Crónicas

José Carlos Molina: Esto es rock n' roll

«La fiesta se hizo presente de nuevo en una noche mágica que nunca olvidaremos»

18 junio 2021

Teatro EDP Gran Vía

Texto: Txus Tankian. Fotos: Marta G. Paniego

José Carlos Molina es un referente en la historia de nuestro rock patrio, y nos citaba a todos a la presentación de su nuevo álbum en solitario. Un disco que no ha sido editado y conoceríamos in situ en este mismo evento. En sus comentarios previos al concierto nos decía con su particular sarcasmo que después de tocar en infinidad de recintos con pocos recursos, en “cochineras y descampados”, teníamos la ocasión de aprovechar el gran sonido que ofrece un Teatro emblemático situado en plena Gran Vía madrileña como algo único e irrepetible.

Por eso este concierto es tan importante para la trayectoria musical de Molina, que es impresionante. Nos ha regalado calidad musical durante toda su vida, ha sido un incomprendido por las “masas” y su reconocimiento debería estar situado en un escalafón mucho más alto. Sin embargo, los que sí valoramos estos hitos de un pionero, amantes del auténtico rock nacional, apreciamos la magnitud del evento que se avecinaba y nos pusimos nuestras mejores galas, dispuestos a prestar atención.

José Carlos Molina se presentó ante todos y con gran humor nos fue contando y presentando los temas de su nuevo álbum, 'La fuente negra', con un sonido íntimo, diferente a lo que se viene acostumbrado con Ñu. Nos fue dando introducciones previas de lo que tratan las letras, que se trasladan a vivencias personales en épocas de su vida como su adolescencia, el pueblo que le vio crecer e infinidad de momentos que ha escogido para relatarlos en modo de canciones.

Comenzó sentado en su banqueta y con una guitarra acústica, como si de un cantautor se tratase. Eso sí, bien respaldado por la banda que compone la formación y que aportaba sonidos de rock de raíz y toques blues. En “Conduciendo”, el ritmo del tema fue en crescendo con José Carlos, donde cambió esta vez la guitarra por el piano. Juan Miguel Rodríguez, muy engalanado, con su órgano hammond a lo Deep Purple, también estaba presente, y fue una pieza muy importante para el desarrollo del espectáculo.

El público respondió pletórico, ovacionando los temas y muy atento a lo que escuchábamos por primera vez. Obtuvieron una respuesta muy positiva. Los temas iban variando de estilos, escuchamos rock' n roll clásico y movido a lo “Oldie”. José Carlos Molina, conocido por todos como polifacético instrumentista, bien podía ejercer sus dotes con la guitarra, piano, pandereta o flauta cuando la ocasión lo requería, y además contó con las colaboraciones de Kiara Rubio al violín y viola, que participó en algunos de los temas donde predomina el sonido celta festivo, como en uno de los grandes temas que fue “Pícaro”, de Ñu , incluido en 'La danza de las mil tierras'.

Fue proseguido por el esperado single de Molina, “Calor nublado”, único tema que se había hecho público semanas antes de esta presentación y en el que se incorporó Pepe Moreno al saxo. Momento que fue emotivo por la melancolía que desprende el corte y la armonía que se generaba con todos los instrumentos conectados.

El show fue muy ameno e interactivo por parte tanto de José Carlos, que estuvo muy atento con todos nosotros, como por la genial banda que estaba dándolo todo en el escenario, así como por supuesto por parte de un público que se notaba entusiasmado, disfrutando en todo momento. Cuando llegó el momento de intercalar con los grandes clásicos de Ñu “Se quien”, “Manicomio” y el emblemático “Tocaba correr”, el teatro empezó a subir la temperatura acompañando con palmas y fue inevitable levantarse de las butacas del teatro. Los responsables del teatro tuvieron que estar lidiando en algunos momentos, pero es que “Esto es rock n' roll”.

Después de la retahíla de hits anunciaron tocar “No hay ningún loco”, pero por petición popular ofrecieron más temas nuevos que se ejecutaron con clase, muy elegantes, con un sonido profundo, letras muy íntimas y personales que se adaptan con grandes matices.   Nos presentaron a la formación de esta banda, que la componen Luis Calzada (Ñu) a la guitarra, César Sánchez (Ñu) al bajo, Óscar Pérez (7 Almas) a la batería, Pepe Moreno al Saxo y Kiara Rubio a la viola y violín.

En la recta final y para euforia de todos ahora sí sonaba “No hay ningún loco”, acompañado por “La granja del loco”, “El Tren” y “Más duro que nunca”. Volvieron a tocar el single del nuevo disco, “Calor nublado”, que se recibió todavía con más calor después de todos los momentos que se estaban aconteciendo en el teatro, en los que el público no podía evitar levantarse de sus butacas, agitar los puños y corear. El broche final lo ponía, como no podía ser de otra manera, “El Flautista”, en donde Molina nos hipnotizó con su flauta, bajando a platea a compartir con todo el público presente, y la fiesta se hizo presente de nuevo en una noche mágica que nunca olvidaremos.

Una noche emotiva, con aforo completo y rodeados de un público con caras conocidas (artistas como Chino Banzai, Martín (Sangre Azul), Miguel Oñate o Cristina Lubián entre muchos otros), prensa, fotógrafos, mánagers y, por supuesto, la gente que siempre está dando vida a nuestro rock. Fue emocionante tanto el show que se realizó como la sinergia que se generó con el público presente, que siempre está levantando la escena.

Las impresiones recibidas por este nuevo trabajo son muy buenas, y estamos a expensas de poder recibir el material físico y poder tener de nuevo una presentación tan magna como la vivida. Nuestro rock se merece poder degustar en recintos exquisitos como el Teatro EDP Gran Vía. El rock es cultura.

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Esta entrada fue escrita por Redacción

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