ILEGALES PRESENTAN EN BILBAO ‘LA VIDA ES FUEGO’

Una de las noticias destacadas de este 2015 será sin duda el regreso a la actividad de Ilegales después de 5 años de parón, en los que Jorge acompañado de sus ‘Magníficos’ aprovechó para explorar otros géneros como el twist o los boleros.

Pero en su presentación en la FNAC de Bilbao de lo que tocaba hablar era de los que antaño gritaban a pleno pulmón “Soy un macarra” o “¡Heil Hitler!”. Y Jorge volvió a demostrar que para la conversación tiene un talento único e inimitable, una charla tan embriagante como las cervezas que trasegaba el susodicho con pasmosa velocidad.

Ante un nutrido grupo de seguidores y curiosos, entre ellos los chicos de Subversión X al completo, el de Avilés fue comentando los temas principales de su reciente ‘La Vida es Fuego’, una especie de escucha interactiva con impagables comentarios del director, que hicieron soltar más de una carcajada.

Así, a sus casi 60 años, se confesaba “alegre y despreocupado” y destacaba el carácter fresco de las composiciones, ramalazos que surgieron casi en un momento, pues el tema más antiguo tenía “cuatro meses de vida”, según explicó.

“A ustedes, a los que ya les resbalan las banderas” dedicó “Voy al Bar”, corte que inicia el disco reivindicando los garitos, esos sitios para “tomar fuerzas”. “El lema “levántate y lucha” sigue estando muy vigente”, explicó en relación con aquella mítica estrofa del ya lejano “Tiempos Nuevos, Tiempos Salvajes”. Respecto a “Regresa a Irlanda”, Jorge admitió que estaba basada en un hecho real al encontrarse en un bar con una cantante irlandesa un tanto cargante. Y en “Hacia las Profundidades” habló de su afición al buceo y del ejercicio necesario de sumergirse física y mentalmente y a continuación mirarse al espejo, pero “no beban ustedes demasiado”, recomendó.

“Vivir sin Novia ni Reloj” también rescata su experiencia personal en las rupturas sentimentales y “Aquel Boogie Pesado” rinde homenaje a los sonidos de su juventud, “el blues que he escuchado siempre”, en sus propias palabras. Y en la incisiva “Hipster” cantó emocionado a capella algunos fragmentos, antes de vincular a esa tribu urbana con los hippies de antaño, de los que dijo que “eran unos cabronazos que estaban metidos en aparatos de poder y merecían ser molestados”.

Para terminar la escucha, acerca de “El Teléfono y el Mal” afirmó que este aparato “sustituye al demonio con gran solvencia” y respecto a esa suerte de coda llamada “Las Rosas Trepadoras Asesinas” subrayó su carácter susurrante, ya que así era como solía cantársela a las novias.

Este hombre sigue conservando intacto su genio y figura.

TEXTO: ALFREDO VILLAESCUSA
FOTOS: MARINA ROUAN

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