Crónicas

Crónica de Ilegales: El mal sonido se levanta con pasión

«La bestia que devora pasión, esfuerzo, calidad y actitud para devolver un potente espectáculo de rock absoluto tose rabia, escupe sangre y golpea indefensa contra el invisible muro que la retiene»

23 noviembre 2018

Teatro Albéniz, Gijón

Texto: Toni de Lola Fotos: Jose Antonio Fernández

La imprevisibilidad de la vida es tan maravillosa que incluso cuando todo lo que tienes controlado, cuando lo que esperas o lo que deseas se retuerce y en vez de un dulce sabor deja un amargo poso, sigues disfrutando de ella.

Enumerar la lista de lo que esperábamos del arranque de “Rebelión Tour” de Ilegales el pasado viernes 23 de noviembre en la Sala Albéniz y enfrentarla a lo que al final nos quedó, podría parecer que se acerca más al amargo poso que al dulce sabor, pero es un reflejo distorsionado por la rabia y la impotencia.

Tras echarle un ojo al setlist comenzamos con los consabidos “me falta” y “me sobra” que todxs hacemos antes de un concierto cuando el spoiler es buscado y encontrado. Con puntualidad casi total comenzaron a aparecer en el escenario, Mike, tonos grises, fina corbata, Jaime, camisa a rayas negras y blancas y sus zapatos a juego, Willy, tras sus opacas gafas y al final Jorge, a juego con Jaime pero sin esos zapatos.

Arrancan, tras la intro de “La Danza de los Caballeros” de Prokofiev, con “Stick de Hockey”. Algo no va bien, no suena como recordamos, la letra empieza a mitad de la canción, cortan de golpe y siguen con “No tanta, Tonto” del pasado al presente, ese presente que tanto adora Jorge. Al grupo no acaba de encajarle el sonido, miradas de Jorge a todos, sobre todo a la zona técnica, Willy con cara de mala hostia, y Mike ya está sudando.

Al público, en su mayoría le importa un comino cómo está sonando aquello, así como los continuos esfuerzos de Jorge e Ilegales por llevar el sonido a donde debe estar es infructuoso. Blasfemias, cambio de guitarras, de pedales, parones...

Desgranan con brutal dedicación esos temas que tienen que conformar la espina dorsal de la gira que está comenzando, pero el camino se antoja esta noche lleno de obstáculos técnicos. ¿De verdad, Jorge, son los móviles los culpables?

Frustración por un setlist casi perfecto que combina temas de siempre con los del nuevo disco (que sí, coño, que hay temas que faltan, pero no elegimos nosotros las canciones) pero la máquina perfectamente engrasada para el Rock que es Ilegales se mueve entre ellas renqueando. La bestia que devora pasión, esfuerzo, calidad y actitud para devolver un potente espectáculo de rock absoluto tose rabia, escupe sangre y golpea indefensa contra el invisible muro que la retiene.

Más allá de la mitad del concierto, después de habernos dejado “Ella saltó por la ventana”, “Agotados de esperar el fin”, “El norte está lleno de frío”, “Enamorados de Varsovia”, de presentar en sociedad “Suicida” y esa maravillosa composición que es “El bosque fragante y sombrío”, de tratar de dignificar “Chicos pálidos para la máquina” o “Ángel exterminador”, tras no poder con “Hola Mamoncete”, vuelven a parar.

La rabia es absoluta, hay hasta sangre en el meñique de Jorge, a Willy se lo llevan los demonios, pero son los putos Ilegales, la mejor máquina de rock en directo de este país y saben como nadie los mil caminos que llevan de una caleya a la enorme carretera que es su sonido en directo.

Cambio de guitarra, ajustes técnicos, clase magistral de Jorge sobre cómo afinar una guitarra, “los elementos técnicos están muy enfadados esta noche y yo me cago en su puta madre” y atacando con “Hacer mucho ruido” para enfilar la etapa final del concierto con un sonido muy mejorado. “Mi amigo Omar”, “La casa del misterio”, “Mundo carapijo” o “Eres una puta” ya se beneficiaron de ello.

Asistimos a una demostración magistral de cómo es una banda de verdad, de esas que no salen de los shows de televisión ni de los laboratorios de las discográficas, dotadas de excepcionales recursos técnicos para sobreponerse a lo que les venga encima y dar un concierto muy por encima de lo que con esas limitaciones técnicas infinidad de bandas habrían ofrecido.

Rebelión” no fue sólo un tema a presentar, se convirtió en toda un declaración de hechos y no tan sólo de intenciones. “Soy un macarra” junto con “Tiempos nuevos, Tiempos Salvajes”, en la que Jorge volvió a hacer apología del presente, dejaron paso a una premonitoria “Anfetamina” en la que, efectivamente, Jorge tenía razón y los babayos de turno se pusieron a gritar jodiendo o al menos intentado joder uno de los momentos más álgidos del bolo, cuando Jorge e Ilegales estaban redimiéndose del tortuoso acto de inauguración de “Rebelión Tour”. Punto y final con “Bestia”.

Ligero descanso (me imagino la bronca) y vuelta al ruedo para dejar la terna cuasi perfecta de “Hombre solitario”, “Problema sexual” y “Destruye”, perfecta para cerrar puesto que a buen seguro es lo que Ilegales querrían hacer con la parte técnica del este concierto.

Quienes el sábado estuvieron relatan que el sonido fue mucho, muchísimo mejor, pues Ilegales son tal vez la única banda capaz de levantarse y no sólo mantenerse en pie sino de adoptar una postura que evite volver a caer.

Redacción
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Esta entrada fue escrita por Redacción

1 comentario

  • Juandie dice:

    Si en estudio son buenos en directo son geniales a través de ese Rock macarra que nos llevan marcando desde hace más de 30 años y esa noche en su tierra lo volvieron a bordar con esos temazos de la historia viva de nuestro Rock.

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