MÄGO DE OZ: ‘ILUSSIA’ TEMA A TEMA

Txus Di Fellatio presentando las canciones. Foto: Juan Destroyer

El internacional grupo madrileño citó a un nutrido grupo de medios de comunicación y seguidores en los estudios Drax de su ciudad para que escucháramos íntegramente su decimotercer plástico. Salvadas las deficiencias técnicas que sufrimos durante la audición, algo difícilmente justificable en un estudio de grabación, pasamos un rato agradable en compañía de la banda –que se personó casi al completo, faltando solo la voz femenina Patricia Tapia y el flautista Josema Pizarro, ambos de gala- y sus fans. Txus fue introduciendo cada una de las canciones, aportando datos muy interesantes sobre las mismas, y al principio hizo una presentación del disco en la que señaló que, habiendo vuelto a trabajar con Alberto Seara “Flor” en Cube, han querido refrescar su sonido pero conservando su identidad, de manera que hay novedades, pero también canciones que suenan a sus primeros trabajos o a ‘Hechizos, pócimas y brujería’, el que fue su primer CD con Zeta. “No queremos vivir del pasado”, aseguró el batería, que también se muestra muy orgulloso del gancho que tienen los estribillos de casi todos los temas. Este es nuestro análisis:

Pensatorium. Que no nos engañe el inicio de guitarra acústica y flauta, que tampoco lo haga a continuación la coral sobre guitarras graves y contundentes. Como en sus conciertos, el grupo quiso empezar el disco en lo alto, con un tema rápido, de power metal, aunque con un tratamiento algo más moderno de lo habitual, habiendo hasta un fragmento de batería programada. Patricia se sale en el puente, subiendo hasta tonos altísimos.

Melodia. De ella dice Txus que puede remontarnos un poco a los tiempos de ‘Gaia 2’, aunque su temática se parece más a un “Hasta que el cuerpo aguante”. Sin ser tan rápida como su predecesora, es bastante viva, recordando al heavy clásico de los años 80 en su base, pero nuevamente adquiere otros matices gracias a la producción. La letra habla sobre el primer amor del autor: la música. Se exprime mucho a los cantantes, no solo por el chillido de Patri antes del que parecía el último estribillo, sino también en su repetición final con subida de tono.

Abracadabra. Es muy Mägo desde su mismo título. La pieza de Frank, Carlitos y Moha empezaron por bautizarla, en el local de ensayo, como la “heavy celta”, con lo que se puede intuir por dónde va. Con “Vodka’n’Roll” empezaron a investigar en otra manera más dura de juntar esos dos estilos, en la onda de unos Korpiklaani, y esta canción camina también en esa dirección. Fue la más complicada de grabar porque es difícil preservar la fuerza de las guitarras sin que tampoco se pierdan en la mezcla acordeones, flautas o violines. Zeta y Patri se reparten las voces con muy buen criterio, y también destaca la parte celta antes del solo de guitarra, montado sobre un riff muy agresivo, como varios de los que el tema ostenta.

Vuela alto. Tuvieron muchas dudas a la hora de escoger entre ella y “Cadaveria” como single, y de hecho será el segundo sencillo del álbum. Según Txus, reúne toda la esencia de Mägo pero con un toque más heavy, a lo Manowar en su propias palabras. Esta letra la escribió junto a Zeta, de quien dijo “Ha hecho un discazo, es el cantante de Mägo de Oz”. Empieza celta y acústica, pero dura poco la paz. Las campanas y los coros, efectivamente, recuerdan a los neoyorquinos, pero no es acusado, la banda va por libre, como con el llamativo ritmo de caja de la primera estrofa. El estribillo es agresivo pero pegadizo al mismo tiempo, como se queda a la primera escucha la armonía de guitarra, con un rollo muy Maiden, que precede al solo. Tras él, coro de posada 100% Mägo.

Mägo de Oz posando al final de la escucha

Si supieras. Se trata de una canción de amor, pero desde una perspectiva distinta. Bromea: “Me han dejado, me he casado, me he vuelto a casar, me han vuelto a dejar… Se la iba a hacer a mi abogado, que es el que siempre está a mi lado”. Él mismo nos adelanta que es un medio tiempo muy influenciado por el hard rock americano. Comienza con un punteo de guitarra muy tarareable, y la melodía también es la protagonista de un bonito estribillo. A destacar también los colchones de teclas y un armónico solo de guitarras dobladas, tras el cual voz y acústicas se quedan solos antes de encarar el ocaso del tema, culminado por un Zeta pleno en emoción.

Pasen y beban. El batería subraya que este le gusta mucho porque, aunque tiende a escribir letras muy poéticas, recuperó excepcionalmente la mala leche de los tiempos de ‘Jesús de Chamberí’, o de los propios Bürdel King, presentes en la escucha también. Dice que es una letra que le acarreará problemas entre según qué medios de comunicación por “la caña que le meto a los políticos de este circo llamado España, lleno de payasos”. Tambor y flauta marciales abren la composición, repitiéndose luego lo mismo pero ya a ritmo del heavy celta que les caracteriza. La mala leche no es solo letrística, sino también musical incluso dentro de que no faltan incursiones celtas, pero desde luego, con lo que más se queda uno son con frases como “Los delincuentes son banqueros en este país”, “La corona es la salvación y el cuñado un campeón”, “Quemad sucursales, a ver si así dejan de sonreír” o “El rey hoy ha abdicado, pero nadie nos ha preguntado si otro le ha de seguir”. No obstante no puedo dejar de señalar el break de bajo y teclas, donde no parecen Mägo de Oz, o la voz tipo megáfono pidiéndonos “¡Vótanos!”. La outro es el himno de España en clave de música circense. Canción muy llamativa, extensamente aplaudida tras su escucha, que perfectamente podría haber sido single… de no ser por su letra.

Salvaje. Según Txus, en su condición de canción de hard rock a la americana, es otro estándar de Mägo, a lo “Hazme un sitio entre tu piel”. Mucho peso de los teclados de Javi Díez y mucho sexo en la letra. “Habla de follar, esta sí, de una forma salvaje, como a mí me gusta”. La estrofa, relajada pero sugerente, es totalmente ochentera, y el estribillo tiene tanto gancho, que te deja la sensación de que ya lo conocías de antes. El solo de guitarra de Carlitos, de los mejores del disco, demostrando que mejora año tras año. Después llaman también la atención esos segundos en los que Zeta y Patri cantan a capella. Aunque con una producción de hoy en día, la canción podría haberla firmado Sangre Azul en su día.

La viuda de O’Brian. No duda en reconocer que es “la coña del disco”, esa que nunca falta, de letra canalla y, lo que es peor, historia real, aunque no especificara quién es esa hostelera que “daba los postres en la parte de atrás del restaurante”. La canta el propio Txus y la define como “mezcla de Bürdel King con Moha. Es muy celta, pero esta vez no queríamos instrumentales, así que le pusimos voz”. La comienzan guitarra acústica, violín y flauta, es muy tabernera y en algunos momentos me vuelve a retrotraer a “Hasta que el cuerpo aguante”. Sorprende sin duda cuando repentinamente le meten cera al asunto, con solos rápidos e incluso doble bombo. La gente también la celebra mucho.

Cadaveria. El single ha sido compuesto junto a Carlos Escobedo y el batería señaló que puede que tuviera algo de Sôber, aunque desde luego no es nada acusado. La encabeza una felizona melodía de gaitas, violines y flauta, pero aunque de comienzo bastante celta, es otra de las canciones en las que el grupo demuestra que ha querido darle un lavado de cara a su sonido; eso sí, reconocerás a Mägo a la legua, también en ese coro a varios voces tras el solo de guitarra, ideal para los conciertos.

Constelación Alpha DCI. “Es de Frank, Moha y Carlitos. No sé en qué coño estaban pensando. Ellos son muy hippies, alegría, color, yo negro y cementerios”. Aun así, el batería se las apaño para inspirarse, escribiendo un texto que “tenía que hablar del viaje de alguien que ha tomado algún tipo de estupefaciente. Hay que escucharla con una luz roja y fumando algo”. Asegura que es algo que el grupo no ha hecho nunca, lenta pero no balada añado yo, y ciertamente tiene elementos de rock sinfónico dentro de su luminosidad, no alejándose del estilo de Asfalto. En algunos momentos de la canción Patricia toma la voz solista -con Zeta acompañándole en un segundo plano- y nos toca el alma cuando en el final se desgañita engolando la voz cual diva del soul. “No os la pongáis en el coche, os hostiaréis o daréis positivo”, bromea Txus a modo de colofón.

De la piel del diablo. En el local la llamaban la Whitesnake, y sí que tiene reminiscencias de la banda de Coverdale en tiempos de hair metal desde el mismo riff principal de guitarra y las aportaciones de teclado. “Cuento de dónde vengo y cómo era mi barrio”, anota el batería, que aun así se las ha ingeniado para integrarla en la historia conceptual del disco. En la parte intermedia la guitarra, además de llevar wah wah, presenta un sonido de violín logrado con un pedal de volumen o jugando con los potenciómetros, y por detrás también luce Javi. Son muchos los momentos de ‘Ilussia’ en los que te das cuenta de que hay un concienzudo trabajo de producción detrás. Carlitos vuelve a salirse con el solo propiamente dicho.

Ilussia. “Lo mejor que hemos compuesto en muchos, muchos años. Tiene de todo y os va a recordar a todas nuestras épocas”, asegura Di Fellatio, que quiere que prestemos atención a las aportaciones de Díez y al solo, con tapping inluido, de Fernando Mainer, que usó un bajo de ocho cuerdas. Dura casi nueve minutos desde que comienza con teclas y una invocación al diablo en latín, pasando por lento arpegio con sentida voz de Zeta, parte cañera con melodía al unísono de guitarra, violín y flauta, mucho peso operístico y de música clásica, baterías programadas, doble bombo, final a capella… Todo un esfuerzo compositivo.

Moriré siendo de ti. Después de tanta grandilocuencia, cierran el disco de manera muy íntima, con una melancólica balada basada en piano y voz dedicada a su madre por el batería, que en esta canción tuvo poco trabajo en esa parcela. Hay una parte más intensa, con orquestaciones y coral. Fue de lo más aplaudido.

Para terminar, Txus nos contó por encima acerca cómo surgió la idea de la historia del disco y cómo es ligada con el videoclip. El año pasado, su manager en América, Augusto Serrano, les sugirió volver a las grandes escenografías, como en tiempos del barco y la catedral, y a partir de ahí empezó a maquinar una idea para la próxima gira que, por desgracia, no nos quiso adelantar. Por otro lado, lo del término ilussia lo tenía desde hace mucho tiempo, porque así se iba a llamar el proyecto gótico que quiso montar con Silver primero y con Carlos Escobedo después. Txus tuvo que tragarse sus palabras y asumir que estaba germinando en él su próxima obra conceptual, cuya sinopsis es, a grandes rasgos, y hasta donde se puede leer, esta: Un viejo ingresado en un sanatorio mental presiente que la muerte está cerca y confiesa una historia de hace muchos años, cuando salió en busca de su hermana pequeña, que se perdió en un bosque y fue guiada por una luz que se transformó en siniestro payaso. “El circo se alimenta de la inocencia, y la niña cree en la magia del circo, lo que ocurre dentro de él aún nos lo puedo contar”, nos dice, aunque nos adelanta que se trata de un circo maldito. El video, donde el grupo viste una estética steampunk, lo pergeñó junto a Mario Ruiz de Krea Films Producciones, y cuenta “la historia de por qué el payaso es tan chungo. Está destrozado por la muerte de su hija”. La muerte acude ahora a por él, en forma de bellezón, que es como Txus se la imagina, sexy. Como curiosidad, nos contó que la música operística que suena al principio del vídeo la tuvieron que componer a contrarreloj Moha y Javi porque, por motivos legales, no se podía usar una pieza clásica. Josema lo vio claro y se mostró dispuesto a ser el quien hiciera de tenor, al final se dio cuenta de que no era capaz, y un amigo suyo, tenor profesional, fue quien lo grabó.

Juan Destroyer

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