Crónicas

Fito & Fitipaldis: El grupo de toda una generación

«Sin contar la frase típica de la canción, durante esta actuación se creó un silencio en parte sepulcral. Todos estábamos ensimismados ante la magia de los punteos y los acordes de Fito»

25 junio 2018

Wizink Center (Madrid)

Texto: Anna Moher Fotos: Sergio Julián

No importó que fuera lunes y hubiera que trabajar al día siguiente. No importó el calor que hacía por la tarde para hacer cola. Ni siquiera importó que fuera la segunda fecha tras agotar entradas para el día siguiente, o sea hoy, 26. Nada de esto impidió que Fito & Fitipaldis lograra abarrotar por segunda vez -o mejor dicho, por primera- el WiZink Center de Madrid. Su gira de celebración ‘20 años 20 ciudades’ llega a su fin esta noche en la capital, pero antes hagamos un repaso de los momentos cumbre de la primera noche de despedida (¿primera o segunda? ¡qué lío!).

Como en el resto de su gira, Muchachito fue el encargado de abrir para los bilbaínos. Pasadas las 19:30, Jairo Perera se sentó en la batería con la guitarra colgada y el micrófono colocado a un lado. A este hombre orquesta se le podría describir con dos términos: puro show y ritmo frenético. En su intento por encumbrar ese estilo propio que ha denominado Rumboxing, es decir, rumba más swing, este cowboy nos deleitó durante aproximadamente una hora con canciones de sus distintos trabajos, ‘Vamos que nos vamos’ (2005), ‘Visto lo visto’ (2007), ‘Idas y vueltas’ (2010) y ‘El Jiro’ (2016). Hacia la mitad del concierto entraron en escena saxo, trompeta y trombón. Para terminar, como no podía ser de otra forma, tocaron “Ojalá no te hubiera conocido nunca”.

La banda de Fito & Fitipaldis se dejó la piel durante el espectáculo

Si algo dejó claro Fito & Fitipaldis durante las dos horas y pico de concierto fue que, al igual que le sucede al vino, ellos siguen mejorando con los años. Algo que también dejaron claro es que se trata de la banda de toda generación. Niños, adolescentes, jóvenes, padres… Todos disfrutaron como si no hubiera mañana desde el momento en el que empezó a reproducirse un vídeo en las pantallas, en el que un Fito Cabrales animado recorre una extensa carretera para llegar al Fitipaldis cementerio. Lejos de esto, el grupo está más vivo que nunca.

Las luces se apagan y Fito se vuelve real, con su guitarra colgada y un foco que le apunta directamente a él en el escenario. “Mientras me aguanten los huesos yo quiero seguir cantando” dice el comienzo de “Siempre estoy soñando”, el primer tema en sonar. Algo más avanzado, aparece el resto de la banda: el ya clásico Javier Alzolaal saxo y a la percusión (“y en el corazón”, según Fito), “Boli” Climent al bajo, desde Chicago, Daniel Griffin a la batería, y el gran Carlos Raya a la guitarra.

Fito y Raya

Con una pantalla gigante que rezaba el nombre de la banda, continuaron sonando “Un buen castigo”, “Por la boca vive el pez”, “Me equivocaría otra vez” y “Quiero beber hasta perder el control”. Esta primera tanda de canciones estuvo marcada por un público que lo dio todo en cada estrofa, estribillo y puente musical.

Como en cada final de canción, las luces volvieron a fundirse, esta vez para que llegase la tormenta de “Lo que sobra de mí”, que estuvo seguida por “Me acordé de ti”, “Donde todo empieza” y “Todo a cien”. Fito quiso dedicar la siguiente canción, “Garabatos”, a Vallecas. A mitad de esta, hacen un parón y hay un desvanecimiento de las luces, haciendo creer que ha terminado, para volver a retomar la acción unos segundos más tarde con más fuerza si cabe. Tras dos décadas y una intensa gira este año, la energía no les faltaba, puesto que muchas veces se les podía ver corriendo de una punta a otra del escenario o congregados alrededor de la batería, acompañando a Griffin.

A partir de este momento comenzaron a llegar los invitados. El primero, por supuesto, es Muchachito. Jairo se sienta con su guitarra frente a Fito, acompañado también del instrumento, y Javier y su saxo completa el semicírculo. Se creó un instante de campamento de verano, en el que quizás faltaba la hoguera, pero la chispa la pusieron los tres artistas mientras tocaban “Yo no soy Bo Diddley” y “Me tienes frito”, esta última de Muchachito.

Después de dos canciones, Muchachito se despidió del escenario y el alma máter dio paso al siguiente invitado con las siguientes palabras: “Esta gira ha sido especial por todos ustedes, pero también porque nos ha permitido tocar con grandes artistas y amigos. Al siguiente lo conozco desde hace muchísimos años, yo tenía pelo (risas). Le quiero como un hermano”. No era otro que Dani Martín, que reconoció haber estado en el público viendo a Fito allá por el 96. “Las nubes de tu pelo” fue la canción que eligieron para tocar juntos.

Los siguientes colaboradores fueron Jorge y Diego de Fetén Fetén al violín y al acordeón, que estuvieron en “Whisky barato” y “Me quedo aquí”, tema del grupo invitado. Los siguientes en aparecer fueron Eva y Juan de Amaral, que protagonizaron la última colaboración de la noche con “Entre la espada y la pared”, aunque Fito bromeó con que el siguiente en salir iba a ser Bruce Springsteen.

Se podría decir que sí hubo un colaborador más, o incluso cientos de ellos, puesto que el público estuvo un buen rato entonando unas cuantas notas mientras la banda se centraba en una parte instrumental de “Tarde o temprano”. El clamor tampoco cesó en dos de los temas míticos de Fito & Fitipaldis, “La casa por el tejado” y “Antes de que cuente diez”.

Fito Cabrales

Momentos después de desaparecer de escena, Fito apareció en mitad del escenario bajo un único foco. Sentado y con su guitarra colgada, quiso dedicarle la canción “Rojitas las orejas” a una niña de diez años que había conocido ese mismo día, cuyo nombre era Estela. Sin contar la frase típica de la canción, durante esta actuación se creó un silencio en parte sepulcral. Todos estábamos ensimismados ante la magia de los punteos y los acordes de Fito.

La recta final de canciones no hizo más que ir en crescendo. De “Soldadito marinero”, que se extendió un buen rato porque el público estuvo coreando “después de un invierno malo, una mala primavera, dime por qué estás buscando una lágrima en la arena”. Volvieron a desaparecer, pero los presentes querían más. Los vítores, aplausos y patadas en el suelo eran tales que retumbaba toda la parte de la grada. Por fin, Fito & Ftipaldis salió para poner el broche a la noche. “Entre dos mares” y “Acabo de llegar” fueron las dos últimas, aunque antes de esta, la guitarra de Fito dejó de funcionar y este dijo “a tomar por culo”, empezando a cantar mientras le traían otra. El colofón final lo pusieron el resto de músicos, con Raya y Javier en un duelo cara a cara con la guitarra y el saxo, y un pulso por aguantar el ritmo de la batería, determinado por Griffin.

Un “gracias por acompañarnos estos veinte años, Madrid” se instaló en la pantalla, que más tarde mostraría un símbolo de la paz azul con el que Fito decidió firmar la cámara principal. No dejaron de demostrar la buena forma en la que están ni siquiera para terminar, momento en el que echaron a correr de un lado al otro del escenario para que no quedara un solo aplauso sin recibir.

SETLIST:

  1. Siempre estoy soñando
  2. Un buen castigo
  3. Por la boca vive el pez
  4. Me equivocaría otra vez
  5. Quiero beber hasta perder el control
  6. Lo que sobra de mí
  7. Me acordé de ti
  8. Donde todo empieza
  9. Todo a cien
  10. Garabatos
  11. Yo no soy Bob Dilley
  12. Me tienes frito
  13. Las nubes de tu pelo
  14. Me quedo aquí
  15. Whisky barato
  16. Entre la espada y la pared
  17. Antes de que cuente diez
  18. Rojitas las orejas
  19. Soldadito Marinero
  20. Entere dos mares
  21. Acabo de llegar
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