Extremoduro: "Yo, minoría absoluta". En las entrañas de Robe

4 marzo, 2021 4:42 pm Publicado por  5 Comentarios

Ante el regocijo de su parroquia y el mal mirar del universo paralelo, Extremoduro puso en circulación el 4 de marzo de 2002 una obra maestra con detalles recónditos y reliquias agazapadas. ‘Yo, minoría absoluta’ no palidece ante lo ajeno y da la cara ante lo propio.

Si la suerte me abandona…

…Saldré en portada cual Jesucristo García. No hubiese sido de extrañar que la polémica abrazara al LP al instante de hacerse pública, sin embargo, los tiempos habían avanzado considerablemente (y afortunadamente) y lo que quizá una década atrás habría escandalizado a medio planeta bien pensante, en 2002 se quedó como anécdota en el sentir popular y como ofensa en el que no podía ver más allá de sus personales e intransferibles creencias.

Robe se la jugó y, como siempre, ganó.

Extremoduro en 2002

Nunca llevo el corazón encima

Había que traspasar la imagen de presentación para, una vez dentro de la idiosincrasia pura del disco, toparse de verdad con la mala baba, lo políticamente incorrecto y la visceralidad extrema.

No se anduvo jamás Robe por las ramas y, siempre rodeando de poesía la lírica y de melodía la música, escupió con saña sin resultar abrupto. Una poesía maldita y ponzoñosa que venía moldeando desde ‘¿Dónde están mis amigos?’ y perfeccionando desde ‘Agila’. He aquí, en esta minoría que nos ocupa, donde el resultado vuelve a vencer y convencer.

Sin rebuscar demasiado, ahí tienes “Puta”, de título conciso, penúltimo corte del plástico. Pero es que antes ya debe haber sonado “Hoy te la meto hasta las orejas”. “Que me entierren con la picha por fuera”, canta con garbo en “La Vereda de la puerta de atrás”, instantes después de que pensaras que si le quitas el rugir de la distorsión podría haber resultado un hit single radiofónico extremo para quinceañeras. Como si el maestro Iniesta abriera el camino de los Alborán pre-Youtube, ¿no?

Hay más, eh, mucho más. “¿Quién va a meterse por el culo mi libertad de expresión cuando diga que me cago en la constitución?” Quedaba lanzado al vuelo en “Luce la oscuridad”, una suerte de puesta al día de la esencia del viejo “Estado policial”.

Se puso a cantar el Fito

Robe e Iñaki en La Cubierta de Leganés, uno de los conciertos que dio forma al DVD ‘Gira 2002’

Y a tocar el Uoho. Lejos ya de ser el colega que se le daba bien producir, Iñaki estaba dentrísimo de Extremoduro, máxime cuando los Platero andaban desintegrados con todos sus compromisos finiquitados. No quita que volviera a ponerse tras los controles, de forma brillante, por cierto.

Hablando de Cabrales, es de rigor saber que esparce sus coros por cualquier esquina del trabajo, alargando el devenir de colaboraciones que se fraguaba desde la gloriosa década de los ‘90. Siempre se recibió de buen grado la unión de los talentos de ambos bandos.

Hemos dicho que las letras supuraban hedor bajo el almidón, ¿y la música? La música, amigo, iba acorde. ¿O acaso “A fuego” no es heavy metal? No del de Manowar, tampoco es eso. Pero le daban velocidad y contundencia. Como en “Buitre no come alpiste”, tirando de la imaginería que siempre rodeó a Extremoduro.

A lo andaluz se lo gastan en “Menamoro”, título que despista si no sabes por dónde van los tiros. Hablan de que en el culo llevan un pedacito de cielo… Viva la algarabía.

Por seguir en clave de desvarío, no te pierdas el final, donde el desfase se apodera de los surcos para adentrarse en una surrealista historia que inicia con órgano eclesiástico y termina con la batería de Cantera casi tirando de doble bombo hasta que se cargan al puto perro. Se titula “La vieja (canción sórdida)”, que no lo había comentado.

Igual te pensabas que me iba a ir sin mencionar “Standby”. Evidentemente no. No podría pasar por alto una de las canciones que más covers debe tener por la deep web. Y es que sé que muchos habéis bebido rubia la cerveza pa acordaros de su pelo.

Buscando el siguiente escalón

No, no es que Extremoduro se estuvieran devanando los sesos en la búsqueda del Santo Grial que hiciera que su éxito traspasara las fronteras de la mercadotecnia rockera. Primero, porque no les hacía falta; segundo, porque lo hacían sin querer; tercero, porque la calidad intrínseca de su obra ya se ocupaba de llamar a todas las puertas; cuarto…

Y, aun en esas, Luis Tosar, María Valverde, Nathalie Poza y demás familia del elenco que se puso tras las cámaras en ‘La flaqueza del bolchevique’ a las órdenes de Manuel Martín Cuenca, gozaron de la profundidad de las líricas de ‘Yo, minoría absoluta’, acuñando “Standby”, “Puta” y “A fuego” el grueso de la banda sonora de la cinta.

Por supuesto, también los devolvió a la carretera, gastando el clásico formato de disco-gira lógico en tiempos remotos, peor disimulado hoy en día (y antes de la pandemia). Los grandes pabellones de medio país hacía eones que dejaron de ser anécdota convirtiéndose por derecho propio en sana costumbre. Y, ¿sabes qué? Únicamente era un paso más en su escalada de popularidad. Ahora dicen que se van, llenando estadios mediante. Siempre nos quedará su legado. Este LP cotiza al alza con el paso del tiempo.

Javier Pérez

 

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