Entrevistas |Alejandro Sola (Knights of Blood)

«Las demencias de la sociedad han sido la principal fuente de inspiración para nuestra música»

Por: David Esteban

 


El pasado mes de febrero veía la luz ‘El lado oculto’, tercer disco de Knights of Blood - además de el segundo de su trayectoria de larga duración - que supone un evidente paso adelante en la trayectoria de la formación de metal granadina. Con motivo de este estreno, David Esteban charla con el bajista Alejandro Sola.

Para los que no os conozcan, ¿podéis presentar a la banda, miembros y cómo os conformasteis como grupo? ¿De dónde proviene el nombre de la formación?

“¡Buenas a todos! Somos Knights of Blood, una joven banda de metal procedente del norte de la provincia de Granada. Nuestros inicios, por tanto, fueron bastante dispersos. Encontrar, en el entramado de pueblos de tamaño medio y reducido que constituye el norte de la provincia granadina, no sólo a músicos sino a músicos de nuestro estilo suele deberse al más puro azar. Y esto es exactamente lo que ocurrió en nuestro caso. El primer “proyecto musical" entre miembros de nuestro grupo data de 2012, según creo recordar. Fue un intento de grupo de thrash tipo los primeros Metallica, Slayer, Kreator, Sepultura, etc. del que formamos parte José y yo. Ciertamente esto no fue lo mejor que surgió de nuestro encuentro fortuito en el patio del instituto. Poco después perdimos el contacto y, al cabo de un año o dos, José me llamó buscando un bajista para un concierto inminente que tenía que dar con su nueva banda, “Knights of Blood”, con voces (en plural, sí, durante el primer medio año de existencia del grupo) femeninas y con un miembro del Ayuntamiento en la batería. No tenía nada mejor que hacer así que decidí unirme.

José y Mirea se conocieron en el pueblo en el que han vivido desde siempre y donde siempre ensayamos, Cuevas del Campo, debido al interés que suscitaba "el jebi del pueblo” entre los melómanos más jóvenes, como Mireia. Ella y yo nos conocimos, como es obvio, cuando entré a la banda, en torno a 2014. Desde entonces hasta aproximadamente 2016 fuimos primordialmente un cuarteto: José a la guitarra, Mireia a la voz y yo al bajo. No tuvimos un batería “propio” hasta que llegó Kyle. El primer batería no podía seguir el ritmo de los ensayos porque estaba en una fase de su vida donde priorizaba otros asuntos. Lo sustituyó Pedro, el batería del grupo Gatö Negro, con quien comenzamos a coger cierto rodamiento en la escena local. Pero él tenía ya una banda que estaba luchando por consolidarse y no podía dividir su tiempo en dos grupos diferentes. De forma que el puesto quedó vacante de nuevo.

José y Javi ya habían comenzado a tocar la guitarra juntos y, al ver que se entendían musicalmente, decidieron que a partir de ahora tendríamos dos guitarristas. En cuanto a Kyle, no sé cómo le convencieron para unirse. Ya nos había visto en directo y no le gustamos nada (teníamos un setlist de canciones propias que no vieron nunca la luz y varios covers, Mireia por aquel entonces cantaba bastante mal, José y yo no éramos precisamente Paganinis -aunque nos defendíamos-, etc.). El caso es que aceptó unirse y, desde entonces, cogimos un impulso inaudito, grabando nuestro EP ‘Revolución’ en 2017, el primer LP ‘Falsa realidad’ al año siguiente y, este 2020, ‘El lado oculto’, nuestro segundo LP.

En cuanto al nombre, debo decir que es algo que la gente no suele esperarse. Muchos creen que tiene algo que ver con Warhammer, con alguna película o disco/canción con nombres similares, etc. La cosa es que lo puso el teclista del grupo. Sí, teclista. Estuvo en la banda antes que yo, pero estuvo menos de una semana. Lo suficiente para proponer el nombre e irse. Al principio no nos convencía mucho, pero lo fuimos dejando y, como no se nos ocurría nada mejor, lo dejamos tal y como está. Con el tiempo nos hemos acostumbrado y ya hasta nos gusta y todo”.

El lado oculto’, título del nuevo disco y segundo en vuestro haber, ¿en qué se diferencia de vuestro debut en larga duración ‘Falsa realidad’ de 2018?

“Sobre todo en la producción y en el trabajo que ha llevado detrás. Falsa realidad lo grabamos como el primer EP, pero a lo grande. Compusimos los temas igual que para el EP, sin rumbo fijo, sin plazos y sin la grabación en mente. Simplemente surgieron, tomaron forma en directo y los grabamos casi tal y como ya los traíamos preparados. No hubo apenas trabajo de pre-producción. Además, pese a ser el primer disco en que recibimos ayuda de Duque Producciones, no podíamos permitirnos mucho tiempo en el estudio, y estó se juntó con varios inconvenientes de nuestros productores, Kike y Fer (de Opera Magna). Finalmente no pudimos mezclarlo bien, se editó con prisas, no pudimos estar presentes durante la masterización, etc. El resultado no fue malo, principalmente debido a que la gente de Fireworks Estudios lo hizo bien y facilitó que nuestras ideas contrapuestas (entre los miembros del grupo) acerca de cómo debería sonar esto, aquéllo, etc. no quedasen en nada.

Knights of Blood junto a Alberto Rionda.

El producto, así pues, fue suficiente pero no muy satisfactorio (mayormente por culpa nuestra). Por ello, cuando encaramos la grabación de El lado oculto, comenzamos por la base de todo. Nos pusimos un plazo para componer los temas y grabamos una maqueta con ellos, de forma casera. La enviamos a nuestra agencia y a Alberto Rionda (con quien ya habíamos contactado, a través de Duque, para grabar el disco), nos dieron feedback, cambiamos parte de las canciones y entramos al estudio. Esta vez nos aseguramos de pasar tiempo “de más” en el estudio, pudiendo aprovecharlo perfectamente y garantizando cierto descanso y que estuviésemos presentes a lo largo de todo el proceso de masterización y demás.

Además de esto, los métodos de trabajo que nos transmitió Alberto fueron muy útiles. Cabe mencionar el “mapa de armonías” que hicimos con él a lo largo de los dos primeros días. Repasamos todas las canciones y Rionda nos señalaba partes de las canciones donde las escalas de los instrumentos y la voz colisionaban, etc., acabando por tener un esquema de acordes, escalas, modos y armonía para todas las canciones. Ver todo esto representado en un papel nos aclaró mucho las cosas. Entre todos hicimos los cambios pertinentes a las canciones y dimos con su forma definitiva.

Pero si hablamos en el plano musical, he de decir que este nuevo disco es, además, un esfuerzo más maduro que el anterior. Las canciones están estructuradas de forma más consciente y han dejado de ser una colección de riffs porque sí (lo cuál no quiere decir que no diésemos con buenos resultados en el disco anterior o en el EP). Todos nosotros estamos mejorando como músicos constantemente. El tiempo que hemos pasado juntos en carretera (tiempo del que carecíamos al grabar los dos discos anteriores) nos ha ayudado a hacer fluir las ideas en el grupo, a debatirlas abiertamente y a no cerrarnos por banda en más casos que antes. Este disco ha supuesto el tiro más certero al sonido que queremos, al menos hasta la fecha”.

Escuchando vuestra música se divisan diferentes influencias de estilos, ¿cómo definiríais vosotros mismos el sonido de Knights of Blood?

“Sí, la verdad es que sí. Cada uno de nosotros ha “mamado” de estilos muy diversos, pese a que lo que nos unió en primer lugar fueron los gustos que sí teníamos en común. Kyle no sabía tocar metal antes de unirse a la banda; lo más extremo que escuchaba era algo de metalcore y su estilo se aproximaba más a Travis Barker (batería de Blink-182). José, pese a haber coqueteado con el metal extremo cuando era más joven, siempre ha sido fanático acérrimo del power metal y el heavy clásico. Mireia aprendió de él sobretodo bandas de estos géneros y, junto al glam y a algunas sorpresas como ciertas bandas de “melodeath”, fueron estos los estilos donde se encontraba más agusto. Javi viraba entre Triana y Five Finger Death Punch (de hecho a día de hoy toca la guitarra española en un coro rociero), y yo escucho desde power metal hasta metal extremo (que suele ser mi predilección). Todos tenemos, asimismo, gustos fuera del metal. Mireia es fanática de Camela, José de Toto y del rock de los 60's y 70's, Javi del flamenco y del rock español (Extremoduro, Fito, etc.), Kyle de música un poco más “mainstream” (21 Pilots, Arctic Monkeys, etc.) y entre mis grupos favoritos de todos los tiempos se encuentran Gwendal, Mike Oldfield, Pink Floyd, Jehtro Tull, etc.

Esta amalgama de gustos distintos se manifiesta, de una u otra forma, en la alternación de pasajes melódicos y acústicos lentos (por ejemplo “En tu memoria”, de este último disco), riffs bailables (como el estribillo de “Perdóname”, del ‘Falsa realidad’), riffs rompedores (como en “El lado oculto”, “Ojos que gritan”, “Síndrome”, etc.) e incluso breakdowns (por ejemplo en “Sed de otros”, de nuestro último disco). Creo que, visto lo visto, la disparidad de estilos puede ser algo bueno y enriquecedor si se consigue canalizar en una cierta lógica a la hora de componer los temas.

El sonido de la banda, por ello, no puede definirse de forma tan sencilla. Ciertamente esto ocurre con casi cualquier banda hasta cierto punto, debido a que el estilo suele cambiar a lo largo de los años, haciendo inservibles a la mayoría de etiquetas que felizmente colocamos a nuestra música. Pero creo que en nuestro caso esta disparidad de estilo tiene más peso de lo normal, puesto que se ha manifestado a todos los niveles, e incluso es nuestra seña de identidad: la aparente disparidad entre la voz melódica de Mireia y los instrumentos rompedores. Pero si tuviésemos que considerarlo todo y buscar una media aritmética en nuestro estilo, creo que podríamos ser considerados heavy/thrash”.

¿Cómo es el proceso de creación para la banda? ¿Qué componéis primero, letra o música?

“Normalmente componemos primero la música (suelen ser primero los riffs de guitarra y, en raras ocasiones, de batería y bajo). Las letras van después, intentando encajarlas en el esquema más o menos cerrado que ya nos hemos construido con los instrumentos. Esto era especialmente acusado en nuestros esfuerzos musicales anteriores a nuestro último disco. Pese a todo, no dejamos de experimentar con cómo componer nuestros temas. Pero sí tenemos pautas comunes que hemos seguido hasta ahora.

Primero, José suele componer la base instrumental de la canción, o bien esta surge de algún ensayo. Luego la aprendemos, tocamos juntos y, una vez tocada de forma simple y básica, pensamos qué debería hacer nuestro instrumento con ese riff de guitarra para elevarlo hasta su máximo potencial (al menos el que nos es posible). Cada uno trae nuevas ideas, se unen, se criban, se tocan, discuten etc., y se da con el esqueleto de la canción. Javi suele componer los arreglos de guitarra y algunos riffs, yo colaboro con unos pocos riffs y con la línea y arreglos del bajo (salvo casos excepcionales donde decidimos que los arreglos de guitarra sonaban mejor en el bajo, como en el estribillo de “Algún día”, de nuestro disco anterior). Kyle, obviamente, compone todas las baterías, e incluso un riff partió de un ritmo suyo en vez de salir de una guitarra. Por último, Mireia escribe la letra y, junto con José, la melodía de voz. La debatimos, se criba, se vota, etc. y con esto ya hemos conseguido la primera versión de una canción. Se toca, se debaten cambios, etc. y la vamos completando hasta que toca entrar al estudio”.

Y ya que hablamos de letra, ¿de qué tratan las letras compuestas por Knights of Blood? Muchas de ellas tienen cierto contenido crítico, social y comprometido...

“La temática social siempre ha sido el eje vertebrador de todas nuestras letras hasta la fecha. Yo no consideraría a Knights of Blood un grupo político per se; es decir, un grupo con intencionalidad política. Somos más bien un grupo de jóvenes que han crecido durante la crisis del 2008 y que ahora han vuelto a encontrarse ante un precipicio: la crisis que traerá la pandemia del Coronavirus. Somos hijos de la crisis y, por ello, las demencias de la sociedad en que vivimos han sido la principal fuente de inspiración para nuestra música. El hambre, la corrupción, la explotación, el abuso de poder inherente a la dictadura del capital, etc. El peso de esta temática en nuestras letras es, por lo tanto, algo normal. Siempre hemos querido enfrentar al mundo tal y como es y no escapar del mismo en tonos y letras fabulosos y ficticios.

Lo que ha cambiado en nuestras letras a lo largo de los años ha sido el enfoque que les hemos dado. Al principio, en el EP, se trataba de temas generales: adicción a las drogas, a las redes sociales, la esperanza y el sentimiento abstracto de rebeldía... Poco a poco hemos ido haciéndolos más personales. Por ejemplo, en “Ya no me das miedo” (extraído de ‘Falsa Realidad’) narrábamos un caso de violencia de género desde la perspectiva de un niño cuya comprensión de la realidad es tan limitada como propia de la infancia. Quisimos plasmar su impotencia y cómo esta se transforma en algo nuevo. Con este disco, ‘El lado oculto’, hemos sido más ambiciosos.

Knights of Blood posando con el premio a la cultura entregado por el Ayuntamiento de Cuevas del Campo.

Nunca planteamos hacer una especie de disco conceptual, pero sí que conseguimos hilvanar la temática de todas las canciones del disco en torno a unos conceptos comunes: el lado oculto, “ura” y “omote”, si usamos los términos de la filosofía nipona que desarrolló esta idea. Quisimos reflejar las diversas dimensiones de ese lado oculto, corrupto, que escondemos al exterior pero que constituye nuestra “esencia” subconsciente como personas y que acaba escapando a su coraza impostada cuando se dan las condiciones propicias, estallando en el caos. Esto es, por cierto, lo que representa la portada del disco, elaborada con Gustavo Sazes.

Este disco constituye, en el plano lírico, el broche de oro de la temática que hemos tenido hasta ahora. Nos gustaría profundizar nuestras letras cada vez más en esfuerzos venideros, y creo que este álbum marca el camino correcto para conseguir este objetivo”.

Supongo que teníais planes de salir fuera y presentar el disco antes de que la pandemia hiciera acto de presencia, ¿verdad?

“Sí, tristemente sí... La gira con Axxis y Regresión iba a ser un pequeño aperitivo para giras más largas que íbamos a hacer a lo largo del año, pero la pandemia del Coronavirus nos tomó a todos por sorpresa y produjo un parón en seco del que la cultura saldrá especialmente mal parada. De todas las conversaciones para tocar en directo este 2020 por ahora sólo permanece el Lanjarock de julio, aunque lo hace sobre la cuerda floja. Pese a todo, ya hemos acordado una gira con Eternal Idol (banda del exmiembro de Rhapsody, Fabio Lione), teniendo lugar en 2021. Atravesaremos junto a ellos las ciudades de Vigo (28 de enero), Gijón (29 de enero), Vitoria (30 de enero) y Madrid (31 de enero). Quizás esta no sea la única sorpresa que nos depare el año que viene...”.

¿Cómo fue la experiencia reciente de abrir para una banda con tantas tablas como Axxis?

“Fue genial. Nos trataron con los brazos abiertos, tanto ellos como nuestros compañeros Regresión. Nos sentimos como en casa, además de que la gira marchó muy bien a todos los niveles. Había tanto hermanamiento entre las bandas que Axxis nos regaló una botella de Jack Daniels y por poco nos duchábamos junto a Regresión. Toda una experiencia, ¡repetiríamos!”.

¿Cómo ha llevado una banda como Knights of Blood el confinamiento?, ¿Quedasteis gracias a los medios virtuales para tocar, ensayar y/o componer?

“Nos fue imposible organizar videollamadas de forma constante, así que durante todo lo que ha sido la “fase cero” de esta cuarentena apenas hemos podido hablar y mucho menos tocar o ensayar; carecemos de los medios necesarios (a algunos incluso apenas les llega el internet). Así que pasamos el confinamiento como una especie de grupo de adolescentes recién entrados en la pubertad, diciéndonos cuánto nos echábamos de menos, saturando el grupo de WhatsApp de mensajes, etc. Cuando por fin pudimos ensayar esta semana fue difícil no violar la distancia de seguridad. Pero al final nos reprimimos y lo canalizamos todo en ensayar sin parar durante horas y horas. Faltaba el cigarrillo de después, vaya...”.

¿Cuáles son para vosotros los tres mejores cortes de los once que componen el disco? Sé que es difícil pero… ¡hay que mojarse!

“Creo que sólo puedo hablar por mí mismo, pero intentaré englobar la opinión de toda la banda con mi elección... Los temas que más nos gustan de este disco serían “Ojos que gritan”, “La era de hielo” y “El lado oculto”. Todos ellos funcionan genial en directo y nos patean la adrenalina hasta el cielo cuando los tocamos en vivo. ¡Esperemos poder sentirlo de nuevo lo más pronto posible!”.

Redacción
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1 comentario

  • Juandie dice:

    Extensa entrevista hacia esta buena banda granaina como son KNIGHTS OF BLOOD a través de su tercer álbum de estudio el cual estoy seguro que les dará el reconocimiento que se merecen en nuestro pais porque de calidad andan sobrados. Cuando pase el puto virus ojala les salgan muchos bolos.

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