Pristine

Road Back to Ruin

Nuclear Blast Records (2019)

Por: Diva Satánica

10

Siempre he dicho que Pristine son un 10 desde que les vi por primera vez durante la gira que tuvo paso por nuestro país como teloneros de Blues Pills. Nada que envidiar, esa fue la sensación con la que nos fuimos a casa la mayoría de los asistentes a aquel concierto, y que perdura cada vez que escucho un trabajo suyo. Cierto es que desde que firmaran con el poderoso sello Nuclear Blast, su carrera no podía ir más que en ascenso; pero la salida de aquel ‘Ninja’ no fue tan impactante como me esperaba. Dos años después, traen este ‘Road Back To Ruin’ que evoca esa tendencia del ser humano a tropezar dos veces con la misma piedra.

Abre “Sinnerman”, representando esa energía de sus shows en vivo tan característica y que se mantendrá a lo largo del redondo, ya que las pistas principales fueron grabadas en directo en los estudios Paradiso de Oslo. Continúa la homónima en la que se permiten acercarse a su faceta más stoner, para deslizarnos hasta “Bluebird”, que oscila entre el blues y el soul con unos coros apoteósicos como broche final que repiten un conveniente “eye for an eye”. “Landslide” repite un estribillo pegadizo en esa onda del rock setentero sin más complicaciones, cambiando completamente de tercio con “Aurora Skies” en esa onda más lenta y experimental.

Llegamos al ecuador con una “Pioneer” que sigue la marca de la casa para sorprendernos en “Blind Spot” con una intro cantada por la artista siria Racha Rizk. Llega el momento de “Sober” con esa vividez alternante con pasajes que cuentan con la voz de Heidi como única protagonista. “Cause and Effect” es para mí sin ninguna duda la joya de la corona: casi siete minutos de duración en los que cuentan con 20 músicos de la sección de cuerda de “The Arctic Philharmonic” que confieren una sensación muy de banda sonora al más puro estilo de las películas de 007. Increíble. Se acercan ya al cierre con una intimista “Your Song”, en esa línea acústica a lo Neil Young. Terminan con “Dead End” con esos pasajes instrumentales donde las guitarras dialogan con la voz en una batalla dialéctica muy ajustada.

47 minutos de magia sonora que resurgió hace unos años junto a otras bandas del estilo que parece que se han ido quedando por el camino. Ya os lo decía al principio: éxito asegurado.

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Esta entrada fue escrita por Redacción

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