Sonata Arctica: Las cinco canciones imprescindibles de la época más gloriosa de una joya del power metal

Sonata Arctica en 2004, con Jani Liimatainen en sus filas

Hoy, 9 de septiembre, Jani Liimatainen cumple 40 años. Tal vez sea un nombre que de primeras no le diga tanto a muchos acérrimos del metal europeo, pero la cosa cambia cuando uno se hace a la idea de que es uno de los principales responsables del devenir de una de las mejores bandas de power metal que ha parido el continente en su época más gloriosa, en la que empezó siendo muy, muy jovencito.

Jani Liimatainen fue expulsado de Sonata Arctica en mayo de 2007, tras haber grabado las guitarras de 'Unia' y la historia que acabó con sus huesos fuera de la formación tiene miga. El virtuoso guitarrista se declaró insumiso y se negó a realizar el servicio militar en su país, donde es obligatorio. Por ello, tuvo problemas con la justicia finlandesa y hasta pasó un mes en prisión. Aunque en otoño de 2006 la banda anunció que su ausencia sería solo temporal, finalmente se convirtió en definitiva, entrando en su lugar el genial solista Elias Viljanen.

Jani Liimatainen con Insomnium en Barcelona (2019) | Foto: Irene Serrano

Se mantuvo después un tiempo apartado de la primera línea musical, a la que regresó de la mano del vocalista de Stratovarius, Timo Kotipelto, y la banda Cain’s Offering. Antes, se había adentrado por vez primera en el melodeath con su antiguo compañero de filas, el teclista de Sonata Arctica Henrik Klingenberg, en un proyecto llamado Graveyard Shift que no llegó a mucho.

Sus últimos pasos sí han estado en un plano importante de la escena, pues formó junto a Anette Olzon, exvocalista de Nightwish, The Dark Element, proyecto con el que lleva dos álbumes de estudio. Además, más recientemente se ha anunciado su incorporación en Insomnium, una de las grandes bandas del death metal melódico de la actualidad, donde es miembro de pleno derecho tras haber tocado en vivo supliendo las bajas temporales de Ville Friman, sanitario de profesión.

Ahí van las cinco canciones más imprescindibles de la época gloriosa de Sonata Arctica, aquella en la que militó Jani Liimatainen:

1. "Full Moon" (Ecliptica, 1999)

Muy pocos seguidores de la banda, y prácticamente ninguno de los más apegados a sus primeros pasos en la cúspide del power metal europeo, negarán que este himno imperecedero es el más imprescindible de todo su repertorio. Ni siquiera hoy en día, cuando gran parte de lo generado en aquellos finales de los noventa y principios de los 2000 ha sido desterrado de sus setlists en vivo, se le pasaría a alguien por la cabeza que un concierto de Sonata Arctica llegase a su fin sin que el público se desgañitara cantando ese mágico estribillo: “She should not lock the open door, run away, run away, run away!” Los pelos, como escarpias.

2. "Victoria’s Secret" (Winterhearts Guild, 2003)

La plenitud de su etapa de evocador y vibrante power metal fue alcanzada en este disco, del que es muy difícil destacar uno o dos o tres o cuatro temas en concreto. Este “Victoria’s Secret” no hablaba de un desfile de moda, pero acumulaba en sus lustrosas melodías una belleza inconmensurable. Para derretirse cuando se doblan la guitarra de Jani Liimatainen y el teclado de Jens Johansson (Stratovarius), que participó en “The Cage”, “Silver Tonge” y “Champagne Bath”.

3. “Tallulah” (Silence, 2001)

El segundo disco de los reyes de Laponia es otra joya formidable del power metal del que, sin embargo, se alzó con el más notable reconocimiento esta delicada y profunda balada, una pieza en la que la voz de Tony Kakko, hoy en día erosionada en tonos altos, adquiere unos matices sobrecogedores. La melodía de piano te atrapa y ya jamás te suelta, meciéndote en una limpidez sonora cristalina, pura, evocadora, especial. Qué canción.

4. “Don’t Say a Word” (Reckoning Night, 2004)

En el tiempo de descuento antes de la transición definitiva y no exenta de controversia que supuso su sucesor, ‘Unia’, en el que empezaron a segar el camino que posteriormente fueron recorriendo apartándose del power metal que los encumbró, veía la luz este álbum, concebido por la mayoría como el último de su etapa clásica. De hecho, la portada parecía avecinar ese cambio, pues la primera en la que adoptaron tonos tan cálidos, dejando fuera los colores gélidos a los que nos tenían acostumbrados. Este “Don’t Say a Word” es su corte más aclamado y su estribillo tiene la fuerza de una tormenta de nieve.

5. “The Cage” (‘Winterheart’s Guild’, 2003)

De nuevo hemos de regresar al hechizante ‘Winterheart’s Guild’ para cerrar a lo grande este listado. Esta adrenalínica canción engloba a la perfección lo que significaba sonata árctica en sus primeros tres lustros y medio de trayectoria: melodías maravillosas, intensidad, velocidad y finura. La letra, como tantas de la banda, es un punto a favor de esta canción de estribillo increíble inaugurada por un solo de teclado soberbio ejecutado, una vez más, por Jens Johansson, que se sale en el solo, junto al genial Jani Liimatainen, y en los adornos. Joya monumental para reivindicar una banda que voló muy, muy alto.

Sonata Arctica publicó el pasado 5 de septiembre de 2019 'Talviyö', su último disco, a propósito del cual entrevistamos a su vocalista, Tony Kakko. Puedes recuperar aquella conversación pinchando aquí.

PARA LEER MÁS: 

• Crónica de Sonata Arctica en Barcelona
• Sonata Arctica, en la lista de ventas de España y número 1 en Finlandia

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Jason Cenador

Periodista y redactor en Mariskalrock

Periodista musical por vocación y Licenciado en Periodismo. Apasionado del rock y el metal en toda su riqueza. Locutor de La Hora Argonauta en MariskalRock Radio, de lunes a jueves a las 19:00 CET.

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