Astronomy Domine" de Pink Floyd bien ejecutada por el guitarrista Daniel "Chevy" Mongrain, sin duda el punto más alto de la noche.
Snake (voz), Blacky (bajo) y Away (batería) siguen demostrando su plusvalía musical en el tiempo y en el espacio.
A las ocho y cuarto, con puntualidad inglesa, se iniciaba el "Evolution XXX, Opeth. By Request" para el deleite de los fans de los suecos en cuestión, comandados por Mikel Åkerfeldt, cerebro y guitarra de Opeth, y su inconfundible sello de estilos cromatizados desde el death metal al rock progresivo.
Opeth
Una sala repleta hasta la bandera dio el vamos a esta noche solo para fanáticos.
"Ghost of Perdition" fue una entrada potente de guturales para encauzar del death metal al progresivo eterno en diez minutos. "Demon of the Fall" nos trasladó a la cápsula del tiempo, con el charrúa Martín Mendez destacando en el bajo, un eterno de la banda.
" Under The Weeping Moon" suponía toda una orquídea jurásica dentro del listado de canciones. En "Widowpane" nos cuestionamos si Steven Wilson (Porcupine tree) se inspiró en el sonido de los de Estocolmo. Las visuales adornaban los temas en perfecta sincronía y "Harvest" no fue la excepción con sus riffs acústicos y melodías vocales a dúo con su teclista.
Entre el público, unos en la barra sorteaban cierto hastío del set, y otros seguían vitoreando "Miguelito, Miguelito" al lánguido vocalista y guitarrista. Pasábamos la hora de concierto y nos quedaba la otra mitad de concierto.
Opeth
"Black Rose Immortal" recuperaba la tralla y oscuridad de los inicios con una cerveza en la mano entonando unos coros vikingos, mientras que "Burden" devolvía la calma con un solo que rozaba lo "floydiano".
Los minutos acústicos de "The Moor" evolucionaron con un headbanging cargado de metal hacia la crimsoniana "The Devil's Orchard", que volvió a encender a los tertulianos antes de cerrar con "Allting Tar Slut", del último larga duración, 'In Cauda Venenum' (2022), muy al estilo de Dream Theater.
Opeth
Para el encore final quedaron dos piezas muy accesibles, que pusieron a bailar y cantar al personal. Desplegando las plumas, "Sorceress" despertó a la afición que se estuviera quedando dormida.
Todo tiene un final, y este llegó con "Deliverance", lanzada veinte años atrás, que mantiene su frescura de confort y musical.
Al volar con aerolíneas Opeth siempre quedarán clientes conformes y otros no, pero las dos horas y quince minutos nos dieron una cátedra de música que a más de uno hizo soñar y disfrutar de la banda una vez más por tierras ibéricas, y por qué no, en un futuro alrededor el mundo o en festivales de verano.
"Tack" (gracias), Opeth. "Tack", "Miguelito", por la música.
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2 comentarios
Pequeño resumen hacia las potentes descargas tanto de los canadienses VOIVOD como los suecos OPETH a través de esos grandes temas del mejor Death Metal melódico en la Razzmatazz de la ciudad condal.
El sonido fue horrible