La emotiva despedida de Enrique Bunbury a Pau Donés (Jarabe de Palo)

10 junio, 2020 2:26 pm Publicado por  7 Comentarios

El célebre vocalista de Héroes del Silencio, cuyo último álbum en solitario, ‘Posible’, se acaba de poner a la venta, ha dedicado a Pau Donés unas emocionadas palabras en sus redes sociales tras el triste fallecimiento del líder de Jarabe de Palo a los 53 años, víctima de un cáncer de colon.

Esta es, íntegra, publicación de Enrique Bunbury, que conocía muy de cerca al artista barcelonés de origen oscense, con quien mantenía una estrecha amistad. El zaragozano se ha mostrado conmocionado como tantas miles de personas por el deceso del autor de canciones tan insignes como “La Flaca” o “Depende”:

“Si no me equivoco le conocí en 1998, cuando recién publicado su primer álbum, vino a tocar a las Morrissey, una sala de conciertos de Zaragoza, de escenario y aforo modestos. “La Flaca” todavía no había sido el éxito fulminante e internacional que le catapultó unos meses después. Entonces, ya me fijé en el guitarrista del grupo, que me pareció sobresaliente.

La siguiente vez que nos vimos fue seguramente en el funeral de Joan Trayter, dueño de MusicLan Studios, en Figueres, donde ambos habíamos grabado. Él, “Depende” y yo, creo que “Flamingos”. Durante todos estos años nos hemos encontrado puntualmente en diferentes lugares del planeta, principalmente en México y Los Ángeles.

Siempre era un placer verle y charlar y abrazarnos. Recuerdo, cuando comimos en un restaurante de Sunset Plaza en L.A., cómo me contaba apenado que, lo que más le fastidiaba del éxito y las giras, era haberse distanciado de su propia hija y no haber pasado con ella mucho más tiempo. Al poco, le diagnosticaron la enfermedad. Unos pocos años después me llamó y me dijo que dejaba la música y se venía a vivir a Los Ángeles, a surfear y pasar el máximo de tiempo con su hija, que se venía a estudiar. Les ayudamos a buscar casa y colegio y se instalaron en Venice Beach. A partir de entonces, nos vimos y hablamos mucho más a menudo.

No pasaron más de dos o tres meses, cuando me llamó para pedirme un bajo. Le pasé mi Fender Jazz Bass, con el que grabó todas las demos de su nuevo y último disco “Tragas o Escupes”. Cuando me llamó para pasarme por su casa y escuchar las canciones terminadas, me anunció que se volvía a España para una revisión. Tuve un mal presentimiento. Al poco, me dijo que se quedaba ya en España y que le quedaba muy poco tiempo. Quería grabar su disco. Esa era su obsesión. Necesitaba ese tiempo extra y final.

La muerte de Pau es una tristeza mayúscula para todos los que le conocimos. Pero la lección de vida y muerte que nos deja, es imborrable. Murió, seguro, como vivió toda su vida. Con una sonrisa”.

Redacción
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