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Entrevista a Winston McCall (Parkway Drive): "Los españoles son los que cantan más fuerte, es algo cultural"

En menos de 24 horas, el Palacio Vistalegre de Madrid se convertirá en una verdadera caldera, y en 48 horas ocurrirá lo propio en Barcelona, en el Sant Jordi Club. (Entradas aquí) El potente show de celebración por los 20 años de carrera de Parkway Drive no podía dejar de hacer parada en España.

Para su vocalista, Winston McCall, nuestro país es un lugar indispensable en sus giras. En esta desenfadada charla con Fede DeMarko, el frontman aborda todos los detalles de esta brutal y especial gira, que asegura es la mejor que han hecho hasta ahora. También comparte alguna anécdota relacionada con su pasión por el surf y rinde tributo a Ace Frehley (Kiss) y Sam Rivers (Limp Bizkit).

Vuestra gira 20º aniversario va a tener paradas en España mañana. Cuéntame cómo va a ser el repertorio. 

“Es una mezcla de todo, la verdad. Como se trata de una gira de aniversario por nuestros veinte años, hemos intentado equilibrarlo todo. Hay un poco de cada etapa de nuestra carrera: no es solo material nuevo, ni únicamente lo antiguo, sino literalmente un poco de todo.

El espectáculo dura unas dos horas, así que es un repertorio bastante extenso. La idea es ofrecer la mayor cantidad posible de material icónico de Parkway Drive: himnos, circle pits, baladas… de todo un poco”.

Visualízame el concierto, ¿qué vais a traer a nivel producción?

“¿Has visto algo del espectáculo antes? Bueno, para quienes no lo hayan hecho y no sepan qué esperar… Si alguien ha visto a Parkway Drive en el pasado, especialmente cuando empezamos, recordará que éramos un grupo muy pequeño tocando en clubes diminutos. Desde entonces hemos llegado hasta hacer las cosas más salvajes que te puedas imaginar. Este set, con toda su producción, es una combinación de todo eso.

Es algo en lo que puedes vernos siendo aquella pequeña banda de hardcore de los comienzos, pero también viviendo esos momentos en los que la producción es una auténtica locura. Te vuela la cabeza. No quiero desvelar demasiado, porque queremos que sea una sorpresa, pero hemos querido crear algo absolutamente enorme e impresionante, y al mismo tiempo conservar esos instantes en los que el público siente que seguimos siendo los mismos cinco tipos que simplemente aman tocar música. No somos estrellas de rock inalcanzables. Es todo lo que hay entre esos dos extremos, y hay mucho contenido en medio.

Es el mejor espectáculo que hemos hecho hasta ahora, así que estoy muy emocionado por que la gente pueda verlo”.

A nivel personal, dime cuál es tu canción favorita para interpretar en directo. ¡Tienes que elegir una! 

(Risas) “¿Elegir solo una? Uf… Diría “Prey”. Probablemente sea mi favorita, porque es la canción que eleva de inmediato la energía y el ambiente. La gente canta, baila, se lanza al mosh pit… la conexión está ahí por completo. Para mí, es esa. Siempre ocupa un lugar especial, porque sabemos que en cuanto empieza, todo el lugar simplemente… ¡boom!

De toda vuestra carrera, quiero que me digas el concierto más loco que recuerdes. 

¿El concierto más loco? ¡Joder, qué pregunta más difícill! (Risas).

Hay uno que probablemente destaca por encima de todos: cuando encabezamos el Wacken Open Air. Aquello acabó apareciendo en la película ‘Viva the Underdogs’ (Ndr: Documental que narra la historia de Parkway Drive, y fue una locura, porque realmente no esperábamos llegar a ese nivel. Era algo enorme.

Antes del concierto, me esperaba que lloviera, que algo saliera mal… incluso pensaba que la gente no querría vernos. Tenía esa vocecilla en la cabeza diciendo: “Nadie quiere verte tocar”. Recuerdo que, cinco minutos antes de salir al escenario, me acerqué al lateral, miré al cielo y no había ni una nube. Día perfecto. Y cuando miré al público, estaba absolutamente lleno. Pensé: “Joder, esto va a pasar de verdad”.

Desde ese momento, el concierto fue simplemente perfecto. Gente hasta donde alcanzaba la vista, saltando y cantando desde la primera canción. Durante todo el show pensaba: “No puedo creer que esto esté ocurriendo”. Fue un concierto que se sintió como un sueño.

Ah, y además… ¡La madre de Jia (O’ Connor, bajista) hizo crowdsurfing! Fue increíble”.

Formasteis parte del cartel del Resurrection Fest en 2019 y en 2023. Cuéntame la experiencia de tocar en el festival y si tienes alguna anécdota entre bastidores graciosa que recuerdes. 

“Resurrection Fest ocupa un lugar muy especial en nuestro corazón. Es un festival increíble, y el público siempre ha sido fantástico con nosotros. Era el festival en el que queríamos tocar desde hacía unos diez años, pero nunca habíamos tenido la oportunidad. Y la primera vez que lo hicimos fue una auténtica locura.

Recuerdo que había literalmente truenos y relámpagos justo antes de salir al escenario. Creo que todo el festival estuvo parado alrededor de una hora antes de nuestra actuación, y no esperábamos poder tocar. Tuvimos mucha suerte de poder hacerlo al final, y la energía del público fue increíble, cantando cada palabra.

Siempre lo decimos: los españoles son los que más fuerte cantan. Es algo cultural, los coros son de otro nivel. En Resurrection lo recuerdo perfectamente: pensé “no puede ser tan alto”, me quité los tapones de los oídos y fue como… “¡guau, joder!”.

No tengo una anécdota graciosa en concreto, solo recuerdos maravillosos de las dos veces que hemos tocado allí. Es más bien lo especial que es ese festival. Cada vez que volvemos, es un punto culminante para nosotros, algo que siempre esperamos con ganas. Tiene una reputación excelente, y cualquier festival que recordamos con tanto cariño hoy en día… eso es muy, muy bueno. Ah, y sí, los rayos antes de salir al escenario fueron realmente aterradores”. (Risas)

Winston McCall reventando el escenario del Resu 2023. ¡Poco más y no sale en llamas! | Foto: Hughes Vanhoucke.

Dime tu ciudad española favorita. No solo por el público, también por su cultura. ¡Te dejo elegir más de una en esta, venga! 

“Quiero decir, Madrid y Barcelona, obviamente, son las capitales, pero la energía allí siempre ha sido absolutamente increíble para nosotros.

Recuerdo que algunos de mis mejores recuerdos son de los primeros conciertos que dimos cuando empezamos a venir a España, tocando en clubes muy pequeños de Barcelona. Creo que tardamos un poco más en llegar a Madrid; las primeras veces solo actuábamos en Barcelona. Eran locales diminutos y sofocantes, sin aire acondicionado, completamente abarrotados. Tocábamos sin camiseta, empapados de sudor. Recuerdo hacer “crowdsurfing” sobre la gente en un club minúsculo y acabar tocando encima de la barra, al otro lado del local, mientras el resto de la banda seguía tocando al otro extremo.

Era ese ambiente de fiesta total, completamente descontrolado, pero en el mejor sentido posible. Por eso, creo que cuando empiezas así, esos lugares se vuelven especiales. Y desde entonces todo ha ido creciendo. El hecho de poder volver ahora, pero esta vez con toda nuestra producción y mostrar a todo el mundo hasta dónde hemos llegado, es algo realmente increíble”. (Es altamente probable que nuestro protagonista se refiera a su fecha en Mephisto en 2007 o en KGB dos años después, ¡Dinos en los comentarios si asististe a alguna de las dos fechas en la ciudad condal!) 

Como buen australiano eres surfista. Cuéntame la vez que más miedo has pasado subido a una tabla y cuál es la ola más alta que has llegado a surfear. 

“¡Todos en la banda lo somos! 

He surfeado muchas olas grandes, pero probablemente uno de los momentos en los que más miedo he pasado fue hace un par de años, en Banzai Pipeline, en Hawaii (Ndr: Una rompiente de olas a la que habría que tenerlos bien puestos para ponerse de frente. Es un buen nombre para una banda de NWOBHM, ¿No creéis?). Las olas eran enormes y las condiciones no eran buenas, lo que lo hacía aún más peligroso.

Me quedé solo en el agua al final del día, los socorristas ya se habían marchado. Remé para coger una ola, la perdí, me giré y vi en el horizonte una serie de olas gigantescas acercándose. Pensé: “Vale, ahora tienes que remar”. Empecé a remar con todas mis fuerzas para sumergirme bajo una, y pensé: “Dios mío, esta me va a matar”. Salía a la superficie y venía otra, y tenía que remar el doble. Cada vez estaba más cansado, apenas podía respirar. Fueron seis olas seguidas, y pensé: “Si la cago ahora, si pierdo la tabla y se rompe el invento, no hay nadie aquí; me arrastrará mar adentro y voy a morir”.

Así que solo me repetía: “Tienes que conseguirlo, tienes que conseguirlo”. Fue el momento más intenso que he vivido surfeando. Por suerte, pasé bajo la última ola, el mar se calmó y pude darme la vuelta y dirigirme hacia la playa. Llegué justo antes de que se pusiera el sol, completamente exhausto… pero lo conseguí.

Surfear es como ver venir hacia ti olas del tamaño de una casa. Y cada vez que te sumerges bajo una, te sientes más cansado, con menos aire. Solo piensas: “Si fallo al meterme bajo esta ola y me atrapa… adiós”.

¿Has hecho surf alguna vez en España?

“No, todavía no. Creo que algunos de los otros chicos sí lo han hecho, pero yo no he tenido la oportunidad. No he surfeado en ningún lugar de Europa.

Cuando éramos más jóvenes, solíamos llevar las tablas de surf de gira, sobre todo cuando tocábamos menos conciertos. Pero cuanto más empezamos a girar, más nos dimos cuenta de que un viaje de surf es algo completamente distinto a una gira. Así que, de momento, no he tenido la ocasión”.

Este mes hemos perdido dos leyendas de muy distintos estilos, por un lado Ace Frehley de Kiss y la prematura pérdida de Sam Rivers. ¿Has llegado a tratar con alguno de ellos en persona?

“No he llegado a conocer a ninguno de los dos, pero hemos tocado con Kiss antes, aunque Ace ya no estaba en la banda en aquel momento. También hemos tocado con Limp Bizkit, y son absolutamente increíbles.

Está siendo una época muy dura… Muchos artistas increíbles han fallecido recientemente dentro de la escena del metal, y ha sido realmente difícil para todos. Parece que cada mes, de repente, alguien a quien admiras, un artista increíble, se va. Ha sido implacable. Y, además, en ambos casos fueron pérdidas totalmente inesperadas. Los dos contribuyeron enormemente al rock y al metal. Quiero decir, Kiss es Kiss, ya sabes. Y, por otro lado, Limp Bizkit tiene una formación que siempre ha sido sólida.

Sus canciones son de esas con las que pueden montar un repertorio entero y que todo sean himnos, temas icónicos. No creo que haya una sola banda de metal o rock que no haya sentido, directa o indirectamente, la influencia de alguno de ellos, porque ambos tienen un peso enorme en la historia de la música.

Así que sí, es realmente triste. Cada vez que sucede algo así, te hace reflexionar sobre tu propia vida, sobre lo que estás aportando y sobre la importancia de aprovechar la oportunidad de ver a los artistas mientras siguen ahí, haciendo lo suyo. Porque nunca puedes dar por hecho que volverás a verlos sobre un escenario si dejas pasar la ocasión”.

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