Nikki Sixx (Mötley Crüe) recuerda cuando les quitaron todo el alcohol y los pases en su gira abriendo para Ozzy Osbourne: “Le gritaron”

A lo largo de los ochenta, Ozzy Osbourne confirmó un agudo olfato para elegir como teloneros a bandas que en breve pegarían el gran salto al estrellato. Así sucedió con Metallica o Anthrax, pero al igual que en aquella imposible coalición entre Nirvana y Guns N’ Roses, había compañeros que quizás no eran un ejemplo de virtudes y buena conducta. En ese sentido, Nikki Sixx recordó cuando les quitaron todo el alcohol y los pases en su periplo abriendo para el Madman, asegurando que incluso “le gritaron” a este último.

Sin duda, el periodo en el que lanzaron el álbum ‘Shout at the Devil’ fue uno de los momentos más álgidos de la trayectoria de Mötley Crüe. Durante una entrevista con Allison Hagendorf, el bajista y líder de la banda, Nikki Sixx, evocó aquel conflictivo episodio que tuvieron con Sharon Osbourne, la esposa y mánager de Ozzy.

Estas eran sus palabras: “Éramos teloneros de Ozzy, y Ozzy entró en la sala, y digamos que nos estábamos divirtiendo más de lo debido como banda telonera con varias personas. Ozzy se sentó y se quedó mirando. Lo siguiente que recuerdo es que miramos por encima de la espalda de Ozzy, y nos quedamos como: “Oh oh” Ahí estaba Sharon. Así que le gritaron a Ozzy, nos quitaron todos los pases y la bebida”.

La banda optó por tomar represalias imprimiendo camisetas. En ellas se burlaban de todas las normas que les habían impuesto: “Hicimos estas camisetas, que probablemente, ahora que lo pienso, no fue una decisión muy inteligente. Era una cara sonriente con agujeros de bala que decía: “No Fun Tour”. Y en la parte posterior era como: “No sexo, no drogas”, todos los noes. Hicimos que todo el equipo, Ozzy y nosotros mismos nos las pusiéramos cuando Sharon entraba”.

Sixx también recordó cuál fue la reacción de Sharon al ver la camiseta. Y sorprendentemente pareció tomárselo todo con calma: “No estaba contenta. Pero ya sabes, al final le caímos en gracia y volvimos a nuestras travesuras habituales”.

Sixx y el resto de la banda continuarían por la senda del comportamiento autodestructivo, culminando en la sobredosis de heroína del bajista el 23 de diciembre de 1987, que tuvo que ser reanimado al más puro estilo “Pulp Fiction”, con dos jeringuillas de adrenalina inyectadas en el corazón.

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