Crónicas

Fausto Taranto: Noche de tralla y flamenco granadinos en la capital

«Al igual que hizo el personaje de Fausto en la versión del mito de Goethe, la banda de metal aflamencado ha demostrado que es posible resurgir de los infiernos que les supuso la pandemia y volver a ofrecer Tarantos llenos de rabia y guitarrazos.»

4 diciembre 2021

Sala Moby Dick, Madrid

Texto: Manuel Gamarra. Fotos: Charly RNR

Imagina tener un grupo, sacar tu tercer disco (dicen que es el del asentamiento) y que, una semana después y con siete fechas de la gira a punto de caramelo, se anuncie un confinamiento mundial lleno de incertidumbre. Tú puedes imaginarlo, pero Fausto Taranto lo ha vivido en sus propias carnes. Y por fin, año y medio después del alumbramiento de ‘La reina de las fatigas’, podemos disfrutar de esas canciones en directo.

Fausto Taranto llegó a Madrid con la energía del que vuelve a hacer lo que más le gusta después de mucho tiempo de parón, y tras un regreso soñado llenando el pasado 5 de noviembre la Sala El Tren de su Granada natal. Terreno muy distinto, sin embargo, era el de la Moby Dick madrileña, un recinto mucho más reducido y en el que el técnico de sonido de la banda, como agradeció su cantante, sudó la gota gorda para que la contundencia del grupo se escuchase medianamente bien.

No sonaron de la manera más idónea, eso está claro, pero también está claro que la sala escogida no era la más adecuada para un metal de tantos decibelios que habitualmente suena a las mil maravillas. Poco bastó, sin embargo, para encandilar y hacer sudar a un público muy activo en todo momento al son de la batería de Adrián Barros, el bajo de Miguel Martínez, la voz de Ismael de la Torre, las guitarras eléctricas de Quini Valdivia y Mario Gutiérrez (quien sustituye desde 2019 a Paco Luque) y la flamenca de Lolo de la Encarna, que hizo acto de presencia para “La Ratonera”(anunciaron que tendrá videoclip próximamente) hacia la mitad del concierto y ya se quedó hasta el final.

Sois más fieles que el perro de un punky”, apostilló Ismael antes de arrancar “Malos días”, single de su segundo álbum, ‘El reflejo del espanto’ (2017). Por cierto; al final de “La guadaña”, también de aquel segundo disco, introdujo el vocalista de Fausto Taranto el archiconocido “ya no me acuerdo de na, que to era de colores”: “aunque no siempre canto eso, cada día canto algo diferente en esa parte, según me da el venate”, me aseguró más adelante cuando le contacté por Instagram.

Los granadinos despacharon en poco más de hora y media cerca de una veintena de temas pertenecientes a sus tres discos, con evidente protagonismo de los de ‘La reina de las fatigas’ (2020). El momento emotivo del concierto llegó con “Otra letra más”, en la cual canta Manuel Martínez de Medina Azahara en su versión de estudio. Dicha colaboración la consiguieron, en gran medida, gracias a que su hijo, Mart, fue el productor del primer trabajo de Fausto Taranto, ‘El círculo primitivo’ (2015). Y, al igual que lo fue (y sigue siendo) su padre con el rock andaluz, Mart fue una de las figuras más importantes y queridas de ese metal alternativo que comenzó a florecer en nuestro país a finales de los noventa, y a él fue dedicada la canción: “seguro que hubiese estado aquí con nosotros de no ser por lo que pasó”. La Moby Dick al completo arrancó en aplausos para homenajear al que fuese líder de Estirpe, productor de multitud de bandas, y que estaba comenzando su carrera en solitario antes de fallecer trágicamente el pasado mes de octubre.

Al igual que la sala, también era reducido el escenario, y ahí encontramos a un Quini que lo pasó mal para dar rienda suelta a sus fotogénicas rastas sin temor a pegarse un cabezazo, algo con lo que también bromeó Ismael, ataviado con una camisa negra flamenca que cambiaba los lunares blancos por pequeños logos del grupo; sin embargo, en ciertos momentos, como con los breakdowns de “Bocabajo”, no se pudo resistir a mover velozmente la cabeza de arriba abajo, algo a lo que nos tiene acostumbrados desde sus tiempos en Hora Zulú. Es más, cantante y guitarrista incluso interpretaron parte del último tema, “A capa y espada”, como buenamente pudieron entre el calor de un público completamente volcado y agradecido a Fausto Taranto por el bolo, algo que se pudo comprobar cuando Quini pidió agua y acabó con unas seis botellas a sus pies, o con los tragos de cerveza a los que fue invitado Ismael.

Al igual que hizo el personaje de Fausto en la versión del mito de Goethe, la banda de metal aflamencado ha demostrado que es posible resurgir de los infiernos que les supuso la pandemia y volver a ofrecer Tarantos llenos de rabia y guitarrazos, abrazando dos géneros que ya antaño se demostraron que van muy bien de la mano.

Manu Gamarra
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Esta entrada fue escrita por Manu Gamarra

1 comentario

  • Juandie dice:

    Un placer haber leído esta buena crónica del gran concierto que se marcaron los granainos FAUSTO TARANTO en tan emblemática sala madrileña presentando su nuevo álbum de estudio y a un fuera de serie a la guitarra como Mario Gutierrez (Ex-AZRAEL).

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