Ardi Beltza

Cinco balas

Rock Estatal Records (2022)

Por: Sebas Abdala

8.5

'Cinco balas' es el nombre, más que acertado, de nuevo disco de Ardi Beltza, una contundente muestra de poder y técnica que, en once canciones, recorre varios estilos como el groove, thrash e incluso toques post, y esa lucidez ácida que solo el rap metal posee. Además es un trabajo técnico con afinadísimos solos de guitarras, desplegados sin piedad y unas bases densas, de resucitar muertos, de documental de clase obrera.

La apertura (y primer corte del álbum) "El camino de la guadaña" es la declaración primaria de un mensaje claro, un barricada de trabajadores contra un estado, no solo opresor, si no, para peor, estafador. La banda suena cabreada, como conteniendo una fuerza que los desborda y la desarrollan en un "in crescendo" continuo a lo largo del trabajo. Aplastante.

Saltamos a un tramo más ordenado, el track "En la espiral" contiene una narración dinámica en dos voces, luciendo el estilo que seguirá (mayormente) a lo largo del disco. Guitarras en un mismo tono hipnótico que dejan paso a una guitarra que cobra protagonismo y mucha armonía melódica.

Podría decir que la lírica del grupo y algunos ambientes te llevan a un post-rock de mucha carga emocional y feroz confrontamiento entre el mensaje y una melancolía de borrachera interminable. Esa resignación de que el entorno está muy jodido, pero somos la clase que lucha y desobedece. "Calavera de cuervo" o "Quien siembra vientos" son un ejemplo claro y deben ir a tu lista de reproducción sin dilación.

Tal vez lo mejor del disco radique en el contrapunto que existe entre letras cargadas de rabia y escenarios muy cotidianos como en "Rata usurera", imperdible visión de la escena actual que sufren las bandas emergentes y sus representantes de festivaleros modernitos, o la densa y mortuoria "Las sectas", donde el groove del grupo es completamente pútrido, con un bajo que te pone contra las pared y no te permite respirar, un ejercicio de cuerdas con cambios de ritmo impredecibles y muy acertados.

Comienza el final con un sonido más aceitado pero con una importante podredumbre analítica que no rebaja la velocidad. "El lenguaje de los puños" es una descarga de bases contundentes y rompecuellos que, de nuevo, en el medio te tira un riff brillante y habilidoso.

Cierran con "Números uno". Si bien no hubo mucha metáfora en el disco, aquí es donde el lenguaje, el idioma, la esencia, terminan de levantar un puente para quemarlo sin miedo ni asco. A mi "Libro negro de frases del metal español" va: "Tengo un altar de oro donde rezo a mi musa, un zulo donde la Justicia aprende el Kamasutra, tengo con sangre escrita una lista y afino la guitarra como un rifle antifascista". Punto y aparte.

Los que pintamos canas volvemos a esa época donde decir o escribir todavía no era delito y Def Con Dos, Narco o Negu Gorriak eran rebeldes por naturaleza creativa y nunca compraron el discurso de ninguna conciliación monárquica bribonesca. Ardi Beltza va por ese camino, lleno de obstáculos y matorrales de corrección forzada, con juzgados que te agotan por meros procesos, papeleo y burocracia. Ir escuchando 'Cinco balas', más que un aliciente, es saber que no se está solo. Un disco con furia, fuerza y rabia. Un discazo de metal.

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Esta entrada fue escrita por Redacción

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