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Crítica de Narco: Espichufrenia

No ya superar, sino igualar dos obras como ‘Alita de Mosca’ y ‘Dios Te Odia’ se antojaba tarea harto difícil para los drogadictos de Sevilla, y es que el grupo había demostrado estar intratable a la hora de entrar al estudio.

Pues bien, ‘Espichufrenia’ nos ofrece el disco más variado de Narco en años, pero se deja por el camino algo de la contundencia de sus dos últimas referencias. Abriendo fuego con “Suicídate”, el disco ofrece once temas en los que se cuecen y enriquecen dub, ragga, electrónica, metal, punk, rap y todo lo que les ha salido de los mismísimos.

Es posible que en el aspecto lírico haya una ligera simplificación, aunque Distorsión Morales y Vikingo sigan inconmensurables, y se echa en falta mayor virulencia (lírica) a la hora de afrontar temas como “El Portero de la Urbanización”, pero nadie puede negar que siguen pariendo joyas de la mandanga como “Yoni, El Robot” e himnos ginchos como “Dame Argo”. De nuevo, es fácil localizar futuros clásicos para conciertos en tracks como “Mi Madre es una Yonki” o el electrónico primer single de “El Trapichero”; aunque echo de menos mayor oscuridad, teniendo que conformarme con “Éxtasis Místico” para obtener mi dosis.

Narco se encuentran en un estado de forma envidiable, tanto en disco como en directo, y solamente podemos (y debemos) disfrutar de un grupazo que está de dulce y que es único a la hora de contarnos de que va la guasa y la ruina.

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