Crónicas

Lacuna Coil + Cellar Darling + Sinheresy

«los italianos llegaron y vencieron, ofreciendo un concierto fenomenal, intenso y pleno de profesionalidad.»

3 diciembre 2017

Sala Custom, Sevilla

Jesús Manuel García Barba

Podría decirse que con Lacuna Coil se cerraba el ciclo de conciertos de bandas de gran calibre en 2017 en Sevilla, y la verdad es que los italianos llegaron y vencieron, ofreciendo un concierto fenomenal, intenso y pleno de profesionalidad.

Para abrir la noche actuaban Sinheresy, con varias similitudes a los cabezas de cartel, como italianos que eran y con voces masculina y femenina también.
El segundo telonero fue Cellar Darling, que también contaban con voz femenina pero provenientes de Suiza.

La hora de comienzo de Sinheresy fue tan temprana que a muchos nos cogió llegando a la sala. Lo que supe de su actuación es que fue breve (unos 30 minutos), y que gustaron. Su rock gótico es más “suave” que el de sus paisanos cabeceras, y su show estuvo protagonizado por su último trabajo de estudio, ‘Domino’. Imagino que esas características parecidas a los cabezas de cartel jugaron a su favor para que el público fuera más receptivo de una manera inconsciente.

Cellar Darling, con un estilo distinto a Lacuna Coil, no dejó indiferente a nadie. Suenan fenomenal y, con una zanfoña y una flauta travesera en su instrumentación, presentan un aire medieval muy auténtico a los temas. El folk metal cuando está bien trabajado suele gustar a la mayoría y ese es el caso de los suizos, que en su día formaron parte de la exitosa banda Eluveitie. La voz de Anna Murphy, verdadera alma de este trío que esa noche se convirtió en cuarteto con el apoyo de un bajista,  se te mete en el cerebro de forma sinuosa y acabas totalmente hipnotizado por su música. Su actuación, de unos 45 minutos, se me hizo corta y cuando más a gusto se empezaba a estar acabaron su show en el que predominaron los temas de su único trabajo hasta la fecha ‘This Is Sound’.  Ojalá vengan por aquí en otra ocasión y si no es de cabeza de cartel.

Cristina Scabbia, cantante de Lacuna Coil

A eso de las 21:00 salían al escenario Lacuna Coil con una impactante imagen. Ataviados con camisas de fuerza y las caras maquilladas con aspecto de tarados peligrosos, los italianos abrieron el concierto con uno de los numerosos temas (siete en concreto) que sonaron de su último disco, ‘Delirium’, titulado “Ultima Ratio”, una expresión del país transalpino muy a juego con el papel de locos que traducen como “la última razón” y que supone una canción más que apropiada para comenzar una actuación. El resto de cortes de última cosecha fueron “Blood, Tears, Dust”, “Ghost In The Mist”, “My Demons”, “Downfall”, “Delirium” y “The House Of Shame”, que fueron intercalando en un setlist bastante equilibrado y bien seleccionado, dejando la última mencionada para el cierre del espectáculo.

La voz de Cristina sonaba nítida y el contraste con la de Andrea, que tiene una especial facilidad para cambiar las tonalidades de la suya sobre la marcha, engancharon inmediatamente a la audiencia.“Spellbound” y “Die & Rise”, de Shallow life y Broken Crown Halo respectivamente, desbordaron a la audiencia; y esa fue la tónica general del público, que además de la profesionalidad del grupo, supo reconocer las ganas de agradar y de darlo todo sobre el escenario.

Otro dato importante a destacar es que las incorporaciones de Marco Coti al bajo, Ryan Folder a la batería y Diego Cavalotti a la guitarra, no han sido para nada traumáticas para la banda, que se encuentra perfectamente compacta y homogeneizada. Pudimos disfrutarlos en un repaso a su discografía en el que sonaron canciones como “Trip The Darkness”, del álbum ‘Dark Adrenaline’, “Swamped” y “Heavens a life” de ‘Comalies’, y “Our truth” de ‘Karmacode’, redondeando una actuación que estuvo cerca de ser casi perfecta. Dicho culmen lo habrían alcanzado de haber hecho algún bis, algo que dejó a todos un poco sorprendidos sabiendo que eran tan sólo las 22:30 de la noche.

Al terminar, se formó una cola para los fans que quisieran saludar a la banda, pedir autógrafos, etcétera. Al parecer fue solo un grupo de afortunados que hubiesen hecho alguna compra en el puesto de merchandising tenían acceso a esta opción, siendo portadores de un billete de color verdoso que remitía a los que regalaba Willy Wonka en “Charlie y la fábrica de chocolate”. Es una forma de reducir la espera y la molestia del grupo después de una actuación, ya que seguro que se encuentran cansados, pero también es una forma de defraudar y marginar un poco al fan que su economía solo le permita pagar el precio de la entrada. Es una pena que con los años y el alcance del éxito, muchísimos grupos no se acuerden de sus comienzos ni de cuando eran unos simples aficionados de otras bandas.

Peros aparte, el paso de Lacuna por Sevilla fue digno de recordar y, como dije al comienzo, digno también para cerrar el ciclo de actuaciones de bandas punteras en este año.

Andrea Ferro, cantante de Lacuna Coil

 

Redacción
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