Crónicas
Asfalto: Un sueño hecho realidad
«No dejo de ver caras de auténtica felicidad, imagino que como la mía en ese momento, en muchos de los colegas con los que me encuentro»
9 marzo 2019
La Riviera, Madrid
Texto: Mariano Muniesa Fotos: F.R. García
Lo recuerdo como si fuera hoy: puente de mayo de 1983, si no recuerdo mal el 29 de abril. Julio Castejón acudía al programa de radio Disco Cross de Mariano García en la desaparecida Radio Cadena Madrid FM a presentar su nuevo disco, un álbum sensacional llamado ‘Más que una intención’. Se presentaron tres canciones que, de hecho, aún guardo en una cinta TDK en la que, como toda la gente de mi generación, grabábamos las canciones que sonaban en los programas de radio de aquellos años, principalmente Disco Cross y la Emisión Pirata: “La paz es verde”, “Richie” y “Tenías razón”.
Desde aquel día, Asfalto, aquellos Asfalto, cambiaron la historia de nuestro rock. Y creo que conviene recalcar este episodio que estoy seguro vivieron igual que yo, hace 35 años, muchísimos de los que llenamos la Riviera este pasado sábado, y detenerse a explicar a gente más joven lo que fue aquel grupo en ese momento para entender la trascendencia, la dimensión histórica que este concierto ha tenido para el rock español. Asfalto, que era a esas alturas indudablemente uno de los grupos más grandes del rock español, sin embargo, había perdido mucha popularidad, en gran parte por el escaso, por no decir nulo, apoyo que, por parte de Zafiro, recibió su doble álbum ‘Déjalo así’ de 1981.
El regreso de Asfalto en 1983 trajo una formación renovada con la incorporación de Miguel Oñate como cantante y, sobre todo, un nuevo disco editado bajo un sello independiente de su propia creación, Snif. Ese disco, obra maestra absoluta de la historia del rock español, al lado del que fue su continuación en 1984, ‘Cronophobia’, reinventó a Asfalto por completo, lo colocó en una posición de vanguardia total en nuestra música, lo hizo infinitamente más popular que en sus mejores años anteriores, y lo llevó a lo más alto quizá de su historia en cuanto a poder de convocatoria.
Sin embargo, poco tiempo después, y por razones sobre las cuales cada parte tiene su opinión (y de las que sin duda, es ya absolutamente improcedente hablar ahora), en el otoño de 1985 esa mágica formación se rompió. Desde entonces, quienes vivimos aquellos años, disfrutamos aquellos conciertos, vibramos con aquellas canciones, siempre esperamos (con cierto grado de escepticismo, porque se sabía que las heridas entre ellos parece ser que nunca cicatrizaron del todo) que algún día pudiéramos volver a ver juntos sobre una escenario a esos Asfalto.
Pues bien… ese día, esperado durante años, llegó el pasado sábado. Miguel Oñate, Julio Castejón, José Ramón “Guny”, Jorge García Banegas y, en gran parte del concierto, José Martos cubriendo a Enrique Cajide, ante una Riviera a reventar, hicieron el concierto soñado para miles y miles de sus seguidores, entre los que, en absoluto me produce ningún pudor decirlo abiertamente, yo me encontraba, y además en primera fila.
El concierto homenaje a aquellos sensacionales discos, ‘Más que una intención’ y ‘Cronophobia’, que tocarían en su integridad, con los mismos músicos que los grabaron, comenzó a las 21.00 con un tema que quizá no podía encerrar más sentido en esa noche: “El regreso”. Y ya desde esa primera canción, tuvimos la seguridad de que, a pesar de que hubieran pasado ya más de 35 años, esos músicos, que en sus diferentes grupos, avatares, proyectos en solitario, etc. siempre han demostrado su calidad, su valía, su profesionalidad, juntos de nuevo, iban a recrear esa magia, esa energía, esa vibración tan poderosa que fueron capaces de crear en los años 80.
En estos primeros compases del concierto, canciones pertenecientes a ‘Cronophobia’ fueron las que tomaron el protagonismo, tales como “Que siga el show” o “Es nuestro momento”, aunque pronto los temas de ‘Más que una intención’ hicieron acto de presencia, como el siempre emotivo “Joven ruso”, que Miguel introdujo reflexionando cómo, aunque los actores han cambiado, la amenaza de que dos locos, sobre todo uno con el pelo naranja, lleven al mundo a una confrontación nuclear, sigue sin haber desaparecido del planeta, como sucedía en los 80 con Reagan y la URSS.
El concierto tiene un ritmo trepidante, la banda está sonando de maravilla y todo está saliendo a pedir de boca. Miguel está en un estado de forma excelente, canta de maravilla, con la misma fuerza que en los 80, el virtuosismo y la destreza de Jorge García Banegas en sus teclados es espectacular, Guny apoya con su bajo de manera muy contundente todo el sonido de la banda, a Julio, además de clavar cada solo, cada acorde, se le nota entusiasmado, con ganas de darlo todo, empujando a la banda y en cuanto a José Martos, qué decir… un genio de las baquetas, que con cada golpe de su batería dispara una ráfaga de energía a toda una banda que es capaz de reproducir, con una brillantez incontestable, cada detalle, cada acorde, cada sonoridad de cada una de aquellas canciones que hemos escuchado tantísimos cientos de veces a lo largo de tantos años. “Frente al espejo”, “Contrareloj” y “Concierto fatal” no hacen sino subir el clímax de una actuación sencillamente sensacional, maravillosa, quizá irrepetible.
“El rock´n´roll no es una orquesta sinfónica… no tiene por qué ser perfecto, si fuera así ya no sería rock´n´roll”, dijo en cierta ocasión Keith Richards. El precepto se cumple. Durante “Tenías Razón”, en la parte final Miguel se equivoca y para no provocar un desaguisado en las estrofas finales, tiene que dejarnos al público que seamos nosotros los que cantemos, ante la hilaridad de Julio, que no puede reprimir la risa y un Miguel Oñate que también, en un tono desenfadado y sencillo, nos pide perdón al terminar la canción.
Hubo dos canciones que nunca entraron en los discos de vinilo, pero que formaron parte como caras B de algunos singles y, si no recuerdo mal, en el caso de algún EP. La primera es una pieza que siempre me gustó muchísimo, un tema que me pareció siempre, tanto por la música como por su preciosa letra, de las mejores de Asfalto, “Justo y Traidor”. Esta noche suena inconmensurable.
Y el magnifico recital de clásicos no para: “Richi”, “Secuestro legal”, “Desaparecido”… hasta llegar a un momento especialmente emocionante. Julio se sienta al teclado e interpreta una versión de poner el vello de punta de “El Hijo de Lindbergh”, que canta y toca con tal sentimiento y con una respuesta tan calurosa de toda la gente, que en el final, me dio la impresión (yo estaba en primera fila, en esa parte del escenario y muy cerca de él) que apenas pudo reprimir la emoción e incluso las lágrimas.
Viene ahora una fortísima versión de ‘Búfalo Vil’, una de las más intensas de todo el show, tras la cual, Miguel, con su peculiar sentido del humor y de la ironía, asegura que uno de los elementos constantes de la carrera de Asfalto ha sido el caballo… por supuesto, no se refería al letal opiáceo, sino a “Rocinante”, y ahora a la segunda parte de aquella entrañable historia, otra de las canciones que no llegó a entrar en los discos pero que no deja de ser otra de las que no podría faltar: “Dinos que fue”.
Nos vamos acercando al final: “Más que una intención”, “La batalla”… y a mucha gente le llamaba la atención que hubiera dos baterías sobre el escenario, una de ellas con el nombre de Enrique Cajide. El bis es el momento en el que el gran batería, uno de los que no solamente grabó los discos homenajeados, sino que estuvo junto a Julio Castejón en el legendario primer disco de 1978, ante una ovación ensordecedora, se sienta en ese kit de batería y toca con todo el grupo dos fabulosas versiones de “La paz es verde” y “Nada, nadie, nunca”. Han pasado poco más de dos horas y el concierto llega a su final. Se encienden las luces de La Riviera y nos acercamos hacia la salida, mientras hay un grupo de unos doce o quince fanáticos del grupo que, en un intento obviamente poco fructífero, de que la banda vuelva a salir a escena, se ponen a cantar a capella “Días de escuela”.
El show ha sido maravilloso de principio a fin. No dejo de ver caras de auténtica felicidad, imagino que como la mía en ese momento, en muchos de los colegas con los que me encuentro, desde Fernando Galicia a José Oro, pasando por Cristián Molina y muchos otros más. Cuando llego a casa, ya de madrugada, acostado, en ese rato antes de que el sueño definitivamente me venza, me vienen a la cabeza constantemente imágenes del concierto, recuerdo las canciones… ha sido una de las experiencias más increíbles que he vivido en mucho tiempo en un concierto de rock español. Y no solo por haber revivido unos años inolvidables y un tiempo en el que aquellos Asfalto y aquellas canciones siempre me acompañaban, sino porque, más allá de ese viaje a las tierras de la memoria, la banda ha estado sensacional, el concierto ha sido magnífico y creo con toda sinceridad que nadie, absolutamente nadie, pudo salir defraudado.
Ya se ha planificado un concierto más para el 27 de abril en Madrid. ¿Habrá más? Con toda sinceridad, no puedo decir otra cosa: Ojalá que sí.
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8 comentarios
Que fantástica crónica Mariano, como todas las que haces. Yo estaba a tu lado en primera fila, un poco a tu derecha y te puedo asegurar que a Julio Castejón se le saltaron las lágrimas con la interpretación de \" El hijo de Lindbergh\", y a su hijo Enrique también. Coincido en todo lo que dices, para mí fue un concierto espectácular. Miguel Oñate sigue siendo la voz más grande del rock español. Hasta con su desliz en \" Tenías razón \" demostró su grandeza y ahí estábamos nosotros al quite. Que gran orgullo poder ver este concierto. Lo llevaba esperando desde el año 85. La única pena que tengo es la misma que ya tuve en el año 85 cuando se separaron. ¿ Cuál habría sido el techo de esta banda tanto nacional como internacionalmente ? Yo modestamente pienso que habrían llegado muy lejos. Me uno a tu deseo que haya más conciertos de estos y si es posible llenando el Wizink. Se merecen un escenario grande a reventar.
Grandisimos músicos que lo bordaron con esos temas inmortales en la mejor sala de Madrid. Como disfruté ayer en casa de ese pedazo de DVD llamado EL ROCK DE NUESTRA TRANSICION con ASFALTO, BARON ROJO y OBUS de absolutos protagonistas en ese cambio de la jodida dictadura a la mejor música en nuestro país sin nada que envidiar a lo que venia de fuera.
Amigo Mariano ese dia fuimos parte de algo que sera historia por el resto de nuestras vidas, un placer compartir charla musical y futbolera antes del concierto, un abrazo amigo
Impresionante concierto.....no he tenido en la vida la sensación de vivir un concierto tan grande....que musicazos....que nivel
Empece a escuchar rock con más que una intención....nunca pensé que veria a está formación en directo...y mucho menos......volver a Cartagena con esa sensación de haber vivido algo muy grande....
GRACIAS ASFALTO.......
Gracias por transportarme a mi adolescencia, a mi habitación, a mi cassette de doble pletina....El concierto ha sido impagable, pero ha faltado algo y todos lo sabemos y es que hay temas como Rocinante\" o \"Días de escuela\" que son MAS QUE UNA CANCIÓN.
Una crónica genial, yo tenía 15 años cuando salió \"Más que una intención\", y marcó mi juventud, en los dos años siguientes les vi en directo al menos cuatro veces. Has definido perfectamente lo que sentimos en el concierto del sábado pasado, han pasado cinco días y aún tengo las imágenes y las canciones en la cabeza a todas horas. Por cierto, había algunos en la salida (y aquí también lo comentan) que se quejan de que no tocaran canciones de la etapa anterior a Miguel Oñate. A mí también me encantan, pero no era la noche para eso, creo que Julio las sigue tocando en las giras normales, y en los años 1983-85 Miguel tampoco las cantaba.
Gracias Mariano, por la excelente crónica!!!
La verdad que fué una noche magnífica! Lástima no haberte visto para saludarte
Un abrazo:
Lou
Hola, totalmente de acuerdo con la crónica de Mariano, estaremos el día 27 de abril de nuevo en la Moon Live para ver otro conciertazo de una banda insuperable en el rock español, ojalá esto sea el comienzo de un regreso.