Crónicas

Carolina Durante + Carrera: Los mejores años de su vida

«Queda claro que sus autores han sabido convertir sus defectos en virtudes»

29 febrero 2020

Kafe Antzokia, Bilbao

Texto y fotos: Alfredo Villaescusa

Que los fenómenos de masas también son uno de los campos de acción del periodista musical debería estar fuera de toda duda. Escribir solo de lo que a uno le gusta no tiene ningún mérito. El reto aparece cuando los conocimientos acerca de un grupo no alcanzan la categoría del forofo total y a uno no le va la vida en ponerlos a parir o, por el contrario, elevarlos hasta la extenuación. Pero cuando se agotan las entradas en los recintos con una considerable antelación, entonces hay que poner el ojo avizor y preguntarse si tanto éxito resulta justificado o más bien se trata de una simple carambola del destino envuelta en papel de regalo.

Con los madrileños Carolina Durante quizás sea una mezcla de ambas cosas. Porque es evidente que sus temas poseen cierto tirón, pero no aguantan la comparación si a uno le da por pensar en luminarias del punk pop patrio como sus idolatrados Los Nikis o los estratosféricos Los Vegetales, que al final se volvieron populares por las versiones que otros grabaron de ellos. Aparte del marcado enfoque juvenil de cortes tipo “Cayetano”, queda claro que sus autores han sabido convertir sus defectos en virtudes, y lo más importante, han logrado enganchar a toda una chavalada que les sigue con una fidelidad desorbitada.

Carrera

Lo último lo catamos de primera mano nada más entrar al bilbaíno Kafe Antzokia con el papel agotado y toparnos con grupillos de millennials mirando absortos sus teléfonos móviles, como suele ser normal en ellos, vaya. Las camisetas de grupos punk eran casi como la anomalía del sistema, pues no se estilaban demasiado, por ahí vimos una de The Adicts y ya. Distinguir a los que habían pasado hace eones sus años mozos no resultaba nada complicado, porque su presencia se tornaba verdaderamente minoritaria. Entonces uno se preguntaba: ¿Y qué hostias hago aquí entre tanto púber?

Lejos de enredarnos en prejuicios absurdos, vayamos al lío. Calentaron la velada los ignotos Carrera, que desde luego no estaban muy bien anunciados en el cartel porque nos enteramos en ese mismo instante que en dicho bolo había teloneros. Le daban a ese indie con dejes shoegaze en plan Los Planetas y algo dramático a lo Dorian que suele resultar efectivo en las distancias cortas. Su faceta post punk fue lo que más nos enganchó, y a modo de entremés cumplieron de sobra su papel. Sin mayores pretensiones.

Otros que enarbolan el amateurismo por bandera son Carolina Durante. Los más exquisitos podrán quejarse de que la voz se oía poco o de que sus habilidades instrumentales andan muy justitas, aunque seamos serios, ¿desde cuándo importó eso en un grupo punk? Bastó escuchar las primeras notas de “Cementerio (el último parque)” para que se desatara una auténtica batalla campal de pura emoción, con peña tan engorilada y empeñada en subir al escenario que la sala se vio obligada a requerir seguridad adicional. Pocas bandas hemos contemplado que provoquen semejante efecto en el respetable. Ni que hubieran repartido anfetaminas.

Carolina Durante

El subidón se acrecentó con “El himno titular”, con varias camisetas volando por ahí y el vocalista poniendo límites al frenesí de la afición. “Como alguno se suba para hacerse la puta foto, le meto”, advirtió. Pillar al cantante podría catalogarse como una proeza, pues apenas para quieto y sus movimientos espídicos supondrían un desafío para los fotógrafos. Esto sí que era dejarse la piel, sin rollos ni presentaciones entre tema y tema.

Aflojaron algo de tralla con “El año”, que podrían haberla firmado Los Nikis, antes de que añadieran mayor descaro en “Nuevas formas de hacer el ridículo”, con gestos masturbatorios incluidos. Había tal despiporre que hasta los propios madrileños intentaron poner un poco de orden y lanzaron algún consejo de madre tipo “Tened cuidado, no os cortéis”. Y no se trataba de una advertencia baladí, ya que muchos vasos habían acabado estrellados en el suelo presa del entusiasmo generalizado.

Los saltos proliferaron en “Falta sentimiento”, al igual que esa muralla sónica que se suele asociar al movimiento shoegaze y que muchos otros atribuyen a Los Planetas, como si lo hubieran inventado ellos. En piezas sosegadas como la que acabamos de nombrar o “300 golpes” sobresale esta vertiente suya que les emparenta con otros cachondos del calibre de Los Punsetes. Muy bien en este sentido les quedó “Niña de hielo”, que gana sobremanera en directo, a la par que reincide en esa característica miseria shoegaze en la que Odio Paris eran auténticos expertos.

Una suerte de reconocimiento de sus limitaciones podría considerarse “Las canciones de Juanita”, al tiempo que funciona como uno de sus mayores himnos para cantar a pulmón. Si esa noche hubieran preguntado la lección a sus seguidores, la mayoría habrían sacado sobresaliente; qué furor, madre. Pero enfilando pieza tras pieza sin apenas respirar es normal que se pulan el repertorio en pocos minutos, el vocalista además avisó que nunca hacían bises, en consonancia con otros compis suyos de generación como Biznaga. Por lo tanto, daba igual desgañitarse pidiendo nada.

Carolina Durante

Eso sí, la recta final fue para dejar satisfecho al grueso del personal, dudamos que existan quejas al respecto. La oda al amor friki “Perdona (ahora sí que sí)” se transforma en una apoteosis desatada desde la primera nota, una sensación que se incrementó con el garbeo que se dio el cantante por las primeras filas. Bromearon acto seguido con la mítica rivalidad entre Donosti y Bilbao y preguntaron a la concurrencia acerca del pijerío de cada ciudad, tocaba acordarse de “Cayetano”, fiel retrato sociológico de la juventud de extremo centro que ya se ha convertido en una especie de piedra angular ideal para corear en masa. Y “Joder, no sé” finiquitó un recital vertiginoso que seguramente alcanzaría la hora por los pelos. Menos es más, que nunca decaiga ese lema.

Dejando de lado los prejuicios o filias de cada cual, Carolina Durante viven los mejores años de su vida, habrá que ver si siguen manteniendo el tirón en próximos lanzamientos digitales o físicos, porque en ese terreno punk pop La La Love You les pisan los talones muy de cerca. Un ascenso meteórico en apenas tres años con un solo álbum de estudio, quién lo diría. Y cuando uno va a sus conciertos, lo entiende.

Alfredo Villaescusa
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