Entrevistas |Álvaro Suite

«No se venden entradas para artistas de mi categoría»

Por: Alfredo Villaescusa

Algunos le conocerán por ser el guitarrista que acompaña a Enrique Bunbury en la banda Los Santos Inocentes, pero lo cierto es que el músico y productor sevillano Álvaro Suite posee una amplia trayectoria al margen del aragonés errante, pues ha trabajado con Phil Manzanera (Roxy Music), Nacho Vegas o Rubén Pozo (Pereza), entre otras destacadas figuras. Aparte de eso, ha editado dos discos en solitario, así como varios singles. Con tantos frentes abiertos, no le debe quedar demasiado tiempo libre, pero todavía saca hueco para marcarse una gira en acústico que comenzará el próximo 4 de mayo en el Pub McCartney de Algeciras, tras el que pasará por Madrid en la sala Búho Real el 9 de mayo, el 11 en Valencia, el 18 en Granada y se cerrará esta etapa el día 25 en la sala Lady Drama de Sevilla. Alfredo Villaescusa no pierde la oportunidad de charlar con este inquieto espíritu creativo.

Tienes preparada en mayo una gira en formato acústico. ¿Cómo van a ser esos conciertos? ¿Será repertorio íntegramente tuyo o habrá alguna versión?

“Esta idea de salir de gira a guitarra y voz es algo que tenía pendiente desde hace muchos años. Siempre me dio mucho apuro tocar y cantar solo, sin una banda, o como mínimo, algún otro músico que me respaldara. Incluso en reuniones familiares o de amigos. Pero fue a raíz de acompañar a Rubén Pozo en algunos bolos que me di cuenta de que no había experimentado eso del “acústico”. Por un lado, me enfrento yo solo a defender mis canciones y las pongo a prueba sin adornos de arreglos, sonidos ni trucos de estudio, y por otro, le ofrezco a mi público un formato más íntimo y desnudo, el alma de las canciones.

Respecto al set list, estoy seleccionando las canciones de mi repertorio habitual que mejor pueden quedar desnudas, y las iré intercalando con algunas nuevas que aún no he grabado y algunas versiones”.

Creo que por el norte no tienes todavía ninguna fecha, ¿se confirmará algo en breve?

“El norte es una deuda pendiente. Deuda conmigo mismo, y por supuesto, con la gente de allí que me sigue desde hace años. Ocurre lo que ya te habrá contado mucha gente, es caro salir de gira, no suelen salir las cuentas. Y si bien yo soy de los que guarda siempre algo de dinero para “gastarlo” en llevar mi música a todos los lugares a los que pueda llegar, sí que llevar una banda, alimentarlos, alojarlos, llenar el depósito y alquilar una sala no es viable con una venta de entradas como las que estamos viviendo desde que llegaron los festivales corporativos estos que tanto daño están haciendo al tejido underground; tejido que lleva décadas nutriendo a la industria que ahora nos da la espalda para lamerle el culo a los grandes festivales por unas migajas .

No obstante, con este formato acústico, y con la inestimable ayuda de Mario Malatestta y de mi oficina MusicHunter, estamos viendo opciones para hacer mucho norte este otoño. Bilbao es una de mis obsesiones…”.

Echaste una mano en directo recientemente a Nat Simons como invitado de su fecha en Sevilla. ¿Qué vínculo te une con esta artista? ¿Cómo la conociste?

“No te puedo decir cómo conocí exactamente a Nat. Puede que alguien me hablara de ella, que me la encontrara en redes, o en algún bolo, o un poco de todo lo anterior. Pero fue saber de ella y alegrarme; por ella y por todos los que nos dedicamos a la música. Es una trabajadora de aúpa, con talento a raudales, las cosas claras, buenas canciones, una bandaza, buenas ideas y un empuje bestiales. Me une la admiración, respeto y camaradería que caracteriza a los que nos dedicamos de corazón a esta profesión. En una de mis visitas a Madrid tuve la suerte de invitarla a cantar una de mis canciones y fue flipante”.

Muchos te conocen como “el guitarrista de Bunbury”. ¿Te halaga o te disgusta esa manera de describirte?

”En principio, y según quién y para qué, me halaga, y mucho. Yo me siento guitarrista de Enrique. Y también colaborador, coautor de algunas canciones, arreglista de otras, corista, amigo, compañero, y en general todo lo que alguien pueda sentirse “de” alguien cuando comparte trabajo y pasión con esa persona. Desde luego, ni él mismo ni nadie de los que realmente me conoce se refieren a mí como “guitarrista de…”.

Pero no debemos olvidar que mi relativa popularidad mediática, y especifico lo de mediática para referirme a esa popularidad en redes sociales, en el supermercado o en la calle, se debe al 100% a mi posición junto a Enrique.

Ahora bien, que traten de encasillarme en ese papel para sacar no sé qué tipo de beneficio, pues me resulta un poco estúpido. Hay casos en los que un promotor tiene que poner en el cartel “El guitarra de Bunbury” para poder vender tickets y así poder cerrar las fechas conmigo; me resulta perturbador, pero si quiero trabajar, pues tengo que pasar por ahí. En otros casos, y por mucho que lo digas, se me hace una entrevista y se pone el titular “El guitarrista de…”.

En particular, hay un gilipollas que escribe en no sé dónde de Zaragoza, que me tiene en el centro de la diana y cada vez que hago algo me pone a parir, tirando siempre el mismo dardo de “guitarrista de…”

Sea como fuere, a mí me gusta mucho que me relacionen con Enrique. Él me ha dado mucho más de los que nadie pueda pensar y nadie (excepto Paco Loco) haya hecho jamás. ¡Que me llamen como les salga del carajo!” (risas).

Por cierto, ¿cómo es tu relación con Bunbury? Creo que has participado en sus conciertos de regreso a las tablas del año pasado, ¿cómo recuerdas esos recitales?

“Mi relación con Enrique ya la he descrito antes. Es uno de mi familia. Lo quiero, respeto y admiro como a un padre, un amigo, o a un ídolo de esos que leemos en biografías y decimos: “Joder, me hubiera gustado conocerlo”. Pues yo lo conozco y trabajo con él. ¡Trabajo y creamos música!

Estos conciertos han sido (y van a ser) un alucine. No pensaba que fuera a recuperar tan rápido la fuerza animal escénica con la que ha regresado. Las cosas claras, las ganas renovadas, la energía de un huracán y al ánimo de un señor que se sabe maestro. Fueron unos shows espectaculares. Las caras de su público son un regalo divino. Nuestra relación es maravillosa. Solo la distancia y los periodos en barbecho entristecen lo demás. Además, sin duda, está en un momento muy top de su carrera”.

Diría que tu música en solitario bebe bastante de artistas con los que has trabajado como Bunbury o Nacho Vegas, entre otros. ¿Qué te ha aportado cada uno de ellos?

“¿Nacho Vegas? Pues ya me dirás qué tengo de Nacho, porque lo he intentado y no lo consigo alcanzar ni en el peinado (risas). De Enrique obviamente debo de haber absorbido algo, o mucho, no lo sé, estas cosas nos son tan indescifrables para los propios artistas... Supongo que tantos años cantando con él y trabajando sus canciones habrán hecho algo en mi manera de componer y cantar. Aunque sí te digo que no es mi intención sonar a nadie…

Lo que sí que he aprendido de él es a llevar una carrera con la cabeza bien alta, un sistema de trabajo enriquecedor y constante, la capacidad de saber estar en una gran producción y/o en un escenario con cien mil personas, mantenerte vivo y cuerdo en una gira de nueve meses, funcionar dentro de una maquinaria de primer nivel sin retrasar ni estorbar, ofrecer lo mejor de mí y disfrutar por el camino con un careto de película, y a la vez tener los pies en el suelo y llevar pan a casa para aportar a una familia y al calor de un hogar.

De su música no sé, pero de su saber sí que espero haber aprendido algo”.

Cuando Héroes del Silencio regresaron para una última gira en 2007 no estaba claro si el puesto de segundo guitarra sería para Alan Boguslavsky, Gonzalo Valdivia o cualquier otro. ¿Te hubiera gustado tocar en Héroes del Silencio?

“¿Sale el sol cada mañana?” (risas).

¿Estás trabajando en material nuevo de estudio?

“Algo tengo por ahí entre manos. Lo que pasa es que soy un motivado y además me voy emocionando y planeando mil cosas a la vez. Quiero grabar tres discos, con diferentes músicos y distintas sonoridades (que no estilos), quiero hacer una movida como From the Basement desde mi estudio. Quiero hacer estos shows acústicos, quiero grabar material viejo de otras bandas en las que estuve y no pudimos publicarlas. En fin… mil planes que me tienen todo el tiempo atacado y liado. Así que sí, tengo material nuevo de estudio…”.

Durante 2023 lanzaste algunos singles. ¿Por qué elegiste este formato en vez de apostar por un disco?

“En realidad, tenía planeado publicar un álbum completo. La idea era emular a día de hoy lo que se hacía en los sesenta: lanzar unos singles de adelanto que sirvieran para ver la reacción del personal en redes sociales, en los medios de comunicación y en la escena que me gusta, y que eso sirviera para calcular los márgenes de error a la hora de salir a presentar esas canciones en directos, ya que con ese dinero que esperaba sacar iba a terminar de grabar y fabricar el disco. Pero volvemos a algo del principio: no se venden entradas para artistas de mi categoría.

Así que paré de invertir dinero y me relajé. Y entonces por el camino apareció mi amigacho Álvaro Miranda, ese amigo al que llamas “broder”, con la idea de montar un estudio.

Ahora estoy liado produciendo a otra gente, pero en breve empiezo a poner orden en lo mío”.

Como productor, ¿hay algún grupo que te haya sorprendido últimamente?

”Mi carrera profesional de productor lleva unos diez años en marcha. He producido, arreglado, grabado y participado en muchos discos. Pero mi curiosidad por las tareas que están detrás de cada disco que escucho surgió casi a la vez que mis ganas de tocar un instrumento y montar una banda. A los pocos años de empezar, sería el 95, ya estábamos grabando en un sótano con un 4 pistas creyendo que éramos The Beatles grabando el ‘Sgt. Pepper’s’. Overdubs a todo puño. Efectos, pistas duplicadas, paneos suicidas, etc…

Puedo llegar a sentenciar que me gusta más el proceso de creación y producción de una canción o un álbum que tocar en directo. Tocar para mí son los Stones y grabar los Beatles. Sexo y amor. Ensaladilla y fabada.

Como te contaba antes, hace unos meses decidimos mi socio y yo abrir un estudio. Está en Sevilla. ¡Se llama Graba Graba Hey y es la puta bomba! Estoy feliz haciendo discos y bicheando con mis cacharros. No paro de aprender y de pillar cacharros nuevos, probar mil movidas para encontrar nuevos sonidos o ambientes, o sonar como los discos que me gustan. Además lo tengo como si fuera mi guarida y mola un montón. Me gusta pensar que soy Paco Loco y experimentamos con los sonidos y los horarios. Flipante. ¡Aquí os espero!”.

Alfredo Villaescusa
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