Crónicas

Rata Blanca + Walter Giardino's Temple

«Tres horas y cuarto de gran heavy metal que hicieron que mereciera la pena esperar para volver a verles»

29 noviembre 2017

Sala La Riviera, Madrid

Texto: Borja Díaz. Fotos: Antonio Martín

Casi diez años llevaba esperando Madrid la visita de Rata Blanca. Walter Giardino ha aprovechado además esta gira para traerse a sus Temple, el proyecto que formó a finales de los noventa tras el parón de su banda principal, con Ronnie Romero a la voz. Por lo tanto era doble el motivo para no perderse la que prometía ser una gran noche.

Ronnie Romero y Walter Giardino

La parte lateral delantera estaba cerrada con unas cortinas, imagino que para juntar más a la gente en una sala medio llena (hay que ser positivos), que en los primeros compases de Walter Giardino’s Temple todavía estaba algo fría. Salieron pisando fuerte con “Corte porteño”, uno de los grandes temas que tiene el único disco han editado hasta el momento. Tras “Sobre la raya” llegó uno de los grandes momentos de la noche. Atacaron el “Mistreated” de Deep Purple, con Walter dejándonos con la boca abierta con las improvisaciones a la guitarra que tiene este tema y con un Ronnie imperial a la voz, terminando el sólo sin ningún acompañamiento.

La gente ya estaba metida en faena, lo que contagió al guitarrista porteño que se recorrió el escenario en “Héroe de la eternidad”. La banda favorita de Ronnie es Deep Purple, por ello disfrutó cantando “Lady Double Dealer”, donde los teclados de Javier Retamozo estuvieron a la altura que supone cualquier cancion de los Purple. La base rítmica, la misma de Rata Blanca, con Fernando Scarcella a los parches y Pablo Motyczak a las cuatro cuerdas, empezó a retumbar en el inicio de “Cacería”, lo que nos hizo ponernos a botar. “Azul y negro” nos trajo la tranquilidad, donde la voz más rasgada de Ronnie no me gustó tanto como la original más melódica, grabada por Norberto Rodríguez.

Las versiones se mezclaron en el repertorio con temas propios, y la fender de Giardino no dejó de rugir en “Crying In The Rain” de Whitesnake y “Street Of Dreams” de Rainbow, no en vano tenían que aprovechar que Romero es el cantante elegido por Ritchie Blackmore para la última resurrección del grupo del arcoíris.

La última parte del show nos trajo “Alquimia”, otra de las grandes composiciones de Temple, antes de avasallarnos con “Neon Knights” de Black Sabbath y, tras un descanso, “Lost In Hollywood” de Rainbow, “Speed King” y “Burn” de Deep Purple para despedirse tras casi hora y media.

Rata Blanca venían con ‘Tormenta eléctrica’ editado hace dos años del que sonaron la inicial y coreable “Los chicos solo quieren rock”, las potentes “El jugador” y “Rock And Roll Hotel” y la sentida “Tan lejos de aquel sueño”. Son cuatro grandes temas pero la gente terminó de volverse loca cuando de la guitarra de Walter Giardino salieron las primeras notas de “Solo para amarte” y “La otra cara de la moneda”.

Adrián Barilari

Adrián Barilari sigue llegando a los tonos altos, pero durante toda la noche se le notó más contemporizador que antaño. Eso no nos impidió disfrutar de la potencia y velocidad de “El círculo de fuego”. Los cánticos de “oe, oe, Rata, Rata” demostraban que la gente estaba disfrutando del espectáculo. Como decía al comienzo, las ganas de ver a los argentinos por Madrid eran muchas, quizás por eso nuestras garganta cantaron con más sentimiento que nunca en “Aun estás en mis sueños”.

Tras “Agord, la bruja”, Walter tomaría el micro y, además de reconocer que se llevaban una buena compra de jamones, presentó a su hijo Christian, quien fuera batería de los madrileños Eldorado, que se encargó de las baquetas en “Chico callejero” con su sonido más pesado, antes de que “El sueño de la gitana”, con el teclado de Danilo Moschen dando el toque power, marcara el final. Por cierto, genial el trabajo de los teclados, siendo el complemento perfecto a las melodías de guitarra.

Si alguien soñaba con los bises perfectos, parece que nos leyeron la mente. Después de que sonara la intro “La voces del mar”, Barilari dio todo lo que tenía dentro en “El reino olvidado”, que fue empezar con su endiablado riff de guitarra y hacernos saltar sabiendo que tocaba gastar las últimas fuerzas. Mientras que Adrián nos pedía gritar, Giardino demostraba que los dientes también sirven para tocar la guitarra.

La balda por antonomasia de los argentinos es “Mujer Amante”; el grupo lo sabe, y por eso dejó que fuera el público quien cantase las primeras estrofas. Espectacular imagen con toda la sala con los brazos en altos coreando a la banda. Walter volvería a tomar el micro para recordar la muerte de Guillermo “El negro” Sánchez (bajista durante todos los años que Rata estuvo en activo y que falleció el pasado 27 de mayo) y comentar que seguía con ellos en su memoria. Sustituido por Pablo Motyczak, le dedicaron “El guerrero del arcoíris”, uno de sus temas favorito según nos confesaron.

No podían terminar de otra formar que con “La leyenda del hada y el mago”, y de nuevo la gente cantando y saltando sin parar. Es su gran himno, por eso fue el broche de oro a un gran concierto de una hora y tres cuartos y a una gran noche. Tres horas y cuarto de gran heavy metal que hicieron que mereciera la pena esperar este tiempo para volver a ver a los argentinos por acá, pero esperemos que no tarden tantos años en regresar.

Borja Díaz
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Esta entrada fue escrita por Borja Díaz

1 comentario

  • Jose Martin dice:

    Quería comentar las quejas de las primeras filas de que no se escuchaba la voz de Barilari, y que al final tuvo que dar la vuelta a sus propios monitores para solucionar el problema. Es cierto, yo que estaba en el centro de la sala oía muy baja la voz de Barilari hasta que decidí irme al fondo hasta la mesa de sonido y entonces milagrosamente todo sonaba perfecto. ¿Qué misterio tiene? ¿Es culpa de los altavoces de la sala? ¿No supieron ecualizar bien el sonido? No me parece normal esa diferencia de sonido dentro de un local que tampoco es tan grande.

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