Flesh For Shredder

Flowers of Flesh

JBC MUSIC (2020)

Por: Alberto Zamora

7

La delicada melodía que abre ‘Flowers of Flesh’, que casi parece sacada de una banda sonora de Silent Hill, no nos prepara para la tremenda bofetada de death metal melódico que supone “Slaves of Depravation”, un auténtico temazo donde todo está en su sitio: líneas vocales que oscilan entre el desgarrado y el gutural, guitarras con riffs melodeath que se descuelgan con punteos thrash, un bajo bien presente y una batería que marca los frecuentes cambios de ritmo. Imposible mejor carta de presentación para los valencianos.

Algo que destaca de ‘Flowers of Flesh’ es que solamente es la segunda referencia del grupo, aspecto destacable teniendo en cuenta la variedad y la calidad compositiva. Otro aspecto que me resulta clave es que se alejen de las melodías vocales. The Black Dahlia Murder llevan años demostrando que no hace ninguna falta tener estribillos con voces limpias, para ser tremendamente pegadizos y melódicos.

“Exterminate” tiene algún detalle más metalcore en las guitarras y los ritmos, pero no supone ningún problema, más bien al contrario. “Ni Oblit Ni Perdó (1993)” demuestra que el doble bombo es lo suyo y que no tienen ningún problema a la hora de sonar técnicos y con cierto groove, aunque sigo prefiriendo sus detalles puramente melodeath. “Chains of Suffering” ha vuelto a traerme a la cabeza a las huestes de Trevor Strnad y es que adoro los grupos que van siempre como un tiro, sin hacer prisioneros; además el tema finaliza con un breakdown deathcore, algo relativamente sorprendente viendo los derroteros del álbum.

“Bloom” es una delicada pieza que funde las guitarras con unos oscuros arreglos de violín, para dar paso a la homónima “Flowers of Flesh”, tema escogido además por el grupo como primer single del trabajo y que curiosamente es la canción que menos me ha convencido del álbum, aunque no estemos, para nada, frente a una mala tonadilla.

Sea como sea, Flesh For Shredder han parido un discazo de death metal melódico que pasa en un suspiro y, además, tiene una portada cojonuda. ¡Enhorabuena!

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Esta entrada fue escrita por Alberto Zamora

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