Gato Ventura
Delirios. Parte 1 - Golpes de alma
Autoeditado (2018)
Por: Manu Gamarra
8
Qué difícil es que un disco te entre a la primera y qué fácil es engancharte a él tras varias escuchas. Gato Ventura trae consigo un arma de doble filo: Por una parte, ser el hijo de uno de los mejores guitarristas del país te dota de un oído musical privilegiado; por el otro lado, las exigencias son mayores y el sambenito de “es hijo de” es algo con lo que seguramente tengas que cargar siempre.
Gato ha sido listo en este sentido, desmarcándose del nombre que lleva a sus espaldas lo justo como para no perder su identidad y orígenes. Ahora bien, al final lo que cuenta es la música, y en este sentido va más que servido. La primera escucha se hace rara, entiendes lo que quiere lograr pero parece que no le termina de salir bien la jugada; en la segunda se te empiezan a quedar algunos estribillos; en la tercera los coreas. Creo que eso mismo es uno de los puntos fuertes del disco: estribillos pegadizos, uno de los grandes peros en las bandas españolas emergentes. A veces no hay que complicarse tanto la vida. Ejemplos muy claros de esto son los dos primeros cortes: “Delirio” y “Condenados”, la primera de ellas con la colaboración de Irene Delgado, cantante y bajista de Hábikas.
El joven pero curtido artista cordobés ha tenido a bien tirar de agenda para lograr en este disco colaboraciones de categoría, como las de de Manolo Chinato, Iker Piedrafita, Iratxo, Vito de Sínkope o Kutxi Romero. De hecho, el propio líder de Marea, al que últimamente tenemos hasta en la sopa, le invitó a subir al escenario en Córdoba para cantar con él “En tu agujero”, cuando tenía solo veinte años, casi nada.
El plástico está empapado de la herencia guitarrera de su padre y, sobre todo, de un rollo aflamencado, propio de los orígenes de su autor, algo que se aprecia claramente en temas como “Las musas y tú” (Vito en rollo cantaor) o “Soltaré” (Iratxo). Antes de esta última encontramos la primera de las dos versiones: una muy rockerizada “Flamenco” de Los Brincos sin su primera parte. en la que hace el complicado esfuerzo de acercarse a la de Amaral con Los Coronas. Más adelante hace lo propio con la mítica, y últimamente en auge, “Mi gran noche” de Raphael. A caballo ganador. Rock urbano de quilates en “No soy para ti” o “Podrán cortar las flores”, con la inestimable colaboración de Kutxi Romero. Final con la versión acústica de “Soltaré”, esta vez nuevamente con la aportación de Irene Delgado y con más reminiscencias del flamenco que ningún otro tema.
Puede que todavía le falte un puntito de no sé qué para terminar de enganchar al gran público, pero poco más se le puede pedir a Gato Ventura. Talento de sobra para llegar alto.
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