Tarque en La Riviera. Foto: Alfonso Dávila.

Hace pocas semanas se confirmó tu participación en el Weekend Beach Festival. ¿Cómo os tomaréis esa cita?

“Pues con mucha alegría, porque tocar nos encanta, es el premio que hemos ganado con nuestra profesión. Daremos nuestro show, pero no de una manera más especial que otros, siempre intentamos hacer el concierto que queremos hacer”.

¿Qué opinas de los carteles eclécticos como el del Weekend Beach Festival?

“No tengo ningún problema, me gusta tocar para el público que quiera venir. Es verdad que en este tipo de festivales no suele estar tu público habitual, no es como estar en una sala donde todos son fans, pero te da otra oportunidad. Yo he conocido inesperadamente muchas bandas en festivales. Creo que está bien que te pueda escuchar otro tipo de público”.

¿Acostumbráis a priorizar algunas cosas en el repertorio?

“Nosotros no solemos hacer distinciones, aunque sí es cierto que a veces te dan un tiempo más limitado para tu show. A veces puede ser una hora, una hora y diez, o incluso cincuenta minutos hemos llegado a hacer, a pesar de que nuestro concierto es de una hora casi cuarenta. Entonces hay que quitar algún tema y eso nos supone un pequeño drama, pero bueno, intentamos que el show sea lo más concentrado y enérgico posible”.

Sueles girar habitualmente por salas, ¿pueden existir en perfecta armonía con los grandes festivales?

“Podríamos comparar la proliferación de festivales con la de los centros comerciales frente al pequeño comercio, se lo comen. Si acostumbras a las nuevas generaciones a ver por x dinero a veinte bandas, puede que luego les despiste entender que para que un grupo toque en una sala se necesita un alquiler… Es decir, no hay detrás una red de espónsores o subvenciones públicas, que es con lo que cuentan los festivales.

Creo que se debería prestar atención a las salas como plataforma para que los grupos que están en festivales comiencen sus carreras. No quiero ser detractor de los grandes festivales, porque yo también los hago, pero hay que prestarles más atención a las pequeñas salas porque es lo que pasa con el grande y el pequeño comercio. Muchas bandas que han llegado a festivales han empezado en salas, no podemos quitar ese caldo de cultivo porque entonces no habrá grupos emergentes. Las bandas no empiezan en festivales, empiezan en salas y garitos”.

Foto: José Filemón

Has agotado entradas en la mayoría de fechas de tu gira por salas…

En todas excepto dos, si no me equivoco. Pero yo soy un privilegiado, vengo de una banda como M Clan, superfamosa, supervendedora… Es un clásico en España, tenemos siete u ocho temas que conoce todo el mundo, no juego en la misma liga que grupos emergentes que comienzan… Yo estoy hablando del futuro de la música, me refiero a los grupos que están empezando y meten cincuenta, sesenta o cien personas, ahí es donde hay que ayudar a esta gente. Los artistas como yo no necesitamos un empujón, ya tenemos una inercia”.

¿Qué diferencias adviertes entre la gente que va a verte en solitario o con M Clan?

“El público de Tarque no es tan generalista. M Clan es un grupo que le puede gustar no solo a gente del rock, sino también de otro tipo, que conoce las canciones y forman parte de su vida. El público de Tarque es más melómano y rockero”.

¿Cambia tu forma de componer según sea para M Clan o Tarque?

“No realmente, he compuesto canciones para M Clan en las que también ha estado Carlos Raya… Al final, con una idea o sin ella, nos juntamos varios compositores y lo empezamos a moldear. Es verdad que Raya tiene un peso específico como guitarrista y esto a veces hace que avancemos más rápido. Aparte de eso, también existe una dirección más hard rock y esto hace que no divaguemos tanto, vamos más al grano”.

¿Entonces en M Clan os dispersáis más?

“Bueno, es un grupo con un espectro más amplio y que además tiene treinta años…Hemos hecho rock de todo tipo, más duro, más blando… Hemos tocado incluso country rock y otros palos que nos gustan. De hecho, no escucho mucho rock, escucho de todo. Por eso en M Clan no nos ceñimos solo al rock duro o a una guitarra potente, podemos tirar para muchos sitios…Divagar no es una palabra peyorativa, sino todo lo contrario”.

El último disco de Tarque ha sido muy bien acogido tanto por medios como público, ¿no te coloca eso el listón muy alto de cara al siguiente trabajo?

“Después de tantos años haciendo discos que han tenido más éxito que Tarque a nivel mediático o de ventas no me asusta mucho. Tengo la suerte de poder trabajar en equipo, nos apoyamos los unos a los otros, y no queremos hacer algo que estén esperando los demás, sino que a nosotros nos guste. Si estás demasiado pendiente de lo que hacen los demás, no estás siendo muy sincero contigo mismo y te puedes perder. Es importante que lo que haces te convenza a ti primero, y si luego convence a los demás, pues bienvenido sea”.

Imagino entonces que seguirás con tu carrera en solitario en el futuro…

“Sí, sin ninguna duda. De hecho, esta semana vamos a empezar a currar en alguna idea ya para el siguiente, que no sé cuándo saldrá… Siempre me gusta ir con mucho tiempo de margen”.

¿Qué hay de M Clan?

“Pues tenemos que tener algunas reuniones porque sí que nos gustaría hacer algo nuevo. No tengo claro si sería un álbum completo, o solo algunas canciones, ya que ha vuelto esa tendencia de sacar temas sueltos. Esto último también tiene su gracia, porque no estás supeditado al concepto de álbum, que en ocasiones puede quedarse obsoleto o arcaico. Con Tarque sí que me gusta mantener ese concepto clásico del álbum con diez o doce canciones”.

Se habló de un posible disco de versiones, ¿es cierto?

“Bueno, a nosotros siempre nos ha gustado hacer muchas versiones, algo que en ocasiones no se ha entendido bien o ha sido incluso criticado. Crecimos con la música porque nos gustaban otras bandas, porque somos fans de la música, por lo que hacer versiones u homenajear es una buena manera de traer a la luz canciones que estaban escondidas o llevarlas a nuevas generaciones. “Maggie May”, por ejemplo, es una canción que en España se volvió a poner de moda gracias a M Clan, no a Rod Stewart, con “Llamando a la Tierra”, Steve Miller Band reeditó sus grandes éxitos en España por la canción de M Clan… Siempre nos ha gustado hacer versiones, es un homenaje a la música que amamos, por lo que no sé si un disco entero, pero puede que sí que hagamos alguna versión”.

“Bombas en son de paz” parece que estará permanentemente de actualidad…

“Bueno, yo preferiría que no lo estuviera. Al final se habla de la guerra y de gente inocente pagando un precio por decisiones de otras personas, que están sentadas en despachos, que están haciendo geopolítica y están actuando… Bueno, todo esto en realidad es más complicado de lo que yo estoy diciendo, pero es la verdad. Provoca impotencia y rabia que después de miles de años sigamos siendo los mismos egoístas e hijos de puta. Es una canción que nace de la rabia y de la tristeza”.

Con tu trayectoria en solitario, algunos quizás descubran tu faceta más dura, ¿no?

“Si alguien conoce a M Clan desde que se inició, sabe que soy amante del rock duro y del rock sureño, pero puede ser que haya gente que no conozca los primeros discos de M Clan que se haya sorprendido. Siempre he sido amante del rock, esto no se decide, se siente y se es. La verdad es que sí me apetecía hacer algo más rockero al margen de M Clan.

Hay como una obsesión en buscar un conflicto en esto, como si M Clan no me gustara y tuviera que renegar de algo, pero no es así. Puedes hacer dos proyectos a la vez, que cada uno sea diferente al otro, y los dos te pueden gustar. El mundo del rock a veces es demasiado radical y talibán y parece que si no tocas la guitarra tan dura, pues ya te has vendido, etc. La música ahora es mucho más amplia y las emociones están por encima de esa especie de militancia que se ha quedado un poco obsoleta, ¿no?”.

Hablando de gustos, ¿qué sueles escuchar habitualmente?

“Te sorprendería lo que me puede llegar a gustar. ¿Por qué tengo que comer todos los días paella? A mí me gusta la paella, pero también mucha otra comida y quiero probarla toda. Hay cosas que no me gustan o no soporto, pero todo tiene su momento. Cuando me preguntan: “¿Cuál es tu plato favorito?”. Pues voy a hacer paella, que en este caso es el rock.

Al final es una cuestión de gustos y variedad. Si estás todo el día escuchando AC/DC, que ya lo he oído hasta la saciedad, porque era fan de AC/DC con 11 años y tengo ahora 54, pues imagínate, habrá más cosas para disfrutar. Que cuando ponen AC/DC sientes algo especial y te brota una lagrimilla, pues sí, pero no se puede vivir solo de escuchar AC/DC porque sería un aburrimiento.

La verdad es que no suelo escuchar muchas cosas nuevas, aunque lo intento. Con los años has vivido muchas cosas, por lo que es difícil sorprenderte con algo, pero sí hay cosas que me gustan, aunque no me hagan el mismo punch que AC/DC o The Black Crowes cuando salieron. Escucho, por ejemplo, una banda californiana como Dirty Honey, que me encantan, pero no me vuelven loco. Me recuerdan a Aerosmith o AC/DC, cosas que ya me han emocionado en su momento. Con Rival Sons o Royal Blood pues me pasa un poco igual, me gustan, pero no me destrozan. Greta Van Fleet me parecen buenos, pero si quiero escuchar algo parecido, me pongo a Led Zeppelin, no sé…”.

¿No ha habido ninguna banda que te haya dejado en plan: “¡Esto no lo había escuchado nunca!”?

“¿Últimamente? No lo recuerdo. Hay muchas cosas que me gustan. He descubierto a una cantante norteamericana llamada Grace Potter, que es así como rockerilla, con cosas de americana, muy bien producida. El disco ‘Mother Road’ es de los que más escucho últimamente”.

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Alfredo Villaescusa

Eclecticismo en vena. No hay nadie que no dispare el viernes por la noche, ni hay quien esquive los disparos.

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