¿El título ‘Part Human, Mostly Beast’ (ndr: parte humana, la mayoría bestia) podría aplicarse a vuestra música?

(J): “Sí, creemos que el último disco va sobre todo eso, porque tenemos un poso soul muy evidente, pero también hay temas más bestias como “Only Thing Alive”, de la que viene el título, por cierto, o “Fly Bird, Fly High””.

(A): “En este trabajo se nota claramente la doble dimensión de nuestro sonido, está ahí la parte humana, ya que son canciones muy personales con arreglos cercanos al soul, mientras que en otras el enfoque ha sido mucho más cercano al heavy metal, más bestia, en definitiva”.

¿Existe cierta progresión respecto al anterior, ‘The Trascendence’?

(J): “Este álbum está grabado en directo, esa sería quizás la diferencia más evidente, ya que ‘The Trascendence’ tenía un sonido más pulido y menos crudo, y queremos que la gente experimente el mismo tipo de sensación que en los conciertos”.

(A): “Era también importante mostrar que no somos perfectos, que cometemos fallos, nuestra parte humana, como decíamos antes. Grabamos todo en una toma y así se quedó”.

En “Tail Twister” utilizáis vientos por primera vez, ¿no?

(J). “Sí, eso es. Es un tema ya muy soul de por sí, así que pensamos que unas trompetas y unos vientos reforzarían ese aspecto y le darían un aire groovy, porque nos gusta el heavy metal pero también cosas como Tina Turner, Chuck Berry, los pioneros del rock n’ roll… y todos ellos empleaban vientos continuamente, incluso grupos contemporáneos como Imperial State Electric”.

A este respecto, no podríais negar precisamente la influencia de The Hellacopters o Thin Lizzy, ¿no?

(J): “Sí, pero te dejas también otros nombres importantes como Kiss, por supuesto, Judas Priest, Tina Turner, MC5, The Stooges, Etta James…”.

(A): “Incluso quizás puedas notar algo de King Diamond por ahí, pero eso es porque Jenna viene de un grupo de heavy metal mientras que yo me he centrado más en la escena retro setentera; de hecho, mi banda preferida es Thin Lizzy”.

Habéis grabado además con Nicke Andersson de Imperial State Electric, ¿verdad?

(J): “Sí, fue genial porque Nicke siempre ha sido un gran músico y productor al que hemos admirado mucho”.

(A): “De hecho, cuando empezamos Honeymoon Disease a él lo teníamos en un pedestal, una persona por encima de los mortales a la que no podíamos tocar, y al entrar al estudio nos sorprendió comprobar lo cercano que era: nos dio consejos, nos ayudó con los arreglos y la manera de componer… Es increíble que ahora lo podamos considerar un amigo”.

“Rymdvals” es asimismo diferente respecto al debut…

(J): “Sí, totalmente, ese tema posee mucho significado para nosotros, la parte humana otra vez (risas). No tiene nada ver con el resto de canciones, pero era necesario que estuviera en el álbum, estamos unidos a muchos temas a nivel personal, ya que los compusimos en distintas circunstancias emocionales”.

¿Es por tanto este trabajo un paso arriesgado?

(J): “Sí, porque es con el segundo disco cuando tienes que demostrar lo que realmente llevas dentro. Hemos evolucionado bastante como banda pero, aparte de eso, decidimos no escuchar a nadie que nos dijera cómo debería ser la continuación de ‘The Trascendence’; nos centramos en lo que realmente queríamos nosotros”.

A pesar del cambio de sonido, habéis optado por mantener al mismo productor de ‘The Trascendence’. ¿Por qué?

(J): “Porque Olaf (Ersfjord, productor) es super eficiente en estudio, es una persona muy agradable para trabajar. En el debut nos ayudó mucho con el sonido, mientras que esta vez hemos preferido no fijarnos en nadie e influenciarnos a nosotros mismos (risas). En cuanto le contamos el nuevo enfoque soul que queríamos para el álbum, se emocionó mucho”.

¿Qué planes tenéis de gira?

(J): “Primero nos vamos a centrar en Suecia y luego, hacia comienzos del 2018, iremos a otros sitios de Europa. Estuvimos el pasado mayo en España y nos gustaría volver allí para hacer una gira de dos semanas”.

Os vi en Portugalete (Bizkaia) dar un concierto memorable, ¿recordáis ese show?

(J): “Ufff, sí, hacía tanto calor que casi nos desmayamos (risas). Fue un final curioso de gira porque tuvieron que apagar las luces y la potencia cuando apareció por allí la policía. Creo que algunos vecinos se quejaron porque teníamos las ventanas abiertas para no morir de calor y se escuchaba la música desde fuera”.

¿Por qué elegisteis el nombre de Honeymoon Disease (ndr: enfermedad de la luna de miel). ¿Alergia al compromiso?

(J): “No, es una mera casualidad que se me ocurrió un día que estaba enferma viendo una serie y mencionaron esas palabras, así que las anoté y pensé: “¡Hmmm!”. Intentamos hacer una canción con ese título, pero nos gustó tanto que preferimos que fuera el nombre de la banda, es algo así como lo de ‘Part Human, Mostly Beast’, algo guay pero a la vez pegadizo, es una buena definición de nuestro estilo, duro o blando, dependiendo del momento”.

Ha salido recientemente un ambientador para coche de Honeymoon Disease. ¿Os habéis montado en muchas pocilgas o qué?

(J): “Bueno, tenemos mi coche, que es bastante apestoso (risas). Nos encantan los vehículos antiguos, toda la cultura Chopper, la velocidad...”.

Unas últimas palabras…

(J): “Sed fieles a vuestros principios, se puede escuchar groovy boogie y también thrash metal, no pasa nada. Que os importe una mierda lo que la gente piense, simplemente escuchad música y dejad que os eleve”.

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