Entrevistas |Jorge Zúñiga y Juan Carlos Guerrero (La Trinidad)

«Vamos descubriendo que el mundo es una mierda infecta»

Por: Alfredo Villaescusa

Salir fuera de la zona de confort para tomar perspectiva siempre suele ser buena idea. Incluso para estos malagueños que superaron un bloqueo creativo montándose en un hidropedal con el productor Carlangas y dicha extrema experiencia valió para marcarse un álbum tan versátil como ‘Sheriff Playa’, con sonidos que van desde el post punk al dub. El bajista Jorge Zúñiga y el batería Juan Carlos Guerrero no dudaron en dejar entrar a Alfredo Villaescusa en su nuevo universo luminoso cargado tanto de estrellas europeístas como de costa tropical. Acomodarse en una tumbona nunca estuvo reñido con la actitud.

¿Cómo surgió el título de ‘Sheriff Playa’?

(Jorge Zúñiga) “Es el nombre de un chiringuito de El Palo, Málaga. La historia es que nosotros hemos grabado el disco con Carlangas y antes de grabarlo quedamos con él como una primera toma de contacto, para llevarle al local, enseñarle los temas y entrar en una vibra ya guay. Nos fuimos a la playa y allí se nos ocurrió alquilar un hidropedal. Cogimos posiblemente el peor que había y estaba todo hecho mierda, así que nos estrellamos contra una roca, tuvieron que venir los muchachos que llevaban lo del hidropedal a salvarlos la vida básicamente. Cuando salimos de allí, justo enfrente había un chiringuito llamado ‘Sheriff Playa’. Hicimos entonces la canción que abre el álbum y luego para elegir un nombre pensamos que ‘Sheriff Playa’ sería un nombre que The Clash pondrían a un disco”.

¿Cómo fue tener a Carlangas (ex-Novedades Carminha) de productor?

(J) “Es un tío que entiende la música de una manera muy parecida a nosotros, así que desde el inicio hubo una conexión superguay. Le elegimos a él porque pensamos que podría funcionar, ya que le conocíamos tanto a él como a Novedades Carminha desde hace tiempo. Es un tío que te saca del tiesto y te hace trabajar de otra manera. Tenía unos métodos de grabar que nunca habíamos probado. Por ejemplo, nos ponía a grabar voces tumbados en el suelo, con una manta encima. Me acuerdo que también grabamos una guitarra de ruido para un tema llamado “Más rápido”, pero eso mejor que te cuente Carlos, que hizo la hazaña…”.

(Juan Carlos Guerrero) “Es que Carlangas como productor es el equivalente a un actor de método. El mejor ejemplo de eso es la guitarra que grabó el otro Carlos. Carlangas quería una interpretación espontánea, furiosa, con un poco de violencia, por lo que pidió que alguien se prestara como voluntario para putear al guitarrista cuando grababa y todos me eligieron a mí, así que entré en la cabina con el otro Carlos y me dediqué a tirarle de los pelos, pellizcarle, darle pequeños puñetazos… (risas). Al final salió una toma muy buena, tanto que se tuvo que repetir. Si te explican esta historia, yo creo que se puede llegar a disfrutar más el tema”.

Hay una evolución considerable desde ‘Los edificios que se derrumban’, ¿no?

(J) “Hay un cambio bastante grande en nuestro sonido. Es cierto que seguimos siendo La Trinidad, un grupo con un tipo de letras y una identidad, pero hemos ido a buscar una cosa completamente distinta. Por ejemplo, en ‘Los edificios que se derrumban’ había canciones que igual tenían 40 pistas, entre batería, capas de guitarra, bajos, sintes, mientras que en este álbum hay muchas menos, es un trabajo con los elementos justos. Buscamos un sonido muy característico para bajo y batería, de guitarra hay mucho menos, y también elementos que podrían calificarse como experimentales para lo que hacemos nosotros”.

Antaño os consideraban como el sonido estandarte del sello Sonido Muchacho. ¿Os agradaba esa categorización?

(JC) “Yo en su momento lo veía bien porque hemos tenido la oportunidad de formar parte de una nueva generación de música de guitarras, haber formado parte de esa escena era algo bastante lógico”.

(J) “Creo que es algo sobre todo más generacional que de sonido. Desde el boom de Carolina Durante, Cariño y todas estas bandas se ha recuperado la música de guitarras y nosotros estábamos justo ahí. Tuvimos entonces la suerte de fichar con Sonido Muchacho y tal vez por eso pertenezcamos a esa estela. Justo el otro día hablaba con un hombre en Cáceres, cuando tocamos allí, y me decía: “Oye, fíjate incluso que hay gente que piensa que sois de Madrid”. Y yo le decía: “Qué va, somos de Málaga”. Mira, eso sí me molesta”(risas).

Este material es mucho más luminoso que el anterior, creo que se nota bastante…

(J) “Esa sensación puede ser porque como hay muchas menos cosas, todo se entiende mucho mejor. En el otro disco sí que había mucha guitarra superpuesta, mientras que ahora hemos intentado hacer más con menos. Sí que es cierto que puede ser más luminoso el sonido de la batería, que suena como una caja de ritmos básicamente, el sonido del bajo…”.

(JC) “El hecho de que las voces se entiendan mucho mejor también le da una energía diferente al disco. Tiene un componente rítmico que lo hace más bailable probablemente. De hecho, eso lo notamos tocando las canciones nuevas en directo, la gente no las conoce, pero les vemos con más ritmo, como con más buen rollo en la pista”.

“La vieja Europa” posee alma reggae, pero luego la letra parece bastante crítica…

(J) “Pienso de nuestro propio disco que las canciones en realidad son bastante distintas. De hecho, nos costó un montón elegir los singles, porque había muchas canciones que nos gustaban. La letra de “La vieja Europa” habla de unos problemas que tuvo Sixto (cantante y guitarrista) relacionados con una pérdida, que eso era un poco de lo que se solía hablar en el anterior trabajo, por lo que con esto como que se cierra una etapa”.

Habéis definido ‘Sheriff Playa’ como “sonido Nueva York grabado en Motril”. ¿Cuáles fueron vuestros referentes?

(JC) “Pues estamos hablando de todo el sonido Nueva York de post punk, al igual que de grupos tipo Au Pair, que son británicos, y otras cosas aparte de los ochenta juegan un papel importante en este disco. Ahí tenemos a Gang of Four, o Talking Heads, que formaban parte de la movida del CBGB. Lo llamamos sonido Nueva York grabado en Motril porque parece una cosa más banal, pero la grabación en el estudio de Motril fue una de las experiencias fundamentales a la hora de afrontar el disco. Grabar allí y luego una buena cena y una borrachera en el bar El Paso de Motril era parte de todo aquello”.

Aseguráis del mismo modo que ahora “el aire” es un instrumento más…

(J) “Entre nosotros solemos quejarnos de que la mayoría de la música que se hace en España está demasiado llena, con mucha guitarra, mucha compresión… Está todo como muy lleno. Planteamos hacer algo diferente a todo eso y ahí el silencio juega un papel muy importante. “Aprende a gestionar tu fracaso con nosotros”, por ejemplo, es solo bajo y batería, pero el riff de bajo deja muchísimo espacio”.

(JC) “La referencia que utilizamos para eso no es tanto el post punk del que hablábamos antes de Nueva York o de la new wave en Reino Unido, sino la música dub, en la que está todo mucho más espaciado, cada instrumento encuentra su espacio propio, y todo junto es una argamasa que solo tendría sentido con el aire de por medio. No tiene nada que ver con las producciones actuales de las que pretendemos alejarnos, como por ejemplo, las del famoso noise pop español, que no nos representa tanto”.

¿Lo de hacer un disco que ni llega a la media hora entraría dentro de los gustos personales?

(JC) “Más que algo buscado por una referencia clara vendría por ese juego de volver a la base y a lo esencial, que también incluye un ejercicio de contención, tener claro el concepto de la canción y no desarrollarlo más. Eso nos pasó sobre todo durante el trabajo de preproducción con Carlangas. En esas sesiones, una de las cosas que nos dijo fue: “¿Para qué más?”. La poca duración es parte del minimalismo del disco”.

¿“Muchos principios y muy pocas ganas” podría resumir el pensamiento de vuestra generación?

(J) “La primera estrofa de esa canción es muy generacional, sí. Esa letra se le ocurrió a Sixto y era una estrofa más que se convirtió en título porque condensaba todo lo que decía la canción. Habla de algo muy actual, al igual que la canción “6,30”, “una hora de mi vida no vale 6,30”. Las letras del disco a veces supusieron un problema para Sixto, ya que no sabía de qué escribir y al final lo acabó haciendo de lo que vivimos y de la mierda de situación que tiene nuestra generación ahora mismo. Nos enfrentamos a una realidad y a un futuro que es una mierda y qué mejor que escribir sobre ello ahora que hemos dejado la universidad y empezado la vida adulta. Vamos descubriendo que el mundo es una mierda infecta” (risas).

(JC) “En esa canción se condensan también otros dos conceptos que se van a dar en todo el disco. Por un lado, tenemos la reivindicación. ¿Qué te voy a contar de ser autónomo, artista y joven? Luego tenemos un trasfondo un poco festivo, porque la letra, sin dar demasiados detalles, cuenta además una mala experiencia por la noche. Juega con esas dos cosas. Es una especie de pastiche en ese sentido”.

Cuando entrevisté a La Plata me dijeron que más que grupos concretos, estaban influidos por un movimiento generacional. ¿Os sucede lo mismo?

(JC) “Es algo imprescindible. La música que hacemos tiene mucha unión con lo que escuchamos. Es evidente que la creación artística, y más en un grupo como el nuestro con un mensaje político social, no se puede desentender del ambiente en el que nos manejamos. Tener un grupo también tiene unas implicaciones muy importantes sobre cómo funciona nuestra generación. La realidad que vivimos es probablemente la mayor de nuestras influencias”.

Escucha ‘Sheriff Playa’ en Spotify:

 

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