Crónicas

Blow Up Fest en Bilbao con Diamond Dogs, Eddie and the Hot Rods o Jim Jones All Stars: El evangelio del rock

«Pues así acabó un Blow Up Fest que cree a pies puntillas en el evangelio del rock, difunde su palabra, no con apelaciones al Altísimo, sino con hechos tan concretos e inapelables como las bandas que estuvieron durante las dos jornadas en el Antzoki.»

Del 16 al 17 de septiembre de 2022

Kafe Antzokia, Bilbao

Texto y fotos: Alfredo Villaescusa

A la gente le quita bastante el sueño saber si un estilo está vivo, muerto o de parranda y tal vez por eso muchos se esfuerzan en hacerse los más modernos del lugar, que se note que van a la última y no son unos tipos anquilosados reacios a los cambios. Por fortuna, tales actitudes resultan tan falsas que evidentemente saltan a la legua y cualquiera con dos dedos de frente puede advertir de inmediato que aquello no es sincero. Bienvenidos a la feria de las vanidades.

Diamond Dogs

Menos mal que en este mundo dominado por el marketing y las grandes corporaciones todavía quedan iniciativas sinceras, que no se hacen para ganar dinero, o por lo menos no con ese objetivo principal, sino para que disfruten los aficionados. Discúlpenme que me ponga tierno, pero es que eso de hacer feliz al personal me parece de los propósitos más loables en la existencia humana. De ese material están hechos los verdaderos santos.

Todo un cartel de ensueño se había organizado en el Kafe Antzokia bilbaíno para una nueva edición del Blow Up Fest, una cita ineludible para rockeros de diverso pelaje que ojalá se consolide en el tiempo. Dos días en los que se concentró la habitual parroquia de los conciertos de rock n’ roll, esa que incluso los antisociales echaban de menos durante la pandemia. La verdad es que a veces se torna reconfortante entrar en un sitio y saber que encontrarás allí a unos tipos determinados, esos que te garantizan que nunca estarás solo, ni en alma ni en espíritu.

Asteroid B612

La primera jornada de esta peculiar eucaristía del rock se inició con Asteroid B612, combo underground total con una trayectoria que se remonta a los noventa y con un predicamento tal que incluso los mismísimos The Hellacopters en sus inicios mandaban sus grabaciones al guitarrista y fundador Johnny Casino para que les diera su opinión. En la formación que vimos esa noche había además dos notables talentos patrios como Xabi de Señor No a las seis cuerdas y el reputado pluriempleado Juancho López (Kurt Baker, Paul Collins) cuya extensa trayectoria merecería un capítulo aparte.

Dados estos espectaculares mimbres, es evidente que el pop no iba a estar en sus coordenadas musicales, sino el rock enérgico en la estela de Radio Birdman o The Stooges. De estos últimos además se marcaron una revisión tremenda del “Down On The Street”, aparte del “Is It My Body?” de Alice Cooper, pero sus propias composiciones merecían también mucho la pena, caso de “Gasoline”. De lo mejorcito para entrar en calor.

Eddie and the Hot Rods

Pese a que sea cuestionable que Eddie and the Hot Rods sigan en activo tras la repentina muerte del carismático vocalista Barrie Masters en 2019, lo cierto es que hoy en día son una banda apabullante en directo y por eso mismo deberían tener todo el derecho del mundo a continuar el legado de una banda histórica del protopunk. No en vano su último single se llama “Guardians of the Legacy” y está previsto que se edite un álbum del mismo nombre en el aniversario de la muerte de Masters en octubre.

En cuanto a su repertorio, sonó, por supuesto, el último tema mencionado, pero también himnos del calibre de  “Telephone Girl” o ese incontestable “Teenage Depression” que se incluyó en la recordada BSO de ‘Rock ‘n’ Roll High School’ entre la omnipresente música de Ramones. Y no faltó el clásico versionado hasta la saciedad “Do Anything You Wanna Do”, que el vocalista definió como “la canción más importante que vais a escuchar”.

La recta final fue épica con el “Gloria” de Van Morrison en plan sucio con guitarras chirriantes y con el cantante metido en medio de la peña creando un fiestón descomunal. No desaprovecharon el subidón y enlazaron con “Born to Be Wild” de Steppenwolf, elevando todavía más los ánimos de la concurrencia y legando una actuación para recordar en la que se fundieron la líneas divisorias entre artistas y público. Lo bonito.

Diamond Dogs

A los cabezas del primer día Diamond Dogs les hemos visto ya en infinidad de ocasiones y nunca suelen defraudar estos émulos suecos de The Faces. Sulo sigue conservando sus dotes de frontman a lo Rod Stewart y se mueve en el Kafe Antzokia casi como si fuera su casa, por algo ha declarado varias veces que es uno de sus sitios favoritos para tocar.

Empezaron dando cancha a su descomunal álbum doble ‘Slap Bang Blue Rendezvous’ con “Alright Brutus I’m On” y no tardaron en recalcar sus señas de identidad con el animado rock n’ roll de “Valentina (Queen of Broken Hearts)” o la rotundidad de “Every Little Crack”. Calificarles de clásicos quizás sea hasta quedarse corto.

Diamond Dogs

No obstante, igual se les fue la mano al alargar algunas piezas, pues restó pegada a una actuación bastante correcta, pero fue un gustazo escuchar trallazos de los que vuelan la peluca como “Bound to Ravage” o “Bite Off”, aparte de esa inesperada revisión del “Rosalie” de Thin Lizzy. Que se pudieron esmerar más, vale, aunque eso no quita para que oficien a un nivel más que aceptable.

Ritual vudú

Debido a la cancelación de su vuelo, se suspendió la actuación de los suecos The Maharajas, por lo que la segunda jornada se inició directamente con los nipones The Neatbeats, que para los que nunca hayan coincidido con ellos, mencionar que su estética es todo un puntazo con trajes impolutos a la manera de los Beatles, botines y pelo engominado. Su rollo evoca de inmediato la película ‘Backbeat’ en la que se relataban los primeros años de los Fab Four en Hamburgo.

The Neatbeats

Podrán gustar o no, pero lo que no se puede negar es que han logrado un sonido beat muy característico, que casi es como si te metieras en una máquina del tiempo y aterrizaras a mediados de los sesenta. Clavan cada detalle, los punteos en la escuela de Chuck Berry, las líneas vocales deudoras del primerizo John Lennon o George Harrison y temazos contagiosos como “Hamburg Twist” en los que se te mueven los pies aunque no quieras.

Sorprendieron recuperando el “Black is Black” de Los Bravos, que para su estilo les sentaba como anillo al dedo y lo cierto es que no hubo momento de respiro entre sus piezas adrenalínicas que interpretaban como si fuera punk y sus vistosas coreografías en las que se acercaban o alejaban del público. Para añadir espectáculo, no dudaron en invitar a una espectadora a tocar la guitarra con ellos. Muy recomendables. Una postal de tiempos pretéritos.

Jim Jones All Stars

Contar con Jim Jones All Stars era una garantía de cierre de fiesta por todo lo alto. El predicador del rock n’ roll, acompañado de una formación en la que había hasta dos miembros de su anterior proyecto The Jim Jones Revue, conquistó a la parroquia desde que se arrancó con un salmo tan potente como “Human Fly” de The Cramps. Desde entonces, no paró de buscar el contacto humano con las primeras filas, se restregó contra el pie de micro como si fuera la estrella más sexy del universo y facturó un ritual vudú al que resultaba imposible resistirse.

Su voz profunda emulaba a Tom Waits o Nick Cave en “Burning Your House Down”, que sonó rotunda y rugosa cual estropajo, y volvió a sorprender con una revisión del gusto de los asistentes como el celebérrimo “Run, Run, Run” de The Velvet Underground, que se tornó en una pieza fantasmagórica. Y todo esto entre peticiones de palmas, poses de estrellita y la actitud apabullante de estar dando el concierto de su vida. Nunca se podrá discutir la entrega de este tipo, por algo se ha pasado incontables veces por el País Vasco.

En “It’s Your Voodoo Working”, original de Charles Sheffield, reforzó el poder ceremonial y provocó el bailoteo generalizado en el recinto, su hechizo había surtido efecto. Y para finiquitar la sesión de hipnosis colectiva no quedaba otra que recurrir a “Rock ‘n’ Psychosis”, uno de sus himnos fundamentales que gustó tanto que se repitió. Al final se acercó a las escaleras y dio la bendición y la mano a la peña por su entrega.

Todavía se desgañitó más en los bises, donde se colaron “512” y otra versión, “Slippin’ and Slidin’” de Little Richard, al que añadió su espectacular impronta, por supuesto. Sin ser un forofo de este hombre, hay que reconocer que todas las veces que le he visto ha dado bolazos con clase y adrenalina por doquier. No es de extrañar que su religión tenga tantos devotos.

Pues así acabó un Blow Up Fest que cree a pies puntillas en el evangelio del rock, difunde su palabra, no con apelaciones al Altísimo, sino con hechos tan concretos e inapelables como las bandas que estuvieron durante las dos jornadas en el Antzoki. Que vuelva esta imprescindible llamada al culto el próximo año. Oremos.

Alfredo Villaescusa
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Esta entrada fue escrita por Alfredo Villaescusa

1 comentario

  • Juandie dice:

    Extenso resumen hacia las curradas actuaciones que se curraron estas bandas en el Antzokia bilbaino, sobresaliendo por encima de todas las de los DIAMOND DOGS a través de su último álbum el cual como siempre ha calao muy bien en nuestro pais.

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