Crónicas

BIME Pro: Un claro entre tinieblas

«Un ejemplo palmario de que quedarse con los brazos cruzados en plena ofensiva cultural nunca será una buena opción»

Del 26 al 30 de octubre de 2020

Palacio Euskalduna, Bilbao

Texto y fotos: Alfredo Villaescusa

Que en estos complicados tiempos en los que te pueden echar para abajo un evento con escasas horas de antelación todavía existan promotoras empeñadas en realizar su trabajo merece todo tipo de elogios posibles. Frente al acoso y derribo gubernamental o a un ministro de Cultura que cada día que sigue en su cargo ofende a la inteligencia de los currantes del sector, ahí tenemos gente que con agallas máximas por bandera decide celebrar un congreso sobre música y además de paso revitalizar la vida de una ciudad con el ocio decrépito a causa de las restricciones. Estos sí que son verdaderos ejemplos que animan a continuar y a ver la luz en este túnel que parece infinito por su crudeza y la ineficacia de estúpidos políticos de uno u otro partido.

Stands en el BIME.

Este año, por las razones que todos conocemos, nos habíamos quedado sin BIME Live, pero eso no fue impedimento para que Last Tour International optaran por tirar para adelante, incluso aunque el Gobierno Vasco decretara restricciones de movilidad entre municipios a poco de que comenzase la cita. La solución elegida de apostar por un formato híbrido en el que había la posibilidad de seguirlo tanto de forma online como presencial se reveló un acierto total, del mismo modo que esa plataforma del BIME Pro que te permitía interactuar con otros asistentes al mismo. El mundo es un pañuelo. Y el de la música mucho más.

Ya a principios de semana había interesantes charlas programadas por internet, como la de ‘Periodismo urbano. La red como último soporte del crítico musical.’, que abordó el papel de los medios ante el cambiante escenario cultural. Pese a que la conferencia estaba más bien enfocada al trap y otros géneros actuales, se enfatizó en las “estructuras ya hechas” de los grupos de rock, así como la cercanía de su público por técnicos y demás profesionales que hacen posible la celebración de un concierto.

Que no falte el selfie de rigor en el BIME.

El papel de plataformas como Tik Tok o Twitch también constituyó otro punto relevante. Y para no quedarnos atrás en la época inquisitorial que vivimos, algún ponente afirmó de manera categórica que “es importante decir que el rock es machista”. Ante las discrepancias de los otros participantes, hubo que precisar que se refería a “las letras” y en este aspecto destacó a “Bob Dylan, que tiene cada letra…”. No pasa nada, tiramos a la basura su Premio Nobel de Literatura, pero que nadie se ofenda, por favor. Seguro que estos nuevos paladines de la modernidad pueden reforzar sus argumentos con galardones similares.

Otra conferencia de cierto interés era la de ‘Cómo hemos cambiado’, centrada en los cambios económicos y sociales provocados por la pandemia respecto a la música grabada. En este sentido, David Price de IFPI (Federación Internacional de la Industria Fonográfica) resaltó que durante los primeros meses de confinamiento se habían visto “más vídeos de You Tube”, mientras que Melanie Parejo, de Spotify, destacó el aumento del consumo de “canciones nostálgicas”. A la mayoría les vendría a la cabeza de inmediato el dichoso “Resistiré” del Dúo Dinámico, pero ella también se refería a cantautores melódicos tipo “Serrat o Julio Iglesias”.

Steven Tyler, el macho alfa

Gran expectación suscitó asimismo la charla entre amigas de la compositora y vocalista Linda Perry (4 Non Blondes) y la reina del grunge Donita Sparks (L7). La primera se quejó de los protocolos existentes en el negocio musical, que por ejemplo le impedían tocar las canciones que le gustaban en directo, y confesó que en sus comienzos no era muy amiga de dar entrevistas. La segunda, por su parte, incidió en que su método de componer era tan particular que no se veía componiendo para otra persona, al contrario de lo que solía hacer Perry.

Muy reveladoras resultaron las anécdotas que contó la productora y empresaria respecto a los famosos que habían requerido sus servicios, como Christina Aguilera para su éxito “Beautiful” o cómo no saltó la chispa creativa cuando Steven Tyler de Aerosmith la buscó. “Tío, tú no me necesitas”, le espetó al carismático vocalista y él estuvo de acuerdo. Según Linda, el problema tal vez se debió a que, en lo que respectaba a componer, Tyler era muy “macho alfa”, al igual que ella, y no estaba dispuesto a ceder en nada. Algo que a la vocalista le dio pena, ya que Aerosmith les habían ayudado bastante durante la primera gira de 4 Non Blondes. La inspiración nunca suele estar cuando se golpea a la puerta tan insistentemente.

Loquillo marcando su línea clara

Loquillo.

Ya en formato presencial, Loquillo relató la experiencia que supuso la celebración de su concierto en el madrileño WiZink Center el pasado 3 de julio, uno de los primeros eventos de esas características en el mundo tras la irrupción de la pandemia. Paz Aparicio, como directora del recinto, dijo que querían abrir “con rock n’ roll” y el histórico vocalista patrio se mostró dispuesto a lo que sea “por la música”, al tiempo que se reafirmó en su convicción de que “lo que triunfan son las decisiones individuales” y de que “no hay que quedarse viendo los toros desde la barrera”.

Recordó la emoción que sentía “pero de responsabilidad”, cómo “se limpiaban las guitarras cada vez que se cambiaban” o el orgullo de decir que todo se había hecho “desde la empresa privada”, algo que “da un poco de cosa hoy en día”. El Loco se atribuyó además la invención de las normas sanitarias adoptadas en la actualidad en los conciertos. “Nosotros nos inventamos el protocolo, con dos cojones”, una acción destinada a que después de aquello “muchos empresarios se animaran a apostar por la música”. El rock me ha salvado la vida, es una actitud, pues ahora me la juego por el rock”, así de rotundo reafirmó su compromiso.

Nacho Vegas junto a Pilar González, de El Diario Montañes.

Respecto al repertorio del concierto, optaron por las piezas más festivas, aparte de ese guiño a la capital que suponía arrancar con “En las calles de Madrid”. Y el mítico cantante de El Clot no se cortó tampoco a la hora de censurar la avalancha de streamings que se produjeron en los primeros días de confinamiento: “Lo que no puede hacer un artista es quedarse en casa”. En este aspecto, habló de la reinvención de su espectáculo con la gira poética junto a Gabriel Sopeña que recorrió los escenarios el pasado verano. “El buen profesional se adapta al medio”. Como el camaleón.

La gestión del ámbito cultural por parte de las autoridades gubernamentales no se escapó de las críticas. “¡Qué poca empatía han demostrado hacia nosotros!”, censuró a la par que personalizó las críticas en el titular de Sanidad, Salvador Illa, y en el ministro del ramo. Justificó su lenguaje tan directo en la necesidad de “hablar claro”. “No se puede decir ya volveremos”.

Hubo momentos jocosos cuando recordaron que el guitarra Josu García estuvo a punto de saltarse el protocolo al amagar con lanzar una púa. Y la directora del WiZink Center nos devolvió a la dura realidad al asegurarnos que “tenemos que ir pensando que en el 2021 vamos a ver conciertos sentados”. “No veo lo de abrir la pista con gente cantando y escupiendo”. Pues habrá que acostumbrarse a pillar buen asiento.

Nacho Vegas y el Estado español

Juárez.

El bardo asturiano Nacho Vegas había publicado hace escasos días el recopilatorio ‘Oro, salitre y carbón’, pero lo que suscitó mayor interés de su versátil charla en el BIME Pro fue su infatigable compromiso político, presente de una manera más que clara en su trayectoria desde que editara el álbum ‘Resituación’ en 2014. Recordó su militancia anticapitalista y afirmó que “la izquierda está en un momento bajo, sin calle es complicado movilizarse”.

Una conversación con el creador de ‘El ángel Simón’ siempre resulta interesante. Cayeron frases lapidarias como “necesitamos desilusionarnos para aprender a ilusionarnos”, aparte de otros detalles relacionados con los vericuetos del proceso creativo o la existencia de “la canción política”. Esto último lo explicó con una peculiar metáfora: “Querer no sirve de nada, a veces incluso te hace sufrir, con las canciones pasa lo mismo. No tienen una utilidad funcional”.

Baobabs Will Destroy Your Planet.

Los seguidores le preguntaron a quién daría “oro, salitre y carbón”, en relación al título de su último disco y respecto al primer elemento confesó que “el oro se lo quitaría al dueño de Amazon, alguien que no se caracteriza por tratar muy bien a sus trabajadores, y lo repartiría entre sus empleados contratados como falsos autónomos”. El salitre no lo otorgaría a nadie porque “pertenece al mar”, mientras que el carbón alude, en su opinión, a “la mina asturiana y a la lucha antifascista”. Se acordó en este punto de la extrema derecha de Vox y aseguró que “cogería a todos los fascistas, los metería en una mina y luego ya la cerraría”. Y en pleno subidón antirrepresivo no se cortó un pelo al pronosticar que “si el Estado español saltase con una bomba que lo mandase a tomar por culo, estaríamos mejor”. Salud, maestro.

Ya por la noche había dupla navarra en la sala Bilborock con Baobabs Will Destroy Your Planet, que le daban a un shoegaze muy decente con influencias de The Cure, y los sorprendentes Juárez, que acaban de editar su largo ‘Entre palmeras’. Estos últimos iniciaron su recital apelando al krautrock más hipnótico en la senda de Neu! y no renunciaron a picotear en otros géneros como el surf rock o el noise rock más chirriante a lo Triángulo de Amor Bizarro. En estudio no dan tanta predominancia al aspecto instrumental, pero molaron igualmente con un colofón ruidista muy conseguido.

Una década girando por salas

GPS con David Kano, productor y miembro de Cycle, Marijo Oria, de la emisora Gaztea y Juanma Cantos, coordinador de GPS.

En la jornada del jueves era obligatorio acudir a la charla de ‘10 años de girando por salas/ 10 años apoyando buena música’, una iniciativa que hace de puente entre artistas y recintos que ya ha cumplido una década de existencia, tal y como quedaba claro desde el mismo título. Según nos detalló el coordinador Juanma Cantos, esta novedosa idea surgió de “la conveniencia de apoyar a un grupo determinado de bandas emergentes en sus segundos pasos, cuando están en la profesionalización y tienen un disco”.

En este sentido, detalló algunos requisitos que los participantes debían cumplir para “ser lo más efectivos posibles”, como un repertorio mínimo para defender durante una gira o la capacidad de poder moverse a lo largo del territorio nacional. Allí estaba además David Kano, productor y miembro del grupo Cycle, que participaron en la primera edición de GPS. Recordó su paso por Ceuta, un sitio al que nunca hubieran llegado si no fuera por el capote que les tendieron desde este proyecto pionero.

Bulego.

Y en cuanto al futuro, el coordinador se mostró optimista, a pesar del oscuro porvenir de muchas salas y de que “en el anterior estado de alarma se pudo reubicar el 100% de los conciertos, ahora no está siendo así”. Sobre el peligro que atenaza a los recintos de mediano y pequeño aforo recordó que el acceso a la cultura “es un derecho básico de la UNESCO”. David Kano definió al gremio de los músicos como “trabajadores natos” pero que se les estaba tratando “como a delincuentes”. Aparte de su reconocida labor como productor, el líder de Cycle también posee en la actualidad el Estudio Silencio, que se ha adaptado a los nuevos tiempos “moviéndose al sitio donde esté la banda”.

Desde que se puso en marcha la iniciativa de GPS han participado más de 300 bandas, entre ellas algunas que hoy en día encabezan festivales, caso de León Benavente, Izal o Morgan, según explicó el coordinador. Y de todo ello se queda con la satisfacción de los propios artistas, que le suelen llamar para relatarle con todo lujo de detalles la experiencia. El trato cercano desde luego opera a varios niveles.

Por la noche, las actuaciones de BIME City volvieron a los escenarios bilbaínos. Apostamos en esta ocasión por la sala BBK, pero apenas llegamos con tiempo para catar a Verde Prato, el proyecto más reciente de Ana Arsuaga, también a la sazón vocalista de Serpiente y que ha participado en otras aventuras arriesgadas del calibre de Mazmorra. La verdad es que suelen molar todas las cosas en las que está involucrada esta chica, aunque a veces cueste entrar un poco en su particular rollo onírico.

Dupla.

Al escuchar en casa a los euskaldunes Bulego nos parecieron demasiado poperos, pero en las distancias cortas la percepción cambió, pues en determinados momentos se acercaban a Ken Zazpi, Gatibu, e incluso al rock alternativo de Muse. Vale que estribillos como el de “Kantu Bat” desprenden almíbar por doquier, eso no quita para reconocer lo bien que empastan su sonido en directo en sus atmósferas frescas o en esos tonos retumbantes de guitarra y teclado que se te meten de inmediato en la cabeza. Luminosidad a borbotones.

Lo de los alaveses Dupla se antojaba más marcianada que otra cosa con su peculiar batiburrillo de rap, pop, trap y hasta punk rock, vaya pedazo punteos de guitarra que se marcaba su vocalista. Llamaban de primeras bastante la atención con su batería colocada delante y esos chorros de humo que irrumpían de vez en cuando. Podrá gustar o no su cambiante, y a veces antagónica, mezcla de estilos, pero de lo que no cabía duda es de que estos tipos tocaban mucho. Ojalá les diera de principio a fin por el guitarreo.

Y así terminó esta edición del BIME Pro en unas circunstancias muy especiales y que seguramente no olvidaremos en la vida, esperemos que el próximo año alcancemos por lo menos a divisar algo de luz en el incierto horizonte. Un ejemplo palmario de que quedarse con los brazos cruzados en plena ofensiva cultural nunca será una buena opción. Hasta que escampe o se declare el alto el fuego, ahí seguiremos aguantando en la trinchera. Luchando porque cada día sea un claro entre tinieblas.

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Esta entrada fue escrita por Alfredo Villaescusa

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